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Imagen del vehículo que encontraron en la playa de La Solapa y que usaron los sicarios para intentar hacer desaparecer los cuerpos de las víctimas. C7
Operación Rosar: la 'omertá' que encubre a los sicarios que ejecutaron a dos narcos

Operación Rosar: la 'omertá' que encubre a los sicarios que ejecutaron a dos narcos

Tribunales ·

La Guardia Civil trata de esclarecer el asesinato de dos narcos a los que dispararon en sus cabezas por robar coca en Fuerteventura

Francisco José Fajardo

Las Palmas de Gran Canaria

Domingo, 12 de enero 2025, 01:00

La Guardia Civil sigue trabajando de forma intensa en la llamada Operación Rosar, que trata de esclarecer lo que hay detrás de dos ejecuciones que se produjeron en la isla de Fuerteventura en enero de 2021 y que están encuadradas dentro de un supuesto ajuste de cuentas entre narcotraficantes. Según los indicios recabados hasta el momento por los responsables de las pesquisas, dos sicarios desplazados a la isla habrían ejecutado a dos traficantes con disparos en la cabeza por haber robado un cargamento de cocaína que estaba escondido en una vivienda de Caleta de Fuste (Antigua).

Hasta el momento hay ocho personas que figuran en el procedimiento en calidad de investigadas por parte del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 6 de Puerto del Rosario, aunque aún no se ha podido determinar la identidad concreta de los asesinos puesto que todos los implicados han hecho un pacto de 'omertá', un código de silencio que impera en el mundo del crimen organizado. Todo ello, en un caso que conmocionó a la sociedad majorera al unirse en la misma causa circunstancias criminales tan graves como el narcotráfico y ejecuciones llevadas a cabo por sicarios.

Esta investigación se mantuvo bajo secreto de sumario desde que se cometieron los crímenes hasta este momento y apunta a una red criminal que abarca conexiones locales, nacionales e internacionales. La misma ha sido llevada a cabo por la Unidad Orgánica de Policía Judicial (UOPJ) de la Comandancia de Las Palmas, y trata de desentrañar los detalles de la ejecución de dos hombres, Jonathan Armas del Rosario, alias Jony, el Flaco o el Rubio, e Ismael Mohamed Hahmed, alias Jaime o el Viejo, supuestamente, por encargo de una organización dedicada al narcotráfico con conexiones con Latinoamérica.

A la izquierda, el cadáver de Ismael Mohamed Hahmed. A la derecha el de Jonathan Armas del Rosario. C7
Imagen secundaria 1 - A la izquierda, el cadáver de Ismael Mohamed Hahmed. A la derecha el de Jonathan Armas del Rosario.
Imagen secundaria 2 - A la izquierda, el cadáver de Ismael Mohamed Hahmed. A la derecha el de Jonathan Armas del Rosario.

Idearon un autorobo de coca en una 'guardería'. Por miedo a ser descubiertos, ejecutaron a los autores

Fue el 13 de enero de 2021 cuando agentes del Puesto Principal de la Guardia Civil de Morro Jable solicitaron la activación del Equipo Territorial de Policía Judicial (ETPJ) de Gran Tarajal tras el hallazgo de un vehículo Ford Focus, que había caído por un acantilado en la zona de la Playa de La Solapa, en Pájara. Junto al coche se encontraba el cuerpo sin vida de un hombre, que posteriormente fue identificado como Jonathan Armas del Rosario.

Inicialmente el suceso fue tratado como un posible suicidio ya que durante la primera inspección técnico ocular no se encontraron indicios de que hubieran participado terceras personas. Sin embargo, al día siguiente, el 14 de enero de 2021, se produjo el hallazgo de un segundo cuerpo sin vida en la misma zona. Esta vez, se trataba de Ismael Mohamed Hahmed, cuyo cadáver permaneció inicialmente bajo el agua, lo que impidió su localización.

Al igual que en el caso de Jonathan, no se hallaron signos claros de violencia en un primer momento, pero todo cambió tras recibir noticias por parte del Instituto de Medicina Legal de Las Palmas: ambos cadáveres presentaban lesiones producidas por armas de fuego. Este descubrimiento varió radicalmente la dirección de la investigación, que fue transferida de inmediato al Equipo de Homicidios-Personas de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Comandancia de Las Palmas.

Giro radical

Los cuerpos de Jonathan e Ismael fueron encontrados en circunstancias diferentes. El primero fue hallado vestido y presentaba graves lesiones, especialmente en el rostro, lo que indicaba que había sido torturado. Su cuerpo también mostraba dos disparos: uno con orificio de entrada y salida en la cabeza y otro que ingresó por la espalda y salió por el torso. Las evidencias balísticas revelaron que el arma fue disparada desde una distancia cercana, aunque no a quemarropa, y que Jonathan pudo haber intentado huir, ya que su vestimenta presentaba cuatro orificios adicionales causados por proyectiles que no impactaron su cuerpo.

Por otro lado, Ismael fue encontrado al día siguiente, desnudo y sin lesiones aparentes, lo que contrasta con el ensañamiento sufrido por Jonathan. Esto sugiere que el primero de ellos pudo haber sido golpeado para obtener información, ya fuera sobre el paradero de Ismael o sobre el destino de la droga que supuestamente habían robado.

En el lugar del hallazgo se encontraron sacos de arpillera junto a los cuerpos, que podrían haber sido utilizados para transportar o encubrir a las víctimas. Además, las ropas de Jonathan presentaban restos de derivados de petróleo, como acetona y tolueno. Los investigadores consideran que estos residuos podrían provenir de intentos de intimidación mediante fuego, un fallido intento de incinerar los cuerpos o, incluso, de la manipulación de sustancias estupefacientes en laboratorios clandestinos.

El terreno, caracterizado por su tierra rojiza, permitió a los peritos establecer que las víctimas fueron retenidas en un lugar diferente antes de ser trasladadas a donde fueron asesinadas. Esta hipótesis se apoya en restos de fibras textiles y vestigios de plásticos encontrados en la ropa, compatibles con una estancia prolongada en un entorno cerrado.

'Omertá': el código del silencio

La investigación se ha enfrentado a importantes obstáculos debido a la 'omertá', un código de silencio que impera en el mundo del crimen organizado. Este término, originado en la mafia siciliana, describe la práctica de guardar celo absoluto sobre las actividades delictivas, bajo la amenaza de represalias mortales para quienes hablen. Este pacto de silencio ha dificultado el acceso a testimonios directos y la obtención de información fundamental para intentar esclarecer el caso.

A pesar de las dificultades, la Policía Judicial ha determinado que los hechos están relacionados con una organización dedicada al tráfico de drogas liderada por una persona conocida como El Cubano, quien habría adquirido una importante cantidad de cocaína de otra organización. Dicha sustancia llegó a las costas de Fuerteventura para su posterior distribución. Según las investigaciones, El Cubano habría planificado un auto-robo, intentando hacer creer a la otra organización que la droga no había sido recibida o, de otra forma, que era de mala calidad cambiando la recibida por otra ya cortada. Para ello contó con la colaboración de varios miembros de su organización, residentes en Fuerteventura, entre los que se encuentran Jonay G.O., conocido como El Trabao, y Fernando A.R., hermano del fallecido Johathan. Estos últimos, según los investigadores, habrían encargado el trabajo inicial a las víctimas, Ismael y Johathan.

Fueron torturados antes de dispararles en las cabezas. Arrojaron sus cuerpos en coche a un acantilado

La hipótesis principal de la fuerza actuante es que, al no lograr engañar a la otra organización y debido a la presión ejercida sobre él, El Cubano pudo haber ordenado la muerte de Ismael y Jonathan para evitar que se conociera la verdad de lo sucedido.

Para ejecutar esta orden, contactó con una organización asentada en Madrid, utilizando como intermediario a una persona que, a su vez contactó con dos hermanos quienes habrían encargado supuestamente la ejecución dos personas, una de ellas de origen uruguayo y que ya ha fallecido. Ambos se trasladaron a Fuerteventura con el objetivo de llevar a cabo los asesinatos, convirtiéndose, supuestamente, en los autores materiales de los mismos.

Asimismo, las investigaciones apuntan a la posible existencia de grabaciones relacionadas con los hechos, las cuales no han sido localizadas hasta el momento. Estas sospechas surgen de las declaraciones realizadas por un testigo protegido que, según su relato, en mayo de 2022 estuvo presente en una reunión que tuvo lugar en una vivienda propiedad de El Trabao. En la misma participaron ocho personas, entre ellas la propietaria de un club de alterne, su pareja, Carlos G.G.M. El Pistolas, Juan José R.S. alias El Guacha e igualmente investigado, otra mujer aún sin identificar y una más conocida como la Negra.

Durante la reunión, el Trabao tres vídeos y tres fotografías en su teléfono móvil en el que se podía observar a El Pistolas conduciendo un vehículo en el que también se encontraban El Guacha, Carlos G.G.M. y otros implicados. La grabación reflejaba cómo llegaban a la vivienda del Trabao y se organizaban en distintos vehículos para ejecutar actos relacionados con los hechos investigados.

Estas grabaciones y los detalles proporcionados por los testigos resultaron de vital importancia para los investigadores en su trabajo de establecer responsabilidades penales dentro de esta compleja trama criminal.

En estos momentos, la Operación Rosar se encuentra en una fase crucial tras la detención y puesta a disposición judicial de ocho personas -que están ahora en libertad provisional- y que figuran en la causa como investigadas por las dos ejecuciones relacionados con el crimen organizado en la isla de Fuerteventura.

Recreación de como mataron a Jonathan Armas del Rosario. C7

Ocho personas investigadas con roles bien diferenciados

La investigación describe una red criminal dedicada al tráfico de drogas vinculada a las ejecuciones. Hasta el momento, ocho personas han sido detenidas y están siendo investigadas.

En primer lugar, Juan José R.S., conocido como El Guacha, fue señalado como parte activa de la red. Su presencia quedó registrada en un vídeo mostrado durante una reunión en Fuerteventura, donde se le observa participando junto a otros implicados. Según los investigadores, habría desempeñado un papel en la logística y planificación de las actividades ilícitas.

Fernando A.R., hermano de una de las víctimas, figura también entre los investigados. Su implicación lo sitúa como colaborador directo en el supuesto auto-robo de coca orquestado por la organización. De acuerdo con los datos, habría delegado en las víctimas parte de las acciones que desembocaron en su muerte, lo que lo vincula de manera directa a los crímenes.

Por otro lado, Jonay G.O., conocido como El Trabao, era el propietario de la vivienda donde se llevó a cabo la reunión central de planificación, lideró las conversaciones y dirigió las acciones que posteriormente culminaron en los asesinatos. Su papel, según los testimonios, fue el de intermediario entre la red local y los responsables de ejecutar las órdenes.

Carlos G.G.M., tenía pruebas audiovisuales que comprometían a varios de los implicados. Durante la reunión, mostró vídeos y fotografías que reflejaban momentos decisivos de las actividades delictivas, como el desplazamiento de los participantes hacia el lugar de los hechos y su posterior organización.

Otro de los señalados es Juan Javier N.C., cuya implicación se centra en su conexión con los demás miembros de la organización. Aunque su rol exacto aún está bajo investigación, se le considera parte del entramado logístico.

Javier V.M., El Pistolas, aparece en los vídeos conduciendo un vehículo en el que viajaban varios de los implicados. Este detalle lo vincula directamente con la ejecución de los desplazamientos necesarios para llevar a cabo las acciones delictivas.

En cuanto a Gilberto S.S., los investigadores lo sitúan como posible colaborador en la coordinación de los actos destinados a encubrir los crímenes consiguiendo un arma.

Finalmente, Celeste M.M., identificada en los vídeos, fue vista junto a otros participantes mientras se desplazaban hacia la vivienda del Trabao.

Recreación del asesinato de Ismael Mohamed Hahmed. C7

«Tiene que estar resuelto antes de que hablen más de la cuenta», dijo El Trabao

Las intervenciones telefónicas realizadas por los agentes arrojaron detalles clave sobre la implicación de los investigados en los hechos. Entre las conversaciones extraídas, destaca una comunicación entre El Trabao y Carlos G.M., en la que el primero expresó su preocupación por el tiempo y la posibilidad de que la información pudiera filtrarse. En su mensaje decía: «Esto tiene que estar resuelto antes de que hablen más de la cuenta».

En otra conversación, el hermano de una de las víctimas se dirigió a El Guacha con instrucciones para mantener la discreción dentro de la organización: «Si los otros preguntan, tú no sabes nada. Aquí nadie puede abrir la boca».

Un detalle relevante se desprende de un mensaje enviado por Carlos G.M. al Pistolas. Afirmó: «Los vídeos están guardados, pero tenemos que borrarlos pronto. Esto no puede caer en manos equivocadas».

En una conversación entre El Pistolas y Gilberto S.S., mostraron preocupación por las repercusiones internas si el cabecilla de la organización se enteraba de todo. «Si esto llega a los jefes, estamos todos muertos. Hay que movernos antes de que lo descubran».

Asimismo, en un mensaje enviado por El Trabao a Celeste M.M., transmitió una orden para reforzar el silencio: «Diles que digan lo que sea, pero aquí no se sabe nada. Esto se queda entre nosotros».

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