Las Medianías se harta del silencio
La federación de asociaciones de vecinos del distrito Tamaraceite-San Lorenzo-Tenoya denuncia la falta de respuesta a los problemas expuestos ante el Ayuntamiento
Las medianías de Las Palmas de Gran Canaria son esas poblaciones aupadas por barrancos por cuyas grietas se despeñan las reclamaciones vecinales. Regadas con promesas incumplidas, las aspiraciones a tener mejor servicio de guagua, a conseguir que algunos núcleos por fin se conecten a la red de alcantarillado, a que el rabo de gato deje de borrarles el paisaje... sus reivindicaciones se van despeñando por las grietas de la administración de una ciudad que tiende a mirar más hacia las alturas que hacia lo alto, allí donde viven estos vecinos.
El tiempo pasa inexorable, en una medida proporcional a la lentitud del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria en dar respuesta a los problemas de los vecinos. «Siguen siendo los mismos», resume el secretario de la federación de asociaciones de vecinos y entidades ciudadanas Las Medianías, Benito Monagas.
La Corporación los conoce bien. A los vecinos incansables. Y también los problemas pendientes. Pasaron el filtro en la convocatoria de presupuestos participativos de 2019. Ahí va el listado de heridas abiertas en este territorio: el alcantarillado de Andújar (75.000 euros), el saneamiento de Tenoya (182.000 euros), imbornales en Las Mesas (50.000 euros), alcantarillado en Ladera Alta (65.000 euros), y carretera en La Milagrosa (120.000 euros).
El listado se completa con otras actuaciones como reparaciones o renovación de la red de alcantarillado en La Palma, La Calzada, Laderas del Roque (Llanos de María Rivera), Lo Blanco (San José del Álamo), Ladera Alta, Casa Ayala o Siete Puertas.
A eso se añade la necesidad de desbrozar muchos caminos, como los de Siete Puertas, que hace ya dos años que no ven las cuchillas; de profundizar en acciones de limpieza en San José del Álamo; o de mejorar el servicio del transporte público.
En barrios como Siete Puertas, la guagua de Global solo pasa a las 08.00 horas y a las 15.00 horas. Y el recorrido es demencial. Para cubrir un trayecto al centro de salud de Tamaraceite, que en coche requiere de un cuarto de hora, en la guagua se necesita más de una hora. «Primero tienes que ir al Hoyo y desde allí coger la guagua para subir otra vez a Tamaraceite o San Lorenzo», expone Miguel Almeida, presidente de la federación de asociaciones vecinales, «te pegas el día completo, como cuando vas de excursión».
Los representantes vecinales han pedido a Guaguas Municipales que estire el recorrido de la línea 46, que pasa por El Zardo. «Podría llegar a Llanos de María Rivera, La Calzada o El Dragonal», apunta Benito Monagas.
Aquí las conversaciones con la consejería de Movilidad Sostenible y con el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria permiten ser algo más optimistas. De las palabras de los integrantes de la federación Las Medianías se desprende que la idea del taxi-guagua (conexiones de los barrios hasta el intercambiador de Cruz del Ovejero) se queda aparcada y que la apuesta ahora es establecer un servicio más regular con guaguas pequeñas.
Años de espera
Todas estas peticiones, y otras fueron trasladas al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria en una reunión celebrada el 8 de mayo de 2024. Según la federación de asociaciones de vecinos y entidades ciudadanas Las Medianías, en ellas estuvieron presentes la concejala de Coordinación Territorial y Aguas, Inmaculada Medina; la concejala del distrito Tamaraceite-San Lorenzo-Tenoya, Esther Martín; el Jefe de la Unidad Integral del Agua del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Sergio Martínez; y la directora general de Aguas, Isabel Armas. «Allí se dio orden de que se ejecutaran las obras de proyectos de obra menor a la mayor brevedad posible, pero ha transcurrido un año y seguimos como estábamos», expone Benito Monagas, «son promesas que no llegan».
Esta falta de respuesta motivó que la federación de asociaciones de vecinos Las Medianías se dirigiera a la alcaldesa de Las Palmas de Gran Canaria, Carolina Darias. «Queríamos hablar de primera mano con ella», expone Miguel Almeida, «le llevamos el dossier con nuestras peticiones y problemas, pero siete meses después seguimos sin tener noticia ni de ella ni de los servicios competentes».
Los representantes vecinales entienden que el principal problema que tiene la administración local es que resulta muy lenta, que los problemas se eternizan y las soluciones parecen no llegar nunca.
Las Medianías estuvo también en una reunión en la que se expusieron las líneas de los presupuestos participativos de 2025, que están en fase de presentación de propuestas hasta el próximo 22 de junio. «Ahora dicen que van a enfocarlos hacia los temas socioculturales, pero nosotros tenemos peticiones que deberían asumir los propios servicios municipales», detallan los representantes vecinales, «nosotros tenemos peticiones que entraron en los presupuestos participativos de 2019 y todavía están sin ejecutar».
El eco de sus peticiones solo devuelve un eco de silencio exasperante.