Las piscinas del Julio Navarro y Segundo Muelle, a la espera
El presidente del CN Las Palmas, con sede en el Julio Navarro, supo por este periódico que el nuevo contrato del Santa Catalina podría suponer el cese y traslado de su actividad. Dice estar sorprendido porque en estos momentos negocia la «renovación de la concesión». El dueño del restaurante Segundo Muelle tampoco sabe nada.
Fue una sorpresa para todos». Así explica el presidente del CN Las Palmas, Pedro Ruiz, el revuelo que este sábado se generó entre los socios de la entidad que se encontraban en las piscinas Julio Navarro, donde la entidad desarrolla su actividad deportiva, al conocer por este periódico que en el pliego de cláusulas del alquiler del hotel Santa Catalina, que aprobó el consejo de administración del establecimiento el día 2 y que se publicarán en el BOC el 16, se recoge la posibilidad de que el nuevo arrendatario negocie el cese y reubicación de este club, del de tenis y del restaurante Segundo Muelle.
«No sabemos por qué estamos incluidos ahí», comenta el responsable de la entidad deportiva. Apunta que desconoce si el tema del hotel «pertenece a Urbanismo o a Patrimonio», pero lo que sí tiene claro es que «nosotros dependemos del Instituto Municipal de Deportes», con quien asegura «estamos tratando la renovación de las concesiones deportivas, al igual que el Club de Tenis, el CN Altavista y otras entidades deportivas de la ciudad». Añade que tanto su club como el resto de éstas organizaciones «estamos en precario» en estos momentos, de ahí que «estemos haciendo todo el papeleo».
Apunta que ya ha pedido «una entrevista con el concejal» responsable del área, Aridany Romero, con el objetivo de que «nos aclare la situación». Pero que mientras no tengan más datos, «nos agarramos a lo que estamos tratando con Deportes».
Respecto a la posibilidad de trasladar la actividad a otro emplazamiento llegado el caso, Ruiz asegura que tendría que ser en las mismas condiciones en aspectos como las instalaciones o la ubicación en el municipio capitalino, pero recordó que él pertenece a una junta directiva que depende de un órgano superior, «que es la Asamblea General de Socios», que sería la que tendría la última palabra.
INVERSIÓN
«Me enteré por la prensa el sábado», afirma Manuel Quimper, el empresario que gestiona el restaurante Segundo Muelle, al ser cuestionado por la posibilidad de que el espacio que ahora mismo ocupa su negocio pueda ser asumido por el nuevo arrendatario del hotel Santa Catalina lo que implicaría su traslado, como recoge el pliego de cláusulas del contrato. «Es algo sobre lo que no me habían comentado nada», dice.
«No me he informado oficialmente con el Ayuntamiento de cuál es el alcance de eso», apunta. Y aunque indica que «todo se podría ver», reconoce que tiene «un objetivo económico con este restaurante», un negocio en el que «he hecho importantes inversiones».
Recuerda que tiene un contrato «por diez años» de los que ya han transcurrido siete, pero que «aunque estuviera por vencer, entiendo que yo tendría el derecho de renovar».
Quimper asegura que comprende «que al Ayuntamiento le puede convenir entregar eso en bloque», en referencia al establecimiento hotelero y el resto de instalaciones municipales de la zona, y que «al nuevo adjudicatario del hotel también le puede interesar recibirlo en bloque», pero «a mí también me tiene que interesar».