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La Policía lleva 6 meses sin poder usar radares móviles de velocidad

La Policía lleva 6 meses sin poder usar radares móviles de velocidad

Salvo los portales de la avenida marítima, en ningún otro punto de la ciudad se realizan controles de velocidad debido a la obsolescencia de los equipos y averías. Los sindicatos UGT, USPB y CC OO aseguran que los policías llevan medio año sin poder actuar en este sentido

Jueves, 1 de enero 1970

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El único punto donde se realizan controles de velocidad en la ciudad en estos momentos es en la avenida marítima. Y eso gracias a los portales fijos de la carretera. En el resto del municipio, la Policía Local no puede controlar si los vehículos circulan a mayor velocidad de lo permitido porque los radares que tienen a su disposición no están operativos por obsolescencia o por averías.

La Policía Local dispone, en estos momentos, de tres instrumentos de control de la velocidad en las calles de la capital grancanaria: un Renault Clio de color amarillo, con un radar Multanova; un velocímetro portátil similar a una pistola de la marca TruCam; y otro coche, un Volkswagen negro con un radar incorporado.

Sin embargo, ninguno de los tres equipos funciona, según han denunciado los representantes de la Unión General de Trabajadores (UGT), José Antonio Alonso; de la Unión Sindical de la Policía y Bomberos (USPB), Víctor García; y de Comisiones Obreras (CC OO), Iván Jiménez, en el cuerpo municipal de seguridad.

El coche amarillo presenta problemas de software informático que no ha podido ser actualizado. Esto ha impedido que, prácticamente desde que fue adquirido, se haya podido utilizar este recurso, según indicaron los representantes de los agentes.

En cuanto a la pistola-radar, que permite el control manual, tampoco puede ser utilizada porque no ha sido calibrada de manera oficial en la Península. Alonso, de UGT, asegura que la pistola no ha sido enviada a la agencia oficial que se encarga de su calibración; y Jiménez, de CC OO, detalla que «hace seis meses se caducó la homologación pero la empresa que se encarga del calibrado no lo recoge porque se le adeuda facturas desde el año pasado».

El tercer instrumento contra el exceso de velocidad, el otro vehículo equipado con radar, también ha tenido sus más y sus menos. Resulta que los aparatos que miden la velocidad de los automóviles afectan al funcionamiento de los vehículos en que están instalados. Se cree que, por este motivo, el Volkswagen de incógnito que utiliza la Policía Local sufrió una avería grave -se rompió la culata- que lo dejó inutilizado durante mucho tiempo. El problema es que una vez que se reparó el automóvil, el radar también tenía caducada la homologación, con lo que debe ser calibrado.

Este periódico intentó conocer, sin éxito, la versión del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, que rehusó dar explicaciones al respecto, como ha venido haciendo en las última semanas con la privatización de la seguridad de la cabalgata del carnaval.

Los barrios

Los vecinos de la capital son los primeros perjudicados de esta inoperancia. Según explica José Antonio Alonso (UGT), los controles que solían desarrollar estos servicios suelen ser «cerca de los colegios y en los puntos calientes de la ciudad, donde se producen más quejas de las asociaciones de vecinos».

A estos problemas se suma las dificultades que tiene la Policía Local para actuar en la GC-1. «El Ayuntamiento tiene que justificar si es competente para resolver servicios en la avenida marítima», expuso el portavoz de USPB, Víctor García, «en la GC-23 (circunvalación) quedó claro por sentencia que la Policía puede denunciar y que el Ayuntamiento no puede tramitar, pero en la GC-1 no se ha aclarado y no se ha firmado el protocolo con Tráfico que se había anunciado».

El representante de CC OO, Iván Jiménez, calcula que este problema está haciendo que se pierdan unas 160 denuncias cada día, aunque lo más preocupante no es la pérdida de recaudación en sí, sino el hecho de que queden impunes delitos para los casos en los que los conductores circulen a una velocidad muy superior a la permitida. En la GC-1 se han registrado velocidades superiores a los 230 kilómetros por hora.

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