
Juzgan a tres médicos del Materno por daños a un bebé
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La Fiscalía les pide una condena de seis meses de cárcel, dos años sin ejercer y el pago de 13.125 euros por lesiones por imprudencia profesionalTres médicos del Hospital Materno Infantil han sido juzgados por la presunta comisión de un delito de lesiones por imprudencia profesional y se enfrentan a una petición de condena de seis meses de prisión, la inhabilitación por dos años para el ejercicio de la ginecología y obstetricia y el pago a los padres del menor de 13.125 euros como indemnización, además de 35 por cada día que cumpla de rehabilitación.
La vista tuvo lugar este martes ante el Juzgado de lo Penal número 2 de Las Palmas de Gran Canaria y sentó en el banquillo a los que fueran en la época de los hechos médico residente Jonathan José S.P., la segunda médica adjunta Sandra Y.M. y la primera jefa de paritorio Alicia M.M.
Los hechos objeto de acusación por parte de la Fiscalía y de la familia del menor se remontan a las 00.30 horas del 29 de mayo de 2016, cuando la madre ingresó en el Materno Infantil por una rotura prematura de membranas, ocurrida en su domicilio horas antes. Esta mujer era, según la Fiscalía, una gestante de 40 semanas y dos días y en el momento del ingreso estaban de guardia los tres acusados.
Esta parte describe que, al ser un «parto podálico/distócico», la mujer fue ingresada y fue derivada a planta «dado que tenía el cuello de útero borrado y no había dilatado nada». Al ver que «pasaban las horas», la denunciante empezó a vomitar hasta que, a las cuatro de la madrugada «la bajaron a monitores» y le inyectaron «un relajante muscular para calmarla», con lo que se «interrumpió el trabajo del parto». Tras el pinchazo, «la subieron de nuevo a planta sin estar motorizada y sin ningún tipo de control».
La mujer seguía encontrándose mal y vomitando por lo que, al ver que «nadie la atendía en planta», simuló «tener contracciones fuertes» para que la exploraran. Esto no ocurrió hasta las 16.00 del 29 de mayo cuando una matrona «la exploró y vio que era parto podálico/distócico» y le dijo «que era un parto de riesgo y tenía que estar abajo monitorizada».
A las 16.36 horas, la bajaron al paritorio «sin que le colocasen la cinta PG y teniendo todavía 4 cm de dilatación» para que, a las 19.11, el médico acusado Jonathan José S.P. le pusiera oxitocina «al no haber evolucionado la dilatación». Al «no progresar el trabajo del parto», le pusieron la epidural pero se la quitaron a las 04.38 horas.
Cuando la paciente tenía 10 cm de dilatación, el acusado Jonathan José le dijo -presuntamente- «que tenía que esperar dos horas para que el bebé bajara un poco más» y al cabo de ese tiempo, la gestante empezó a empujar «no teniendo necesidad porque no sentía nada y aún cuando le habían quitado epidural».
A las 04.51 del 30 de mayo, Jonathan José -«estando en la camilla»- dijo a la mujer «que empujase» y junto a los acusados Sandra Y.M. y Alicia M.M., «tuvieron que sacar las piernas y los hombros del bebé, pero la cabeza seguía dentro». De esta forma, Jonathan José realizó supuestamente «un giro» para sacarla «habiendo transcurrido bastante tiempo desde salió el cuerpo».
La gestante, entienden las acusaciones, «estuvo 30 horas con la bolsa rota», sufriendo el bebé «dentro de la madre taquicardias», una «dilatación completa sin pujo de 120 minutos» y otra «completa con pujos» de 45 minutos, lo que provocó que el niño naciera a las 06.15 del 30 de mayo de 2016, «sin latido y con el test de Apgar 0/0».
En este escenario crítico, tuvieron que practicarle una reanimación continua tipo V por el neonatólogo que estaba de guardia y por el encausado Jonathan José y avisaron a un segundo neonatólogo «que acudió al paritorio en el minuto 14 de reanimación».
Canalizaron «al bebé una vía venosa umbilical» y le aplicaron «adrenalina y perfusión endovenosa, una ventiliterapia, una antibioterapia, administración de sedantes e hipotermia inducida».
El niño nació con un peso de 3.625 gramos y 52 cm de longitud, con palidez cute marcada, hipotónico, sin movimientos espontáneos ni esfuerzo respiratorio y ausencia de latido cardíaco, por lo que precisó dada más nacer de «intubación inmediata».
Después de la recuperación de la frecuencia cardíaca fetal, se le trasladó a la unidad de ingreso de Neonatología en la UCI, y fue ingresado por sufrimiento fetal y diagnosticado de encefalopatía hipoóxico-isquémica e hipertensión pulmonar.
Fue dado de alta en la UCI el 15 de junio de 2016.
A la gestante, después del parto, le administraron Nolotil al tener una temperatura de 38.9 grados, «con el consiguiente riesgo para la misma».
Los médicos, «pese a sus cualificaciones profesionales y apartándose de la pericia que les era exigible», entienden las acusaciones, actuaron con un «proceder negligente» al haber «dejado transcurrir más de 30 horas» a la madre «con la bolsa rota y siendo el período expulsivo de 120 minutos sin pujos y 40 minutos con pujos, sin haberle practicado una cesárea de urgencia demandada desde el inicio» por la gestante a los tres acusados.
El bebé, desde su nacimiento, ha necesitado tratamiento rehabilitador al presentar tensión muscular, tendencia a flexionar los codos, mirada perezosa, leve hipotonia axial y afectación focal a nivel de globos pálido y segmento lateral de ambos tálamos, en relación con su encefalopatía hipóxico-isquémica.
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