Dos exposiciones para el verano
«El arte, la música, la literatura, e incluso la actividad deportiva, que conforma una parte sustancial de nuestra cultura e idiosincrasia, pueden ser elementos muy reconfortantes y útiles en unos días distintos»
La cultura es también para el verano, para esos días en que el descanso se impone y se busca una alternativa al fragor de lo ... cotidiano. Verano puede ser sinónimo de sumergirse en aguas frescas, de adentrarse en paisajes no habituales, de relajar el pulso en orbes diferentes. Pero es también un momento grato para dirigir la mirada a contextos que, pese a su cercanía, a veces tenemos dejados de lado, para sobrevolar con el espíritu y la reflexión todo aquello que es parte de nosotros mismos, o que podría llegar a serlo.
Por ello el arte, la música, la literatura, e incluso la actividad deportiva, que conforma una parte sustancial de nuestra cultura e idiosincrasia, pueden ser elementos muy reconfortantes y útiles en unos días distintos, menos intensos o de vacaciones, pero que, en cualquier caso, no deben ser nunca de completa inactividad. Días en los que se puede y se debe aprovechar la oferta cultural que capitales, como Las Palmas de Gran Canaria, o incluso poblaciones de muy diferente tamaño y carácter, ponen a disposición de sus residentes y de sus visitantes.
Para este estío de 2025, que en Gran Canaria cobra su etapa álgida entre los días julianos de «Santiago» y los «días de El Pino» allá por septiembre, en la capital insular se pueden encontrar dos exposiciones muy significativas para entender mejor su ser y sentir, su carácter y el devenir de su historia, al tiempo que para disfrutar de unos momentos muy relajantes, frescos y atractivos, que señalan el rostro de una ciudad que en justicia y méritos, por devenir histórico y por un presente que construye un futuro erigido en camino de progreso, aspira a ser Capital Europea de la Cultura.
En primer lugar, mencionar, o proponer, la exposición que el Castillo de Mata ofrece a lo largo del estío, bajo el título de 'Las Palmas de Gran Canaria, una mirada a través del arte', un conjunto escogido de obras con las que sus autores han representado e interpretado el universo de la capital grancanaria. Obras de artistas que adoptaron Las Palmas de Gran Canaria como fuente de inspiración en sucesivos momentos. Un ramillete de obra plástica que ofrece una visión diferente de lo que fue y es la ciudad, de cómo se la veía en el pasado y como se la ve el presente. Una creación artística, en diferentes formatos, que se ofrece como punto de reinterpretación y reflexión sobre la ciudad, que, además, hace patente como muchos de estos creadores han sido los mejores embajadores de esta capital atlántica a través de su historia.
En este sentido se ofrece una mirada, un acercamiento, a la propia ciudad muy sugerente y diverso al tiempo. Es la que le dirigieron pintores, ilustradores, fotógrafos o cartógrafos en muy diversos momentos de su historia, y que, a través de ella, dejaron su idea de la urbe que retratan. Pueden haber plasmado su espacio físico, pero también la representación de un espíritu urbano, de una observación propia y ajena, de una capacidad de emoción determinada. Y es que se encontraron con una afectividad urbana, y en casos ciudadana, a la que no se pudieron sustraer.
Así también, en una reinterpretación de la ciudad, sintiéndola en sí misma como un verdadero museo de su identidad histórica y presente, de la urbe como una galería abierta, cuyos paisajes se renuevan época tras época en el quehacer de una y otra generación, en el acontecer de los acontecimientos y procesos de todo tipo que la reconfiguraron una y otra vez, puede ser muy útil una visita a la exposición 'Carteles transatlánticos', que este verano abre sus puertas en el Museo Elder y con la que sus organizadores, la Asociación Canaria de Coleccionistas Marítimos que preside Manuel Mora Lourido, junto con un eficaz y entusiasta equipo, quiere «resaltar la importancia del cartelismo marítimo en la promoción de los viajes por mar a través del océano Atlántico».
Pero no se limita a esto la idea y la reflexión que emana de esta exposición, también ideal en el orbe de todo lo que se relaciona con las actividades estivales, sino que va más allá y apunta tanto a lo que a lo que ese mundo de travesías trasatlánticas, de viajes de placer, o comerciales, en fantásticos buques, significó a escala global para el devenir del mundo entre las últimas décadas del siglo XIX y los años treinta del XX, como para la imagen y el devenir de Las Palmas de Gran Canaria y de su puerto, el «Puerto de Las Palmas», también denominado históricamente «Puerto de La Luz», que vio como ese mundo de trasiego turístico, comercial, cultural, artístico, tuvo una enorme influencia en su propia identidad lo que ha motivado que a la organización de esta muestra se hallan sumado otros organismos como el Museo Elder de la Ciencia y la Tecnología, la Autoridad Portuaria de Las Palmas y la Fundación Puertos de Las Palmas, algo que apuntó magistralmente Daniel Montesdeoca, director del Museo Néstor, en su presentación de esta muestra de una cartelería que es una verdadera obra de arte, y al tiempo una muestra de la identidad de un mundo en un momento clave de su historia, del que forma parte ineludible, elocuente y destacada Las Palmas de Gran Canaria.
Una obra sobre papel que no sólo expone el trabajo de altísima calidad de artistas como A. M. Cassandre -seudónimo de Adolphe Jean-Marie Mouron (Ucrania 1901-París 1968)-, con un fantástico cartel «L'Amerique Du Sud» (1931), que muy bien nos puede recordar el paso del poeta Federico García Lorca, a su ida y vuelta de Buenos aires en 1933-1934 a bordo del trasatlántico 'Conte Grande', sino que es elocuente de una cultura, de un modo de ser y de sentir, de unos usos y costumbres que eran exponentes de los cambios socio-culturales, al abrigo de los que se daban en la economía, los transportes y los acontecimientos políticos y geo-estratégicos de una época que desapareció, poco a poco, con aquellos grandes trasatlánticos, pues los gigantescos cruceros actuales, que también hacen de la Bahía de Las Isletas y de su puerto cosmopolita una verdadera encrucijada, son ya otra cosa y tienen otra perspectiva. Quizá sea representativa esta exposición de esa mirada que Stefan Zweig dejó en su célebre obra 'El mundo de ayer', en la que, con mano maestra, empapada de civilización y nostalgia europea, describe un mundo, el suyo, «que se iba desintegrando a pasos agigantados».
No es de extrañar que, ante todo ello, la presidenta de la Autoridad Portuaria, Beatriz Calzada, señalara como «no debemos olvidar nuestra historia, lo que fuimos, para entender dónde estamos y hacia dónde tenemos que ir. En este sentido, esta exposición forma parte de ese maravilloso viaje», lo que completaba sugiriendo que por ello «es un placer para nosotros ceder estas láminas, imágenes que nos han acompañado durante años en la terminal de Santa Catalina y que, además, una vez esté terminada la nueva terminal volverán a formar parte de ella, porque entendemos que es donde tienen que estar».
Dos exposiciones para este estío insular 2025 en Las Palmas de Gran Canaria que permiten disfrutar de un tiempo diferente, como de una oportunidad de conocer los entresijos del devenir histórico, del verdadero ser y sentir de una ciudad que ha sido, en todo ello, verdadera encrucijada para el encuentro de la cultura europea con la de otros continentes y civilizaciones, lo que ha incidido sobre ella misma, y le procura unas capacidades inusuales para mostrar como la cultura es herramienta utilísima para el progreso de una sociedad.
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