José Miguel le dijo a Marcos que se había «confundido» y había «matado» a su abuela
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El auto judicial relata los presuntos hechos y recoge que la acción del estudiante contra su tío «no fue buscada ni provocada»El titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Las Palmas de Gran Canaria, Alberto Puebla, determinó la prisión provisional de Marcos José L. S. por un presunto delito de homicidio, sin perjuicio de que consideró que la puñalada que dio a su tío después de que éste lo hubiese atacado y matado también a su abuela, «no fue buscada ni provocada». La defensa del joven estudiante solicitó la libertad atendiendo que Marcos José «no buscó, provocó o quiso la situación» y se encontraba en unas «circunstancias extremas habiendo solicitado auxilio de sus vecinos y de la propia policía».
De lo actuado, al magistrado le resultó acreditado que Marcos José estaba residiendo en la casa de su abuela en la calle Pérez del Toro desde el mes de septiembre de 2020, a donde se había trasladado desde Fuerteventura para estudiar. En esta vivienda vivía en compañía de Josefina y de su tío José Miguel López Esquerdo.
El pasado lunes 12, después de las 21 horas, Marcos José se encontraba tumbado en la cama de la habitación donde dormía viendo una película en su ordenador, cuando José Miguel «entró en la estancia, cogió una llave que abre la puerta de la casa que Marcos José había dejado sobre la mesa, y se la llevó», determina el auto. Poco después, José Miguel regresó a la habitación y puso en su lugar «otra llave».
Al cabo de un tiempo, «algo más de un minuto», el parricida volvió a la habitación del joven estudiante «con un cuchillo en una mano y un martillo en la otra y le pidió que le diera el teléfono móvil en el que Marcos José estaba viendo un vídeo». Su sobrino le respondió «que no se lo daba» y el parricida volvió a alejarse de la habitación «a la que regresó poco después, en esta ocasión con el martillo y el cuchillos guardados en el interior del pantalón pero asomándose por la parte superior».
Nuevamente y según el auto, José Miguel habló con su sobrino y se marchó «para regresar segundos más tarde con el cuchillo y el martillo en sus manos e intentó agredir a Marcos José, el cual se intentó incorporar, forcejeó con José Miguel, cogió el cuchillo por la hoja para impedir que se lo clavara y consiguió expulsar a su tío de la habitación, cerrando la puerta». En ese momento de máxima tensión, José Miguel dio «golpes en la puerta con el martillo y la rompió» y Marcos José «intentó tranquilizarlo hablando con él». Al cabo de un tiempo, el joven consiguió que el agresor se relajara y la situación se calmó, pero en ese instante José Miguel le dijo «que estuviera tranquilo porque no le iba a hacer nada y que se había confundido y había matado a la abuela». Mientras tanto Marcos José llamó a la policía, se sacó fotografías y también se comunicó con el móvil con sus padres, a los que envió imágenes de sus heridas.
Destaca el magistrado instructor que, durante todo el incidente, Marcos José «pedía auxilio» y durante el forcejeo «sufrió diversos cortes en las manos, heridas en el cuerpo y la cara, y un golpe en la cabeza con el martillo».
Al rato, José Miguel se alejó y, en un momento dado, se escuchó el timbre de la puerta y el joven «pensó que era la policía», por lo que transcurridos unos segundos, salió de la habitación «para ir hacia la puerta de entrada de la casa». En la mano llevaba un bolígrafo «que había cogido de su habitación para defenderse por si era nuevamente atacado».
Pero cuando se dirigía hacia la puerta «vio sobre una mesa el cuchillo que llevaba su tío y el martillo», por lo que cogió el arma blanca y vio que su tío se encontraba «junto a la puerta de entrada, tumbado boca abajo, con las palmas de las manos sobre la nuca a la espera de la entrada de la policía.
Marcos José se escondió unos segundos en el baño y como la policía no entraba en la casa porque su tío les dijo que su sobrino «le había quitado la llave, decidió acercarse hacia la puerta para abrir». En ese momento, el parricida «empezó a incorporarse desde el suelo y Marcos Miguel le clavó, hasta el mango y en la espalda, el cuchillo que llevaba en su mano derecha».
Inmediatamente la policía rompió la puerta de una patada y entró en la casa saliendo a Marcos José «con las manos en alto y pidiendo socorro» y a José Miguel «que se desvanecía». Le auxiliaron y avisaron a los servicios de urgencias sin que estos pudieran hacer nada por salvar su vida porque las lesiones que le produjo el encausado con el cuchillo le causaron un «shock hipovolémico e insuficiencia respiratoria aguda secundaria a sección pulmonar», sostiene la autoridad judicial.
En la casa estaba el cadáver de la abuela que presentaba una herida en tórax que le produjo una insuficiencia respiratoria secundaria a sección pulmonar.
El auto de prisión dictado por el juez instructor sostiene que, a falta de la práctica de más diligencias de investigación», los hechos cometidos por Marcos José L. S. son constitutivos de un presunto delito de homicidio, «sin descartar» una posible calificación futura de los hechos como asesinato.
Para el magistrado Alberto Puebla, el estudiante «reconoció como le clavó el cuchillo a su tío ante el temor de que este se levantara y pudiera agredirle», una versión «coherente con lo que observaron los agentes de policía actuantes que rompieron la puerta de entrada al domicilio y se encontraron con Marcos José, que salía de la casa con los brazos en alto demandando auxilio, y que vieron como José Miguel, que tenía clavado un cuchillo en la espalda, se desvanecía», sostiene en su auto.
Asimismo, lo declarado por el joven resulta «compatible con lo que han manifestado los testigos», todo ello, apunta el magistrado, a la espera de más diligencias de investigación «para confirmar la versión del encausado».
A criterio del juez instructor en su auto de encarcelamiento, «existe un cierto riesgo de ocultamiento» de pruebas por parte de Marcos José y, habida cuenta de la pena que puede imponerse al encausado, «no se puede conjurar de otra forma que con la prisión provisional», en contra del criterio planteado por la defensa del estudiante majorero. Su abogado insistió que Marcos José tenía arraigo en Canarias, que la situación en la que se encontró «en circunstancias extremas», no fue «buscada ni querida por él, que había pedido auxilio a otras personas y a la policía y que si la intervención hubiera sido más inmediata quizás no se hubiera producido la muerte de José Miguel». El magistrado comparte con la defensa «que la situación no fue buscada ni provocada por el encausado», pero sin embargo, determina que «su reacción final, clavando el cuchillo a José Miguel cuando este se encontraba tumbado boca abajo, con los brazos doblados, las palmas de las manos en la nuca y la policía junto a la puerta», le parece «desproporcionada».
Estos hechos condujeron al instructor a imputar de forma indiciaria el delito de homicidio a Marcos José exigiendo, además, «profundizar en la investigación para comprobar su propia versión».
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