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La Asociación de Comunidades El Progreso de Jinámar representa a los residentes de esta parte del barrio que pertenece al municipio de Las Palmas de Gran Canaria. Un núcleo que se siente «muy enfadado porque nos vemos, otra vez, en un desamparo total por parte del Ayuntamiento y también del Cabildo», señala María Teresa Roca, presidenta de la entidad, que denuncia que no se atienden sus necesidades.
«No pedimos nada del otro mundo, sino un poco de ayuda para que el barrio esté contento y feliz», expone la portavoz vecinal sobre las carencias que presenta esta parte de Jinámar y que asegura no requieren de grandes inversiones.
«Solo pedimos cosas de necesidad que hacen falta para el barrio, por eso le pedimos a la alcaldesa que, por favor, ya que los demás que tiene a su cargo no hacen nada, que ella se preste y venga y compruebe que lo que decimos es la verdad», insiste cursando una invitación a la regidora Carolina Darias para que visite el barrio.
En ese listado de aspectos a mejorar que tiene la asociación de vecinos, ocupa un lugar preferente la limpieza. «Por la noche los ratones y las ratas suben por las palmeras donde anidan, y parecen gatos», denuncia.
Afirma que «no fumigan el barrio» por lo que además de roedores es numerosa la presencia de insectos como «cucarachas». De ahí que reclame una actuación que califica de «prioritaria».
A María Teresa le parece que «tienes que estar abanderado en un partido o en otro para que se hagan las cosas. Y eso no es justo, porque los ciudadanos son ciudadanos y pagan sus impuestos y tenemos el derecho de que las cosas se solucionen».
El deterioro del firme de la calle que mira al parque de Las Edades, en la trasera de Gelu Barbu Bailarín, también se sitúa entre las principales demandas de los residentes pues la capa de asfalto hace mucho que desapareció. «Estando Prisco Navarro de concejal nos hizo una visita y nos dijo que en el primer trimestre de 2021 se asfaltaría esta calle. Pero estamos en 2024 y no se ha hecho nada», dice Miguel Ángel Hernández, administrador de la asociación de vecinos, sobre la visita que realizó a la zona el que fuera concejal del distrito en el anterior mandato.
«La calle está hecha un desastre pero a mí, que tengo una plaza de minusválidos en ella, me obligan a mantenerla y barrerla. ¿Cómo la voy a barrer tal y como está la calle? Y luego la gente, todo el día limpiando ventanas», dice por el terreguero que se levanta.
Algo similar dicen sobre los desperfectos que tienen las aceras del otro lado del parque. «Están todas destrozadas» por la raíces de unos árboles que además no se podan. «Es un asombro la dejación», indica María Teresa.
Precisamente el estado del vallado del parque de Las Edades es otra de las inquietudes de este colectivo vecinal. Pues asegura que su deterioro es tal que hay zonas en las que no existe y «nunca se ha repuesto», con lo que su cierre nocturno de poco sirve pues chicos jóvenes se meten en él y permanecen hasta la madrugada y ya ha sufrido numerosos actos vandálicos.
El último hace menos de dos semanas, cuando «prendieron fuego a las papeleras» y a la «caseta» en la que las personas que mantienen el huerto urbano que existe en este espacio guardan sus herramientas. Con el agravante, dicen los portavoces vecinales, que la persona que dio la voz de alarma «llamó a la Policía y le preguntaron si el parque era de Las Palmas o Telde».
Los vecinos recuerdan que el proyecto de reparación del parque infantil y vallado que lo perimetra fue «el más votado» de los primeros presupuestos participativos que impulsó el Ayuntamiento, en 2018, con más de 152.000 euros. Pero solo se mejoró la zona de los niños. «Por eso no hemos vuelto a participar», dice María Teresa.
Pero además, Miguel Ángel apunta que el vandalismo que sufre el parque también responde a la inseguridad que existe en este espacio porque «no hay policías» en las horas que más se precisa, «por la tarde y por la noche».
La entidad vecinal también solicita al Cabildo que responda a actuaciones que llevan mucho tiempo solicitando. Así, dicen que en paradas «como la de enfrente de la asociación, hay un bordillo que impide a los discapacitados y a las personas en silla de ruedas o madres con cochitos quedarse en la parada, y la guagua tiene que dejarlos en la carretera», relata María Teresa.
Además, apunta que «hemos perdido infinidad de veces que se pongan marquesinas en las paradas de guagua, pero no se ha puesto ni una».
Un aspecto este que preocupa especialmente a vecinas como Nieves Juárez, que lleva años reclamando esta mejora y que a sus 93 años sigue empeñada en conseguirla, porque entiende que beneficia a todos los residentes «sobre todo si llueve».
Lo que sí agradece la asociación vecinal es la actuación que lleva a cabo el Gobierno de Canarias en los edificios de la zona porque «han pintado, están quitando cornisas, arreglando ventanas y poniendo platos de ducha a vecinos sin recursos».
Además, explican que vecinos como ellos, que están al día en sus pagos, aguardan a que desde Visocan les remitan las escrituras de propiedad.
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