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Miguel Gallego Pousada cuando fue detenido. JUAN CARLOS ALONSO

Habla el descuartizador: «Cogí las cáscaras de la cabeza y las trituré en trocitos muy pequeñitos»

Miguel Gallego declaró en el juzgado y dio todos los detalles del crimen de su esposa María Dolores Illán

Francisco José Fajardo

Las Palmas de Gran Canaria

Lunes, 7 de julio 2025, 02:00

Miguel Gallego Pousada, de 70 años y exguardia civil, dio días atrás todos los detalles ante el Juzgado de Violencia sobre la Mujer de San Bartolomé de Tirajana de la forma en la que descuartizó el cuerpo de su esposa, María Dolores Illán Méndez, el 18 de abril de 2020. Narró en su declaración que despiezó su cuerpo con una sierra de cortar hierro, un cuchillo y un martillo, luego metió los restos en bolsas de basura dobles que fue dejando en un pasillo de la vivienda para arrojarlos durante varios días por distintos puntos de Playa del Inglés. «La tiré a la bañera y empecé a deshacerme de ella con una sierra de hierro y martillos. La iba metiendo en bolsas cerradas y las iba dejando en el pasillo», dijo.

Aseguró que el proceso comenzó la misma noche de la muerte, en plena pandemia: «Estuve desde las doce del mediodía hasta toda la noche, más parte del otro día, descuartizando el cuerpo». Insistió en que actuó solo, sin ayuda, y que lo hizo mientras su esposa «ya estaba fría». Entre los detalles más escabrosos de su declaración, destacó que «cogí las cáscaras de la cabeza y las trituré en trocitos muy pequeñitos».

Gallego explicó que durante varios días salió a caminar con una mochila y fue deshaciéndose de los restos: «Salí la primera vez por la mañana, fui al Lidl y tiré por esa zona. Luego seguía tirando durante ratos». Confirmó que el procedimiento fue planificado y reiterado: «Una parte la tiré al container: la cabeza, las costillas, todo lo gordo. Y al paseo iba con una mochila e iba tirando los restos». También reveló que algunos fragmentos los dejó expuestos en zonas accesibles: «Cogí las costillas y las tiré por la zona, me las llevé en una bolsa».

«Metí todo en bolsas de basura. Una parte la tiré al container: la cabeza, las costillas, todo lo gordo»

Declaró que embaló los restos en bolsas negras: «Metí todo en bolsas de basura negras, en doble bolsa». Respecto al instrumental usado para trocear el cuerpo, dijo: «Utilicé una sierra de cortar hierro, un cuchillo y un martillo». Tras completar el proceso, se deshizo de las herramientas: «Las tiré en el mismo container, las tiré sueltas. La mochila también la tiré hace una semana, no recuerdo cuándo».

Tras haber ocultado los restos, elaboró una coartada que sostuvo durante casi cinco años. «La nota de ausencia la escribí yo. Lo hice porque ya no sabía qué hacer más, fue una pantomima más». Días después denunció en la Comisaría de Maspalomas la desaparición de su esposa: «Fui y dije a la Policía que ella había abandonado el domicilio. Me dijeron que tenía que ir al juzgado a poner la denuncia. En Las Palmas empecé con la denuncia. Puede ser que la pusiera el 11 de marzo de 2021».

Preguntado por su comportamiento tras los hechos, explicó que «limpié el apartamento con lejía. Estuve día y noche limpiando». Afirmó que compró al tiempo una vivienda en Las Palmas con el dinero de la cuenta común: «Cogí los cuatro duros que tenía en el banco y compré un piso en Las Palmas y solicité el divorcio». Cerró la cuenta compartida: «Cerré la cuenta y la puse a mi nombre solo». En el procedimiento de divorcio pidió quedarse con el domicilio conyugal: «La vivienda del sur era común de gananciales. En el divorcio pedí que la vivienda fuera para mí en exclusiva».

Según su testimonio, los hechos comenzaron con una discusión doméstica. «Ella vino de la calle fuera de control, dando voces, gritos, y yo le pregunté qué le pasaba, y ella dijo que era la policía, que eran unos cabrones». Afirmó que recibió golpes: «Empezó ella a darme hostias sin más. Yo le dije que ahora tenía yo la culpa de lo que le habían hecho a ella. Me dio hostias y yo la cogí de las manos para que no me siguiera pegando», declaró a preguntas de su abogado Juan Rafael Martín Hernández.

«Estoy arrepentido. Pido perdón a los afectados, a mis hijas por no haber actuado como debí hacerlo»

Relató que la mujer se soltó de su brazo y volvió a golpearle: «Ella tiene mucha fuerza y se me soltó la mano derecha y me dio un puñetazo. Yo al agarrarla me puse de pie, y le empujé cuando ella me dio una hostia, y fue cuando desgraciadamente se cayó para atrás, cayó en el suelo. Se dio en el cogote, cayó redonda al suelo y empezó a salirle sangre en la cabeza».

Al ver lo ocurrido, afirmó: «Me empapé de sangre. Fui a buscar el móvil y miraba para ella y estaba inerte total, que tenía sangre en el labio. Me descontrolé total, me entró pánico al pensar que estaba muerta. Estaba fuera de mí».

Reconoció que, aunque pensó en llamar al 112, decidió no hacerlo por miedo: «Murió instantáneamente. Iba a llamar a emergencias pero al final no lo hice. Nunca he sido maltratador, pero pensé que si llamaba iba a quedar como un maltratador de turno. La quería mucho. Tomé la decisión de no llamar porque iba a quedar como un maltratador».

Contó que al ver el cuerpo sin vida pensó que su vida estaba destruida: «Cuando vi a María Dolores en el suelo, como conozco la ley pensé que ya no me salvaba ni Dios. Me volví loco y me entró el pánico».

En varios momentos de su declaración, Gallego insistió en que su esposa había expresado deseos relacionados con la cremación. «Me acordé a las doce de la noche que ella decía que el día que se muriera quería que le repartieran las cenizas por algún lugar». Y añadió: «Para mí era muy fácil dejar todo en las bolsas y deshacerme de ella y cumplir el deseo de ella, que era tirar las cenizas en algún lugar». En ese mismo sentido, afirmó: «Dejé secar los trozos de las costillas, lo justo para tirar con las manos: costillas, pies, dedos, carcasas».

En silencio

Gallego declaró que no había contado nunca lo sucedido ni siquiera a su nueva pareja, Ruby, con la que mantenía una relación desde hacía meses. Expresó que no podía más: «No vivía tranquilo desde que ocurrió esto. He tardado en contarlo. No he dormido bien».

Aseguró que su colaboración con la Policía fue voluntaria y completa: «Es mi intención colaborar al cien por cien con la Administración de Justicia. Fue gracias a mi declaración que la policía tuvo conocimiento de dónde se encontraban los restos de María Dolores».

Cerró su declaración con un mensaje directo: «Estoy arrepentido. Pido perdón a los afectados, a mis hijas y por no haber actuado como tenía que haber actuado. Pensaba que iba a ser favorecido si el cuerpo no se encontraba, pero también he pensado que he cometido el error de mi vida».

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