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«La gente que menos tiene es la más solidaria»

«La gente que menos tiene es la más solidaria»

Arenales. Voluntarias del programa de CaixaBank colaboran con la asociación Avesar en el reparto de alimentos a familias en riesgo. Destacan el compañerismo y el apoyo vecinal

Rebeca Díaz

Sábado, 29 de mayo 2021

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«Sales muerta pero contenta». Así resumen Marisol Santana y Virginia Bello la labor que de manera altruista desarrollan cada miércoles, de 10.00 a 12.00 horas, en la Asociación Vecinal y Solidaria de Arenales (Avesar), repartiendo y colocando alimentos para atender a colectivos en riesgo de exclusión. Estas dos integrantes del Programa de Voluntariado CaixaBank, explican que se sumaron a una de las iniciativas que propone la entidad bancaria en la que trabajan sus respectivos maridos con el propósito de colaborar ofreciendo aquello de lo que disponían: su tiempo.

Apuntan que acuden una vez en semana y también el viernes que toca descargar el camión que llega del Banco de Alimentos para echar una mano a quienes también de manera desinteresada trabajan sin descanso, «mañana y tarde», en Avesar, para que las familias que ya lo estaban pasando mal antes de la pandemia y las que se han visto abocadas a pedir ayuda tras ser golpeadas por la actual situación sanitaria, tengan productos de primera necesidad.

Marisol y Virginia son conscientes de que la pandemia ha dejado patente que nadie está a salvo de verse sin trabajo y por tanto sin ingresos ni medios para atender las necesidades de sus hogares y sobre todo de sus niños. «Nos puede tocar a cualquiera», señalan.

Por eso tenían claro que debían ayudar. Marisol,explica que aunque conocía desde hacía tiempo el Programa de Voluntariado CaixaBank pero «no había tenido la oportunidad». Añade que ésta llegó «cuando dejé de trabajar, porque ya tenía más tiempo».

Comenta que ya colaboraba «antes del confinamiento» pero tuvo que hacer un parón en esta labor de voluntariado por las restricciones a la hora de estar en el local y también por protegerse frente al virus, ya que el asma que padece la hacia más vulnerable. Pero ha vuelto con las mismas ganas.

Virginia, por su parte, explica que «trabajaba jornada completa y con el covid empecé con media jornada» y al disponer de más tiempo, «porque mi hijos ya son grandes», se decidió «hace dos meses», cuando se rebajaron las limitaciones en cuanto al número de personas que podía haber en el interior del local, a poner su granito de arena colaborando en la organización de los alimentos que luego se distribuyen entre las familias que atiende Avesar, pues está convencida de que «todo suma».

Asegura que el trabajo es duro, pero no duda en desplazarse cada semana desde Arucas, donde reside, porque confiesa que también da muchas satisfacciones, sobre todo cuando ve que las personas del barrio de Arenales, donde se ubica la sede de la entidad social, se implica para dar respuesta a las necesidades de personas en dificultades. «Vienen vecinos que te tocan a la puerta y te dejan compras, y eso es súper bonito», señala.

Ambas destacan que «a veces la gente que menos tiene es la más solidaria». Y Marisol pone a modo de ejemplo el hecho de que incluso quienes reciben los alimentos, «si les ha sobrado alguna cosa de la compra anterior, te dicen que de eso aún tienen y que no se lo pongas».

Aseguran que en las tres horas que están en la sede «no paramos», pues «las cosas tienen que estar ordenadas para ira a tiro hecho» a la hora de organizar los lotes de productos que deben estar preparados antes de que acuda el beneficiario a retirarlos. Y por eso valoran sobremanera la entrega y el «compañerismo» de los voluntarios de Avesar, «que están aquí trabajando mañana y tarde» para atender a una demanda que ha crecido exponencialmente debido a una pandemia que se ha cebado en los más vulnerables.

El presidente de Avesar, José Antonio Silva, corrobora que las demandas de ayuda no paran de crecer y tampoco «las derivaciones de los servicios sociales del Ayuntamiento». Pero asegura que no pasa igual con las solicitudes de ayuda que se le hacen a la entidad municipal que, afirma, «ni responde a los correos que le mandamos».

Silva explica que no tienen posibilidad de atender tanta demanda y explica que desde abril estamos respondiendo a 1.351 beneficiarios, que suponen «unas 800 familias» de las que un 40% aproximadamente son personas inmigrantes.

Así las cosas, expone que no pueden asumir las muchas derivaciones que le llegan no solo de Arenales sino de zonas como el Cono Sur e incluso de Tafira Baja, núcleo este último muy alejado de la calle Castrillo, donde la asociación vecinal tiene su sede, por lo que se ven obligados a echar una mano a estas familias con el transporte. «Le pagamos el taxi para que se puedan llevar sus alimentos», explica.

Añade que debido a la situación sanitaria, continúan repartiendo mañana y tarde, pero siempre con cita previa, lo que permite que el reparto se agilice y las familias no coincidan a la hora de acudir a retirar sus alimentos. «Aquí no hay colas» garantiza.

Agradece que además del apoyo con voluntariado, CaixaBank les cubra el transporte de los productos que les llegan del Banco de Alimentos, algo fundamental para continuar con su labor.

Señalar que otros muchos voluntarios de la entidad bancaria en Canarias colaboran con entidades sociales como Avesar dentro la campaña #NingúnHogarSinAlimentos.

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