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Javier Darriba y J. Darriba / Las Palmas de Gran Canaria
Miércoles, 21 de marzo 2018, 07:50
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La tramitación de la modificación del Plan General de Ordenación para recortar el parque de Las Rehoyas y compensar esta pérdida de espacios libres en el entorno de La Ballena se acogerá a las disposiciones de la Ley del Suelo, pese a que el expediente fue iniciado bajo el imperio de la antigua Ley de Ordenación del Territorio de Canarias y de Espacios Naturales de Canarias. El cambio supone que el Ayuntamiento esquiva el control de la Comisión de Ordenación del Territorio y Medio Ambiente de Canarias (Cotmac), competente en materia de aprobación definitiva de los cambios del planeamiento cuando se alteran las zonas verdes o los espacios libres, o cuando se incrementa el volumen edificable de una zona.
En el caso concreto de la modificación del planeamiento de Las Rehoyas y La Ballena ocurre esto: se reducen los espacios libres del parque de Las Rehoyas para permitir la construcción de 146 viviendas en el espacio que hoy ocupan el aparcamiento y el campo de fútbol anexo. Sin embargo, se compensa esta pérdida en La Ballena pese a que se trata de un ámbito diferente y aún cuando el nuevo espacio libre no sea nuevo, sino la zona de parque que se construyó sobre los antiguos campos de fútbol que quedaron en desuso -por problemas de cimentación- y que seguían calificados como espacio deportivo.
Ya la secretaría general municipal advirtió de que la eliminación de zonas libres debía ser compensada en el mismo ámbito y no en La Ballena, con 2.435 metros cuadrados nuevos de espacios libres, en función de la exigencia legal de garantizar cinco metros cuadrados por habitante cuando se incremente el volumen edificable de una zona.
A esto el Ayuntamiento respondió que la compensación de esos espacios libres no sería posible ni en el sistema general Parque de Las Rehoyas «porque la totalidad del ámbito ya cuenta con tal calificación», ni en el suelo contiguo, el del plan parcial Rehoyas-Arapiles porque supondría una merma de «las posibilidades del ámbito para la reposición de viviendas».
El recurso a la Ley del Suelo -a la que votaron en contra los grupos parlamentarios de los tres partidos que hoy conforman el tripartito- evita que la Cotmac se pronuncie sobre este asunto y deja la decisión en manos de los políticos del Ayuntamiento, que se tendrán que posicionar este viernes en pleno.
Eso podría explicar que el gobierno local optara por continuar la tramitación conforme a la Ley del Suelo y no a la norma anterior. «A lo mejor se podría haber hecho con la ley anterior», reconoció el concejal de Urbanismo, Javier Doreste, «pero la Ley del Suelo es más rápida». Y eso, en parte, porque esquiva las trabas que podría haber puesto la Cotmac.
Doreste desliga la decisión de una voluntad de evitar controles. «La decisión está tomada por los técnicos, que consideran que era el trámite más rápido», expuso.
A pesar de que su partido votó en contra de la Ley del Suelo, el edil interpreta que no hay incongruencias. «Es como cuando tengo una limitación de velocidad de 80 kilómetros por hora aunque pueda estar en contra de ella, tengo que respetarla», detalló. Y puso como ejemplo que también se está recurriendo a las posibilidades que ofrece la Ley del Suelo para agilizar la concesión de licencias.
El concejal del Partido Popular Ángel Sabroso denunció las «piruetas administrativas de difícil encaje normativo e imposible justificación política» para impulsar el cambio de espacios libres desde el sistema general de Las Rehoyas al de La Ballena.
«El parque de Las Rehoyas, construido en 1999 por el Partido Popular, es uno de los pulmones y orgullos de Ciudad Alta, completado con el ascensor panorámico y el complejo deportivo con piscina, y ahora los partidos PSOE-Podemos-NC, que no han hecho ni un solo parque nuevo en la ciudad, quieren recortarlo», añadió.
Para Sabroso, «la norma lleva a compensar la pérdida de espacio libre, con este tipo de recalificaciones, ahí donde se produce la pérdida, no en otro sitio. Es como si se construye un nuevo edificio de 200 viviendas en La Isleta y se introducen los espacios libres correspondientes en San Cristóbal».
El PP reclama un informe jurídico de ámbito superior que elimine todas las dudas puestas de manifiesto a este respecto durante la tramitación del expediente.
Los metros cuadrados de espacio libre que se pierden en Las Rehoyas (más los nuevos que habría que crear por la nueva edificación), «no se compensan en ninguna parte». Por eso, el edil popular considera que «los grandes perjudicados son los vecinos de Las Rehoyas, Coperfham, El Polvorín, Miller y Divina Pastora... pues pierden zona verde y deportiva, mientras aumenta la presión urbanística. Y rompe la concepción del parque de Las Rehoyas como pulmón verde de Ciudad Alta, tal y como se planteó a principios de los 90 y se ejecutó en la segunda mitad de esa década por el Partido Popular».
Pero, además, realmente no se gana nuevo espacio libre en La Ballena, porque lo que en verdad se hace es actualizar a efectos de datos y formalismos en el Plan General, la superficie de zonas verdes que ya existe desde hace años ahí.
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