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Un ejemplar de delfín mular ('Tursiops truncatus') en avanzado estado de descomposición ha sido visto flotando estos días en aguas del sur de Gran Canaria.
El cetáceo fue visto el jueves cerca de la costa de Patalavaca, hasta donde se acercaron varios miembros del Instituto Universitario de Sanidad Animal y Seguridad Alimentaria (IUSA) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC). Allí pudieron tomarles algunas muestras y algunos dientes para su posterior análisis, pero el animal no pudo ser recuperado, en parte, porque la autolisis dificulta el manejo del cadáver sin romperlo.
El veterinario del centro de recuperación de fauna silvestre del Cabildo de Gran Canaria, Pascual Calabuig, estima que el animal puede llevar muerto unas dos semanas.
El delfín mular medía alrededor de 2,2 metros y parecía una hembra. Durante la noche, la marea lo sacó mar adentro y este jueves fue avistado de nuevo, con un cabo alrededor del cuerpo, en la zona exterior de la escollera de Anfi por parte de un buque de observación de cetáceos, el Spirit of the Sea.
De acuerdo a los datos que maneja el profesor Manuel Arbelo, del IUSA, especializado en la patología y causas de la mortalidad de los cetáceos varados en Canarias, la media de delfines mulares muertos en aguas del archipiélago en los últimos veinticuatro años es de dos o tres ejemplares cada año. En 2023 vararon cuatro delfines mulares en toda Canarias.
En las aguas canarias son frecuentes todo el año, incluso a menos de tres kilómetros de la costa. En primavera y verano se suman a nuestro litoral grupos de otras zonas que vienen a reproducirse.
Los delfines mulares son los representantes mayores de la familia delfínida, si se excluyen a las orcas y los calderones. Su talla media es de 2,6 metros, aunque se ha identificado ejemplares de más de tres metros y 500 kilos de peso.
Las especies de cetáceos que más muertes registran en nuestras islas son el delfín moteado atlántico ('Stenella frontalis') y el delfín listado ('Stenella coeruleoalba') ya que tienen presencia en aguas canarias durante todo el año y se mueven en grupos con un gran número de individuos, de ahí que, por una simple cuestión estadística, sean los que más ejemplares aporten al censo de defunciones, según explica Arbelo.
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