La capital perdió 85 contenedores de basura y 47 papeleras por el fuego a lo largo de 2021
La quema de depósitos de materia orgánica se duplicó en el último año, mientras que se redujeron los casos en los de papel
En 2021 no hubo que esperar mucho a que se produjera el primer incendio intencionado de un depósito de basura: el 2 de enero ya ardía un contenedor de carga lateral, con capacidad para 2.400 litros, en la calle Salvador Cuyás. Y cinco días después se fundía la primera papelera en Doctor Julio Barry Rodríguez. Con ellos se inició una macabra estadística que se prolongó hasta finales de año: el 30 de diciembre amanecía con otros dos depósitos calcinados -uno de vidrio y otro de papel y cartón- en la Vega de San José; y el 31 de diciembre se cerró la estadística anual con una papelera menos, en concreto, la de color burdeos que fue calcinada en el Paseo de Tirma, según la estadística que maneja el servicio municipal de Limpieza.
En total, a lo largo del pasado año fueron pasto de las llamas 85 contenedores de basura y 47 papeleras. Esto supone un aumento de casi un 15% respecto al primer tipo y un descenso del 43% en cuanto a las segunda, si se toma como referencia el año 2020. En este año se contabilizó la quema de 74 contenedores (once menos que en 2021) y 82 papeleras (35 más).
Por tipos, los contenedores de carga lateral, tanto los de mil litros como los de 2.400 litros de capacidad, volvieron a ser los más afectados por los incendios. Sin embargo, el castigo a este tipo de depósitos en 2021 fue mayor que en el año que le precedió: 54 frente a veintiséis.
En cuanto al resto de contenedores quemados, apenas hay variación en los de vidrio (once en 2021 frente a doce de 2020), ni en los de plástico (trece frente a quince).
Sí, en cambio, hay una disminución importante en el caso de los de papel, pues los veintiuno que ardieron en 2020 se quedaron en solo siete durante el año que acaba de terminar.
También hay un descenso importante en cuanto al número de papeleras incendiadas en Las Palmas de Gran Canaria. Si durante 2020 fueron 82 las bajas, en 2021 la cifra se rebajó a las 47.
El dato
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200.300 litros. Es la pérdida de capacidad de almacenamiento de basura que sufrió la ciudad -hasta su reposición- como consecuencia de la quema intencionada de contenedores.
La moda de quemar contenedores de basura no se puede circunscribir a un lugar concreto de la ciudad. Se produce en todos y cada uno de los cinco distritos y, durante el año pasado se propagó a unos cuarenta barrios. Sí hay algunos en los que la incidencia fue mayor: en Tamaraceite, por ejemplo, ardieron nueve contenedores y siete papeleras; en San Juan, siete contenedores; seis depósitos y una papelera en La Paterna; otros seis en Schamann; o cinco contenedores y siete papeleras en Arenales.
Desde el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria se asegura que la mayor parte de los contenedores y papeleras que fueron quemadas han sido repuestos. Pero lógicamente, esto tiene un coste para las arcas públicas. Desde el servicio municipal de Limpieza se calcula que las pérdidas pueden rondar los 46.000 euros, de los que algo más de 11.000 se corresponden a los depósitos de carga lateral; otros 5.700 euros, a los de vidrio; unos 16.000 euros a los de plástico; más de 9.000 euros por los de papel; y unos 3.000 euros por las papeleras quemadas.
A todo ello hay que sumar el coste de la extinción del incendio. La movilización de un equipo de primera salida -unos cinco bomberos- y el empleo de agua o espuma para apagar el fuego tienen un sobrecoste de unos quinientos euros de promedio por contenedor. Estamos hablando, por tanto, de casi 42.000 euros más, esto es, tanto como el coste material de reposición de los depósitos que fueron calcinados.
Con estas cifras, el promedio mensual de contenedores quemados el año pasado fue de siete, uno más al mes que en 2020. Las cifras están todavía lejos de los diez al mes que se quemaron en 2013 (120 depósitos calcinados) y a mucha distancia del mínimo marcado en 2018, cuando solo fueron dos de media mensual.
