Las altas temperaturas registradas en la capital grancanaria, con sensación de bochorno incluida, y el paso de una mañana en la que turnaron las nubes y los claros a una tarde espléndida, más propia del verano que de la primavera, hizo que la estampa que dejaba el principal arenal de la ciudad fuera el de un lleno de usuarios que también se reflejaba en el paseo y en sus terrazas. Un día propicio para el disfrute.