Avesar renuncia a los congelados por el incremento del coste de la electricidad
La entidad solidaria de Arenales denuncia que la «pobreza energética» que sufren sus beneficiarios les impide conservar y cocinar alimentos
La Asociación Vecinal y Solidaria de Arenales, Avesar, denuncia que el incremento del coste de la luz está abocando a sus beneficiarios a renunciar a productos de alimentación que requieran conservación o cocinado «porque no pueden pagar la factura».
José Antonio Silva, presidente de esta entidad sin ánimo de lucro, señala que «la pobreza energética» se ceba con personas que vienen arrastrando una situación de precariedad desde hace años y que se ha visto agravada tras la pandemia. «Muchos de los beneficiarios tienen la nevera apagada hace tiempo», pone a modo de ejemplo de la situación límite a la que han llegado muchas de las más de 600 familias que atienden con la entrega mensual de un lote de alimentos de primera necesidad, y que suponen «entre 1.400 y 1.600 personas».
Asegura que en algunos casos la precariedad es tal que «tenemos beneficiarios que se van a duchar a las Alcaravaneras o Las Canteras para no encender el termo», y que como «el gas también ha subido» la gente no tiene capacidad de cocinar determinados productos.
«Ha cambiado mucho la mentalidad porque la gente se ve impotente para pagar la factura de la luz y están comiendo lo más sencillo», dice respecto a la subida que los usuarios han notado en el recibo. «Hay casos en los que han pasado de pagar 60 euros al mes a 150 o 170», dice.
Esta situación ha llevado a Avesar a pedir al Banco de Alimentos que «no nos mande productos que necesiten frío», algo muy diferente a lo que pasaba solo tres años atrás, «cuando clamábamos por productos congelados», dice Silva. Pero señala que en estos momentos «no tenemos garantía de que si entregamos estos productos, las familias los vayan a poder aprovechar».
Además, reconoce que en la sede de la entidad solidaria también han tenido que restringir gastos y renunciar a usar algunos congeladores ya que el coste energético que afrontan ha crecido exponencialmente. «Estamos pagando entre 600 y 800 euros al mes», indica.
Así las cosas, Silva explica que ahora solicitan alimentos «como si fueran a entregarse a personas que viven en la calle» y preparan cestas con productos que sean de «abrir y comer», esto es «latas y artículos fáciles de cocinar y almacenar que no requieran un consumo energético habitual».
El representante de Avesar considera que las instituciones públicas, sobre todo el Cabildo y el Ayuntamiento capitalino, tienen que dar un paso al frente para echar una mano a personas que ya estaban pasando una situación complicada y a las que «la carestía de la vida» está privando de «un bien esencial» como es tener suministro de luz y agua.
Respecto al abastecimiento de productos, asegura «que el Banco de Alimentos se está portando bien» y de momento pueden atender el reparto mensual de sus beneficiarios. Además, explica que gestionan productos como el aceite para que reciban «un litro de oliva y otro de girasol».
Pero entiende que la situación se va a complicar de cara al futuro y reconoce la «impotencia» que sienten «por no poder hacer nada» al respecto.
