Adiós a la histórica panadería Virgen de la Milagrosa tras más de 30 años

Adiós a la panadería Virgen de la Milagrosa, o popularmente conocida como 'La de Santiago'. El negocio cerró definitivamente el 15 de abril tras más de 40 años elaborando pan artesanal en Las Palmas de Gran Canaria.

«Se va a echar mucho de menos, al principio lo hacían con leña de eucalipto», señala Begoña, trabajadora de la tienda del Bazar Murillo en el barrio de San Lorenzo, uno de los comercios donde esta panadería distribuía sus panes y bizcochos.

«Llevo más de 21 años en esta tienda y desde entonces hemos comprado ese pan», recuerda Begoña con nostalgia. Afirma que venían personas de todo el archipiélago, especialmente de Gran Canaria, en busca del pan de La Milagrosa. «Han llegado a venir desde Tenerife y Lanzarote preguntando por el pan de La Milagrosa», exclama una de las trabajadoras que regenta el Bazar Murillo.

El negocio, que se encuentra situado en la Carretera Vecinal de La Milagrosa justo antes de llegar al pueblo subiendo por la carretera GC-381 desde San Lorenzo, cesa su actividad para la tristeza de muchos vecinos y vecinas de la zona que ven como uno de los panes con más historia de la isla no se elaborará más.

«Era uno de esos panes que solo con olerlo ya sabías que estaba hecho con cuidado, paciencia y cariño», comenta un vecino tras enterarse de que ya no habrá más pan de La Milagrosa a las puertas del citado bazar que lo vendía en el pueblo. «A mí el que más me gustaba era el redondo», aporta otro residente de la zona a las puertas del local. El pan redondo era uno de los favoritos de sus habituales clientes.

Distribuían a muchas tiendas, restaurantes e incluso gasolineras de esta zona de la capital grancanaria. Este alimento también se llegó a vender hace unos años en el tradicional mercadillo de los domingos de San Lorenzo.

Era de corteza dura y arrugada en los bordes -característica que lo distinguía- y su olor sorprendía. Otro vecino recuerda que siempre iba todas las mañanas a comprar «su pan favorito» de la isla. «Ya se están perdiendo los alimentos artesanales y es una pena porque a mí solo me gustan los que se hacen artesanalmente y no congelados», le comenta a Begoña, mientras pide por última vez dos panes de La Milagrosa.

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