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Solemne, cercana, alborozada y gozosa transcurría la función solemne del Día del Pino ante la Patrona de Gran Canaria, en su Basílica de Teror. Lejos de determinados círculos protocolario y periodísticos, en los que, desde el día anterior, o de las primeras horas de esa mañana, corría un intenso rumor de que algo se anunciaría, en la 'homilía del Sr. Obispo' según algunos, nada hacía presagiar a quienes con devoción seguían la celebración de la misa. Sin embargo, los rostros se iluminaron con llamativa sorpresa cuando, al final de la misa, el Obispo Auxiliar, D. Cristóbal Déniz, se acercó al atril y dio comienzo a la lectura de un enjundioso mensaje diocesano, que hablaba del presente y del futuro trayecto del apostolado y de la iglesia en esta isla. A nadie se le ocultaba ya, como aconteció también el 8 de septiembre de 2014, o en el del 1999, de que, tras ello, se anunciaría una nueva bajada de la Virgen a la capital grancanaria, en un Año Jubilar que abre enormes expectativas a la Iglesia, y que debe tener mucha incidencia en esta Diócesis de Canarias.
Y así fue, cuatrocientos diecisiete años después de aquella primera bajada en 1607, se anunciaba gozosamente una nueva Bajada de la Patrona de la Gran Canaria y de la Diócesis de Canarias. Con la gran novedad de continuar su procesionar jubilar por el sur de la isla, con la novedosísima visita a los templos de Telde y de San Rafael de Vecindario. Si el Cristo de Telde vino a acompañarla en la bajada del año 2000, también año jubilar, ahora es Ella quién visitará a su Hijo en su basílica teldense, y resaltaran la honda historia de fe y de apostolado que marca la misma génesis de la gran Ciudad de Telde, aquella que marcaron los misioneros mallorquines en el siglo XIV y la creación del primer Obispado de estas islas, el Obispado de Telde, inicialmente conocido como 'Obispado de las Islas Afortunadas', erigido en el año 1351. Desde allí partirá hacia el sur (¿sola, o la acompañará también el Cristo de Telde en esta ocasión?, no se sabe nada aún, el Sr. Obispo ya indicaba que los pormenores de toda esta nueva bajada, de la pastoral evangelizadoras que conlleva, se anunciará a su debido tiempo), y allí, en el entorno del Arciprestazgo del Sur, de la población populosa, cosmopolita, hoy por hoy imparable en su crecimiento, se encontrará con un mundo nuevo, complejo, que mira sobre todo al porvenir; una nueva Gran Canaria que tiene y quiere conocer, pues con ella también deberá convivir, adentrarse en sus corazones y contribuir a construir ese futuro. Allí estará muy cerca de la honda devoción que también se le tiene, y el gran culto que se le da, a la advocación de María del Pino en la parroquia de Arinaga.
Mayo del 2025 será una brillante primavera mariana en Las Palmas de Gran Canaria, pues semanas antes de esta nueva bajada, la que puede hacer la número 52, tendrá lugar la solemne coronación Canónica de Ntra. Sra. del Carmen, que para ello procesionará desde su templo en La Isleta hasta la Base Naval, donde parece que tendrá lugar la ceremonia de la coronación. Un procesionar y un evento sagrado donde Las Palmas de Gran Canaria entera, con toda la isla, en especial todos esos lugares de costa, medianías y cumbres, que llevan al Carmen por Bandera, se volcarán en su compañía, pues esta es otra de las tradiciones insulares más identitarias.
Así, será una primavera en la que se apreciará en todo su sentido lo expresado, este 8 de septiembre en Teror, por el Obispo D. José Mazuelos en su homilía, cuando sabedor de lo que significa aquí tierra y mar, María en su advocaciones del Pino y del Carmen, conociendo que más tarde se anunciaría esta nueva bajada, señalaba la necesidad de atender a esos mundo emergentes que hoy señalan la vida cotidiana insular, y exponía como «Hoy, ante el drama que supone el problema de la migración, también tenemos que escuchar la voz de Jesús y tener presente que esa agua amarga y salada del Atlántico se puede convertir en el vino de la fraternidad y la comunión cuando se respete la dignidad de todas las personas».
Si las primeras bajadas supusieron la aparición de usos y costumbres sobre las que se asentó una tradición identitaria de la Gran Canaria, motivadas entonces por situaciones de sequías, hambrunas, enfermedades, plagas o epidemias, ahora, en este siglo XXI, en una situación que se vuelve verdaderamente novedosa, para lo que ha sido el acontecer insular en los anteriores cinco siglos, la Bajada de 2025 marcará un tiempo nuevo, el inicio de una mirada de la Virgen muy diferente, un nuevo y sugerente 'resplandor maravilloso', que presagia todo lo que deberemos ser para entender el futuro con esperanza. Será un tiempo nuevo para la identidad y las tradiciones isleñas.
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