«El garrote pudo ser un arma aborigen que ha sobrevivido por su uso por los pastores»
El arqueólogo Javier Velasco, que este jueves ofreció una charla en Santa Lucía, sitúa los orígenes de la herramienta en la sociedad prehispánica
El uso del garrote, vinculado a una de las tradiciones más arraigadas entre los canarios, hunde sus raíces en la sociedad prehispánica. Es más, la tesis que maneja el arqueólogo Javier Velasco es que esta herramienta «pudo ser un arma aborigen» que, sin embargo, ha sobrevivido porque también tenía una utilidad cotidiana. «Del elenco de armas que manejaban los antiguos canarios, era la única que tenía una funcionalidad práctica en la actividad laboral cotidiana de los pastores».
Con esa premisa de partida, Velasco ofreció este jueves una charla en el marco de las II Jornadas Nacionales del Juego del Garrote Tradicional, que seguirán también este viernes y este sábado en Santa Lucía de Tirajana. Las ponencias, este jueves y hoy viernes, se imparten en la sala Nelson Mandela del teatro Víctor Jara. Y este sábado concluirán el seminario con una exhibición de juegos tradicionales en la Plaza de los Algodoneros, en Vecindario, a partir de las 11.30 horas.
La conferencia de Velasco, con el título 'Una vida en guerra: guerreros, víctimas, armas y heridas de los antiguos canarios', profundizó en el uso de la violencia y sus distintos tipos en aquella sociedad previa a la conquista.
Apuntó que, como la mayoría de las sociedades tradicionales, los prehispánicos recurrían a la violencia como método para resolver conflictos. Y distinguió dos tipos. Una era intragrupal, que provocaba en las víctimas lesiones no mortales, y otra era intergrupal, en confrontaciones entre distintos grupos de la isla, que sí tenía resultados mortales.
Buena parte de estas conclusiones las han sacado del estudio de 788 individuos aparecidos en yacimientos de la isla, de los que un 30% presentaba huellas de violencia en el cráneo, que debió ser solo la punta del iceberg.
Además, explicó que hombres y mujeres no presentan el mismo tipo de heridas porque no combatían de la misma manera, y detalló que entre las heridas las había contusas, producto de golpes hechos con objetos romos, no cortantes, y otras perforadas, practicadas con instrumentos punzantes.
Y entre las armas que manejaban, dijo que la mayor parte eran elementos de madera. Podían ser palos largos o cortos, elementos apuntados o punzantes, como jabalinas, y piedras, bien para arrojarlas, o para metérselas entre los dedos para provocar cortes en peleas cuerpo a cuerpo.
Para Velasco, el garrote, hoy modificado, no solo figuró entre las armas que usaban los antiguos canarios, sino que pudo tener sentido más allá de la conquista. Sectores de la población que no pudieron tener acceso a la justicia o lo tenían de forma irregular mantuvieron el garrote como instrumento para resolver conflictos, porque, además, insistió, seguía teniendo una funcionalidad cotidiana entre los pastores.