Un exceso de boro obliga a Mogán a pedir no ingerir agua de abasto de El Hornillo a la playa
El Ayuntamiento emitió un comunicado oficial para informar a los vecinos. La solución llegará en tres semanas. Bastará con un cambio de piezas en la desaladora del municipio
Los últimos análisis realizados han revelado un exceso de boro en el agua de abasto que se le suministra a los vecinos que viven entre El Hornillo y la playa de Mogán, por lo que el Ayuntamiento, que asegura que no hay motivos para la alarma, emitió esta semana un comunicado en el que hace saber a los residentes que se ve obligado a restringir el uso del agua del grifo «para beber, cocinar y preparar alimentos». Dicho de otra manera, no se debe ingerir. En cambio, se podrá seguir empleando para el resto de usos, como, por ejemplo, el aseo personal.
La medida, en vigor desde este miércoles, afecta a los vecinos de El Cercado, Lomo Quiebre, El Hornillo, El Palmito y Playa de Mogán, y en principio permanecerá activa hasta finales de año. El edil de Aguas, Ernesto Hernández, explicó ayer que la solución pasa por la sustitución de unas membranas en la desaladora. Asegura que se trata de un problema más o menos habitual. Esas piezas se desgastan, y cuando eso pasa, enseguida se detecta una mayor presencia de boro en el agua de abasto. Así las cosas, bastará con que se sustituyan esas membranas. La previsión es que esta operación se ejecute el próximo 21 de noviembre.
Hernández quiso tranquilizar a los vecinos y subrayó que el agua que se les suministra sigue estrictos controles. No en vano, se somete a un análisis semanal en el que se cumple a rajatabla el protocolo que establece el Servicio de Vigilancia Sanitaria del Servicio Canario de Salud para el agua de consumo humano. De acuerdo con la normativa estatal bajo la que se rige, el Real Decreto 140/2003 por el que se establecen los criterios sanitarios de la calidad de ese tipo de agua (la que consumen las personas), la presencia de boro no puede superar la cantidad de un miligramo por litro, y según Hernández, la que se suministra a esta zona de la playa de Mogán registra 1,14 miligramos de boro por litro. Por eso se restringe su uso para beber, cocinar o preparar alimentos.
El protocolo es tan estricto, aclara, que una vez sustituidas las membranas, no se permitirá ingerir esa agua hasta que cuatro analíticas semanales consecutivas revelen que el parámetro se cumple. Por tanto, al menos a priori, estos vecinos tendrán que mantener esta restricción de uso hasta finales de este año 2020.
