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Alberto Artiles Castellano y Mogán-La Aldea de San Nicolás
Domingo, 28 de enero 2018, 03:18
Güi Güi (Guguy para los lugareños) vive ajeno al ruido. Desde que CANARIAS7 alertase de la puesta en venta de parte de su territorio en un portal chino, la reserva natural especial y área de sensibilidad ecológica del municipio de La Aldea de San Nicolás ha vuelto a situarse en el mapa de Gran Canaria como uno de los parajes salvajes aún sin mancillar por el alquitrán y el cemento. Su habitual quietud, solo roto por el canto del viento y el crepitar de las olas, se ha visto condicionado por el temor que suscita su puesta en el escaparate. Aunque gran parte de su entorno pertenece al ayuntamiento, es su salvaje frente marítimo de arena rubia y aguas cristalinas, dividido en playa chica y playa grande, el que permanece en manos privadas de una empresario que, una vez más, trata de rentabilizar su inversión en un entorno protegido por su condición de reserva natural especial.
«¿Miedo? Aquí no se puede hacer nada, pero está la inquietud de que cambien las leyes y se permita construir algún día. Entonces Güi Güi dejaría de ser Güi Güi, porque su esencia está en lo poco accesible que es y su naturaleza virgen. Es de todos los canarios y no tiene precio», afirman los pocos residentes y visitantes habituales, a quienes les tranquilizaría sin embargo que este rincón del suroeste de Gran Canaria pasase a titularidad pública.
Es precisamente su difícil acceso lo que le ha librado de la masificación y el incivismo. Aunque los pocos que viven en Güi Güi luchan por mantener el lugar intacto, los accidentados senderos desde La Aldea o Tasartico, solo aptos para piernas con cierto kilometraje, no se libran de la insensibilidad de los que no respetan el entorno. Otra opción es acortar tiempo en barco desde Mogán o La Aldea, siempre con permiso de un mar bravo y traicionero. Güi Güi es silencio y anonimato, un paraíso que impresiona por la pureza de sus aguas, en contraste con las pétreas paredes vigilantes que lo enmarcan, y que forman parte del macizo volcánico más antiguo de la isla. Crestas salpicadas por tabaibas, cardones y palmeras canarias de las montañas Hogarzales o Del Cedro con desniveles de más de 1.000 metros en poco más de 5 kilómetros hasta la costa. Solo quedan vestigios de asentamientos prehispánicos y alguna construcción en ruinas de cuando se cultivaban tomates o se pescaba en su costa. Recuerdos que sucumbieron en un paraíso indómito que nadie (aún) ha podido conquistar.
Hay dos formas para acceder a Güi Güi (Guguy para los puristas u oriundos), y ambas entrañan dificultades de cierta enjundia, una circunstancia que ha librado al lugar de la masificación. Caminando, el valiente sin vértigo que lo intente tiene que estar habituado al senderismo con cierta exigencia e ir cargado de provisiones para un camino accidentado entre barrancos y laderas con gran desnivel, condimentadas muchas veces por temperaturas cercanas, sobre todo en época estival, a los 30 grados. El camino más corto, desde Tasartico, se puede hacer con cierta agilidad en unas dos horas, tiempo que se multiplica desde otros puntos del suroeste o La Aldea.
Otra opción es llegar en barco. Sin embargo, en esta época, no siempre es posible. Es más, desde el jueves es casi imposible llegar a Güi Güi por la costa por el fuerte oleaje, sea desde La Aldea o desde Mogán. Desde este punto el trayecto puede durar menos de una hora si el mar lo permite. El paso fronterizo marítimo lo marca la punta del Descojonado, en Tasartico. Esta formación rocosa, estrecho entre las islas de Gran Canaria y Tenerife, dictamina si se puede llegar o no a Güi Güi según las condiciones, pues en ese lugar se suelen formar olas de varios metros de altura, casi siempre presentes, que pueden provocar vuelcos y hundimientos de barcos, incluso de cierta envergadura. Sin embargo, estos condicionantes tienen su recompensa al llegar a Güi Güi con el Teide de testigo.
1. A la venta por 6 millones
Güi Güi es un espacio natural protegido de unos 30 millones de metros cuadrados (2.920,9 hectáreas), de los cuales se han puesto a la venta en varios portales inmobiliarios tres millones de metros cuadrados que pertenecen al empresario grancanario Jaime Cortezo. El resto de la superficie pertenece al Ayuntamiento de La Aldea de San Nicolás, donde se ubica este paraje virgen.
2. Interés del Cabildo
El propietario de los terrenos, el empresario Jaime Cortezo, llegó a proponer al Cabildo su venta por 40 millones de euros o una serie de permutas por otros terrenos hace una década. Después de que lo haya puesto a la venta en portales inmobiliarios por 6 millones, la institución insular se ha vuelto a interesar por los terrenos a pesar de que no se puede construir allí.
3. Parque Nacional
La posibilidad de declarar a Güi Güi parque nacional es un viejo anhelo del Cabildo de Gran Canaria, que lo ha propuesto junto al Roque Nublo . El área de Medio Ambiente posee un informe elaborado por el biólogo Francisco González Artiles justificando dicha declaración, «tanto por sus valores ambientales como por las ventajas que para su conservación», defiende el documento.
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