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Estrellas, constelaciones y hasta galaxias de piedra y plantas reverdecen el campo de antenas del Centro Espacial de Canarias, en San Bartolomé de Tirajana, gracias al buen hacer de un grupo de alumnos de dos institutos del municipio, el IES El Tablero y el IES Faro de Maspalomas.
Este martes parte de sus artífices y de su profesorado se convirtieron en invitados especiales de un acto convocado por el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), al que pertenecen las instalaciones, para agradecerles que les hayan reconvertido terrenos yermos y sin alma en bonitos jardines en los que cabe el universo. Jardines Espaciales de Maspalomas. Así se les bautizó.
La ocasión mereció incluso la presencia del director general del INTA, el teniente general Julio Ayuso, acompañado por el Subdirector General de Sistemas Espaciales del INTA, Ángel Moratilla, y el director del Centro Espacial de Canarias, el coronel Álvaro Martínez-Villalobos, que ejerció de anfitrión.
Hubo ceremonia de descubrimiento de placa, entrega de obsequios y un pequeño convite con vivas incluidos al rey con ocasión de la jura de bandera de su hija, la princesa Leonor. Por el Ayuntamiento, que colaboró con este proyecto, acudieron el alcalde, Marco Aurelio Pérez, y la edil de Educación, Elena Álamo. Por los centros, aparte de una representación de sus alumnos y profesores, los directores, Daniel Escobar, del IES Faro de Maspalomas, y Esther Villanueva, del IES El Tablero.
Óliver Cruz, alumno de segundo año del ciclo de grado medio de técnico de Jardinería y Floristería del IES Faro, participó en el grupo que asumió la ejecución de la parte del jardín en L que ahora rodea una de las esquinas de la sede central de este espectacular campo de 36 antenas, uno de los 14 que gestiona el INTA en toda España y que está dedicado a la observación de la Tierra, a las comunicaciones y a servicios de salvamento.
«Primero hicimos el diseño, inspirado en temas espaciales», apunta Cruz. Eso fue al final del curso pasado, explica Mónica Rodríguez, su profesora de jardinería y floristería. Y después emplearon algo más de una semana, con algún paréntesis por la última ola de calor, para llevar su diseño al terreno. «Hicimos tres bancales de diferentes alturas con madera que reciclamos en el centro; la tierra estaba apelmazada y seca, la abonamos para que el suelo cambiara su estructura física y química, la cubrimos de picón y la plantamos».
Son jardines autosuficientes y adaptados a poca agua, de ahí que las plantas elegidas, por petición expresa del propio INTA, hayan sido de especies xerófitas, acostumbradas a vivir y a sobrevivir en ambientes secos. La elección de las plantas, advierte Cruz, también recayó sobre los alumnos.
El ciclo de grado básico en Agrojardinería y Composiciones Florales del IES El Tablero fue el primero que colaboró con el INTA el curso pasado y les plantó dos parterres. Luego se sumó el IES El Faro. En total, 160 metros cuadrados, pero al INTA le sobra suelo que reverdecer, y a estos alumnos, las ganas de implicarse.
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