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Varios representantes de la comunidad gitana denuncian que la colectividad de este pueblo en Ingenio «se siente utilizada» por el Ayuntamiento porque entienden que el gobierno local ha intentado «sacar rédito político» de un proyecto participativo que se hizo en 2018 y que, sin embargo, «no ha tenido continuidad». Les ha dolido enterarse varios meses después de que la edil de Servicios Sociales, Elena Suárez, participó en septiembre pasado en un foro de la Plataforma Europea para la Inclusión del Pueblo Gitano, actuando, dicen, como su representante y sin haberles al menos avisado.
Financiado por el Cabildo, fue un estudio diagnóstico sobre la realidad socioeconómica de la comunidad gitana local en el que se usaron metodologías participativas que convirtieron a los miembros de este pueblo en objetos y sujetos, a la vez, de la investigación. Su carácter pionero y el éxito del proceso participativo con el que se elaboró han hecho posible que se esté tramitando su reconocimiento como proyecto de buenas prácticas por el Gobierno central.
José Carmona Santiago, trabajador social y doctor en Psicología, técnico tinerfeño que coordinó aquel proceso, ha difundido en redes un vídeo en el que explica las razones del malestar de la comunidad a la que, al fin y al cabo, él también pertenece. Se queja de que la parte política está «sacando rédito» del trabajo y «lo está paseando por Europa sin tener en cuenta, no ya a la parte técnica», que es la que él asumió en su día, «sino a los verdaderos protagonistas, que han sido silenciados». Reprocha al final que una paya blanca, en alusión a la edil, «se haya atribuido los méritos que no tiene».
José Carmona Carmona, presidente de la Federación Gitana de Canarias, critica al Ayuntamiento porque ha incurrido en un caso claro de «antigitanismo institucional». Y se explica. «Cuando la concejal se jacta de dar voz al pueblo gitano lo que en realidad está haciendo es silenciarlo». Y también reprocha al Cabildo que financiara el estudio, que esté editado y que, sin embargo, nunca lo haya difundido. Y Francisco Carmona, pastor de la Iglesia Evangélica Nuevas Generaciones, confesaba este jueves la «decepción» de su pueblo tras lo sucedido. Fue esta iglesia (antes con otro nombre) la que cedió su local y aportó el material fungible para las 15 sesiones con las 40 personas que participaron. «Merecemos un poquito más de respeto como pueblo, de todo aquel trabajo no se ha hecho nada», subraya antes de aclarar que detrás de su queja no hay nada personal contra Suárez.
Por su parte, la edil, tras conocer este malestar, admitía este jueves que «quizás la comunicación no ha sido todo lo fluida que debería», pero cree que todo ha sido producto de un malentendido, que, en todo caso, comprende. Deja claro que nunca ha querido erigirse en representante del pueblo gitano y subraya el firme compromiso del Ayuntamiento por desarrollar aquel proyecto. El problema, explica, es que de 2018 para acá las elecciones, que provocaron cambios en las administraciones, y la pandemia han complicado encontrar la financiación, pero aclaró que ya está resuelta, que se realizará con los fondos de la Edusi y que, de hecho, está a punto de salir a licitación pública para que pueda empezar a materializarse. Asegura que se acercará a la comunidad para explicarles lo sucedido y que hará lo posible para que este desencuentro, que se compromete a resolver, «no empañe un trabajo tan único y bonito».
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