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Comenzar una nueva vida en Tunte

Comenzar una nueva vida en Tunte

Un centenar de inmigrantes de seis países africanos permanecen en libertad alojados en la residencia de San Bartolomé de Tirajana, atendidos por Cruz Roja Española y por habitantes del pueblo, quienes se han volcado para proveerles de alimentos, calzado y vestimentas. Están muy agradecidos y piden ser acogidos e integrados

Domingo, 29 de diciembre 2019, 18:18

Razones políticas, sociales, económicas, educativas y culturales, son algunas de las causas por las que han llegado a la isla un centenar de inmigrantes de 6 países africanos que ahora son acogidos en la residencia de Tunte. «Aquí van estar unos dos meses», asegura el presidente de la Cruz Roja Española en Canarias, Antonio Rico, señalando que «la principal tarea que tienen por delante es su integración, que hablen nuestra lengua».

«Aquí nos sentimos muy bien, la gente es muy amable, y nos dan de comer y vestimentas; estamos muy agradecidos a la Cruz Roja y a este pueblo», afirma sonriendo Bangaly Diané, originario de Guinea Conakry, quien arribó en patera el pasado 6 de diciembre. Él, como otra decena de inmigrantes de Senegal, Camerún, Mali, Costa de Marfil y Gambia, ha aceptado contar sus historias, hablar de los motivos por los que decidieron arriesgar sus vidas para llegar hasta las islas.

«Estamos aquí por razones políticas; en mi país no tenemos derecho a la educación, y ya llevamos tres años sin poder ir al colegio», asegura Diané, uno de los más afectados por la larga travesía en patera. Sus nalgas quemadas por la sal del mar quedaron en carne viva, un dolor para el que no hay palabras.

Heridas. Todos tienen heridas del viaje. Unos más que otros, pero las más duras son las que llevan por dentro y el recuerdo de las horas de horror que soportaron navegando siete días y siete noches sin la certeza de poder llegar. «Estuvimos siete días sin comer y bebiendo agua de mar; además hacíamos nuestras necesidades en la patera, por esto ahora tenemos problemas de salud», dice Marcel Kanie Nanammore.

En la residencia de Tunte van recuperándose poco a poco. Caminan, se distienden, intentan comunicarse con sus familiares, se alimentan y tienen asistencia sanitaria gratuita en el Centro de Salud. «El médico les extiende una receta y con ella van a la farmacia y obtienen medicamentos» comenta Gerardo Santana, presidente zonal de Cruz Roja.

Respecto a la comida les parece buena, pero poca, y lo que más les ha incomodado es el frío por la noche. Pero ya han recibido ropas de abrigo. Tunte se ha movilizado en una campaña para proveerles calzado y vestimenta adecuada, tanto es así que en este momento sobra ropa. También han recibido el apoyo de la comunidad indostánica del Sur, que le entregó un televisor de grandes dimensiones para que puedan entretenerse. Desde el colegio cercano tienen señal de wifi y de ese modo acceden a comunicarse con sus respectivos países.

Algunos de ellos tienen familiares en Bilbao, Barcelona y en Francia. Y quieren seguir el viaje. Otros en cambio desean quedarse en Canarias. «Quisiéramos quedarnos aquí, que acepten integrarnos, que nos permiten formarnos y nos dejen trabajar, estamos aquí porque salvamos la vida, ese es nuestro pedido», señala Diané, algo en lo que todos parecen estar de acuerdo.

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