
«Esta cofradía de Arguineguín tiene futuro, el 95% es joven»
Nuevo patrón mayor ·
Jesús Vega toma el mando tras Ricardo Ortega y lo hace con optimismo y con un norte claro: hacerle la vida más fácil al pescador, que no es pocoSecciones
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Nuevo patrón mayor ·
Jesús Vega toma el mando tras Ricardo Ortega y lo hace con optimismo y con un norte claro: hacerle la vida más fácil al pescador, que no es pocoEl discurso predominante en torno al futuro de la pesca suele dibujar un escenario gris tendiendo a negro, pero ese enfoque choca de lleno con el optimismo que desprende Jesús David Vega Medina, nuevo patrón mayor de la cofradía más importante de Gran Canaria, la de Arguineguín, en Mogán.
Pese a que no oculta que hay dificultades y obstáculos que lastran el sector al que ha dedicado su vida, Jesús Vega se queda con el lado positivo y pone el acento en la incorporación de gente joven. Así lo apuntan, al menos, los números en la organización que ahora dirige. «Yo le puedo decir que, a día de hoy, esta cofradía tiene futuro. No le digo que día tras día, pero año tras año viene una persona joven que quiere incorporarse... Aquí estamos hablando de un 95% de gente joven».
Cuando Vega habla de gente joven se refiere a personas de menos de 50 años, pero en sus registros los hay de poco más de 30 y hasta de 19, que, según sus cálculos, tiene el benjamín de cuantos a día de hoy trabajan en los barcos que integran esta cofradía. Esta apuesta suya por poner el foco en la juventud no es baladí. Es una de las características de la nueva directiva que él preside y que le ha cogido el relevo a Ricardo Ortega, el patrón que llevó el timón en Arguineguín durante los últimos 13 años y que lo soltó hace unos días con 64.
«Al principio no tenía intenciones de presentarme, pero hablamos un grupo que somos amigos, todos jóvenes y vi que el apoyo era bueno», se explica. El objetivo lo tenían claro. «La idea era meter gente joven en la cofradía». El propio Vega tiene 43 años. Solo hay una excepción, uno de los nuevos miembros, que está jubilado y que fue incorporado con el consenso de todos con la idea de que aporte su experiencia, aunque, advierte Vega, saben también que cuentan con el apoyo y la predisposición de Ortega, el patrón mayor saliente, que se ha ofrecido a asesorarles hasta que, como apuntó él mismo en su despedida en declaraciones a este periódico, esta nueva directiva se eche a volar por sí sola.
¿Y qué objetivos se marca Vega? No habla de grandes obras ni cambios profundos. «Yo lo que quiero es que la cofradía siga funcionando lo mejor posible; y todo lo que se pueda mejorar, se intentará mejorar». En otras palabras: «Aquí lo que pretendemos es hacerle la vida lo más fácil posible al pescador».
Y en esa apuesta se marca también un reto. «Que todos se impliquen un poco más». Se refiere a ellos mismos, a los profesionales del sector, pero también a la administración pública. «Deberían tener algo más de conciencia con nosotros». Y no alude a apoyo económico, que también, porque nunca viene mal, sino a otras mejoras que, insiste, les faciliten la vida y su profesión. «De nada te sirve que te ayuden económicamente si luego te lo están quitando por otro lado».
Vega les pide que apoyen más la pesca artesanal y que no se limiten a buenas palabras. «Necesitamos soluciones no para mañana, sino para hoy», añade.
El patrón mayor hace alusión a lo que eufemísticamente llama «cositas», pero que les condiciona sobremanera su trabajo. Por ejemplo, la burocracia, un mar de obstáculos en el que incluye las titulaciones que les exigen o la forma en la que, hasta hace nada, se gestionaban las revisiones médicas.
«De los 50 años para arriba te obligaban a una revisión cada año, pero la demanda era tanta, que no daban abasto». A su juicio, no se podía imponer esa periodicidad por sistema, sino en función del estado de salud de cada uno. ¿Por qué? «Porque si te tardaban en hacer la revisión, tú no podías salir a la mar pese a que estuvieras bien, pero esto, por ejemplo, ya se arregló».
Pero hay más cosas mejorables. Cita otra. «Yo no sé si se le pide tanto a un juez o a un abogado como a nosotros, ahora mismo, a día de hoy, para sacar un barco a la mar, pero por ahí andamos», ironiza el nuevo responsable de la cofradía. «Por ejemplo, si vas a obtener el título de patrón polivalente, que es el que yo tengo, aparte de los 9 meses de formación, tienes que estar 6 meses enrolado en cubierta, imagínese para personas que llevan 20 años en la mar, 6 meses de mecánico, 6 meses de patrón...; a la larga vienen a ser dos años y poco».
A quien quiera ejercer de marinero de base, apunta, tampoco se le dan demasiadas facilidades. Si alguien llega a su barco y le dice que quiere aprender con él, no puede. Según Vega, «se tiene que ir a la Casa del Mar, en Las Palmas de Gran Canaria, en Tenerife o en Lanzarote y sacarse la formación básica, que son cinco títulos en uno». Y lo entiende. «Está muy bien». Hay que estar formado. Lo que le cuadra menos es que se le tenga esperando. «A lo mejor te dan cita para el próximo año porque puede que solo haya dos cursos en el año; la lista de espera es grande», advierte. Por si no fuera poco, tampoco es barata. «Ahora te la están ofreciendo paga y está sobre 800 o 900 euros».
Estos y otros frentes estarán ahora en la mesa de trabajo de Jesús Vega, que simultaneará el timón de la cofradía con el de 'Julio y Olga', su embarcación. Patronea hoy uno de los dos barcos atuneros cañeros con los que cuenta esta organización, aunque en breve serán cuatro, aclara. Su barco, de 19 metros de eslora, algo más de 5 de manga y 2,5 de puntada, es, a día de hoy, el más grande y tiene a siete trabajadores a su cargo.
Arrancó de abajo, de abajo de verdad. «Empecé ilegalmente», confiesa. Y se explica. «Es que yo vivo a dos minutos de aquí, así que de pequeño los chiquillos jugábamos aquí con los barcos». Se enroló con 16 años y con su tío, aunque desde antes de esa edad salía algún día «un poco escondido». Y a los 17 sus padres le tuvieron que firmar para sacarse lo que llaman la libreta, la competencia marinera, que es la formación básica.
Con aquel tío se dedicó un tiempo a la pesca de la caballa. Luego se asoció con otro de sus tíos para hacerse con un barco nuevo, pero la aventura no salió bien y al poco acabó marchándose a Tenerife, donde estuvo 17 años hasta 2019, en que volvió para Gran Canaria, ya con su barco recién comprado, el 'Julio y Olga', que tiene 25 años.
Lo rebautizó así en homenaje a sus padres. Julio, ahora con 90 años, iba a la mar y Olga, con 78, vendía el pescado. Vega lleva ese legado a gala, como también ser el nieto de Francisquita, su abuela por parte de madre, la primera mujer pescadora en Arguineguín. Su pasado y su presente tienen que ver con el mar. Es su brújula.
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