Faro de Maspalomas
Cirugía de precisión para el ojo del marRehabilitación. Una empresa valenciana y otra canaria coordinan trabajos para conservar la cúpula del Faro de Maspalomas tras 130 años de servicio a la navegación
Juan Carlos García muestra la pieza con admiración. Como técnico de Talleres Feroher, en el Puerto de la Luz y Las Palmas, no puede evitar maravillarse ante objetos tan bien diseñados y tan duraderos. En sus manos sostiene uno de los elementos que sujetan los cristales donde está la linterna del Faro de Maspalomas. Es de bronce y fue hecho hace más de 130 años.
Tras 13 décadas de servicio a la navegación, a 60 metros de altura, sometida a la erosión del viento y del agua, está intacta. Apenas oxidada. Ahora yace junto al resto de sujeciones sobre una mesa. «Lo que bien hecho está, bien permanece; lo hicieron hace más de 100 años y no tiene nada deteriorado», subraya García, quien destaca que incluso conserva las marcas originales que indicaban dónde iba cada pieza.
Durante unas semanas estará bajo la custodia de esta empresa especializada en reparaciones de metal a la que se le ha encargado la rehabilitación de parte de las piezas de la cúpula y del cupulino del faro más emblemático de Gran Canaria, declarado Bien de Interés Cultural en 2005 y un icono del sur por la esbeltez y altura de su torre, en plena Punta de Maspalomas.
Diseñado por el ingeniero Juan León y Castillo, está en funcionamiento desde el 1 de febrero de 1890, aunque la decisión de su construcción se remonta a 1861. El encargo al autor del proyecto data de 1884 y las obras acabaron en 1889, por lo que lleva en pie la friolera de 134 años.
Esta obra de rehabilitación la financia el Gobierno de España a través de la Autoridad Portuaria de Las Palmas y fue adjudicada a otra empresa puntera en el sector, Mediterráneo Señales Marítimas SL, por un importe de 262.513 euros. Sus operarios desarrollan su labor 'in situ', en lo alto del mismo faro, envuelto desde hace meses en una estructura auxiliar para permitir el trabajo de los técnicos. Pero hay piezas de metal que requieren arreglos en tierra y para eso Mediterráneo contrató a su vez a Feroher.
Entre las más llamativas de esas piezas están la veleta, que ya no giraba; el cupulino, una espectacular esfera de metal y, por último, las 32 planchas de cobre que, como gajos de una naranja, conforman la cúpula que sirve de techo a la linterna del Faro de Maspalomas. 16 forman la cubierta exterior de la cúpula, y otras 16, algo más pequeñas, la interior. Estas 32 chapas han sido las que más quebraderos de cabeza han dado a los técnicos de Feroher.
Bajo la supervisión de Patrimonio Histórico del Cabildo
Según explica García, primero intentaron rehabilitarlas a ver si era posible conservarlas. Si no todas, sí al menos la mayoría, como, de hecho, pretendía el Servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo, que supervisa estos trabajos. Al final entre todas las partes han convenido que podrán recuperar y volver a poner las 16 chapas de la cubierta interior, pero crearán 16 nuevas para la cubierta exterior y conservarán las originales, que serán guardadas y, en su caso, expuestas.
El principal daño que presentan estas planchas, como apunta Nicolás Vega, técnico de señales marítimas de la Autoridad Portuaria, es la oxidación que, además, en determinados puntos, ha traído consigo una pérdida de material. Así y todo, su estado es bastante aceptable dado que no se ha tocado en 130 años. «Se hicieron de cobre y aunque ahora estas piezas se fabrican de acero inoxidable, las que aquí se repongan estarán hechas también de cobre, del mismo material», apostilla Vega, que vela por los faros de la isla desde hace lustros.
Juan Carlos García detalla que para rehabilitar las planchas se recurre a dos tipos de tratamientos. Por un lado, está el chorreado a presión de silicato de sílice para quitarle la oxidación y recuperar el color natural del cobre. Y por el otro, el lijado.
Para esta rehabilitación, los operarios de Feroher han diseñado 'ex profeso' una especie de cuna cóncava y otra convexa que les permite trabajar con cada plancha sin deformarla. Luego se le reintegran las partes de material perdido, es decir, se les tapan los agujeros, también con cobre, se le da una capa de imprimación y finalmente otra de pintura del color que decida Patrimonio Histórico, aunque esta última se da una vez ya colocada, en el faro.
Planchas nuevas
Estas tareas de reparación son, al fin y al cabo, parte del día a día de Feroher. Lo que les ha costado más es reproducir el diseño de las planchas para hacerlas nuevas. No fue sencillo, porque, como aclara García, uno de los técnicos que se ha enfrascado en este reto, «las técnicas han cambiado». Tras practicar diversas pruebas con varias matrices, lo han conseguido. «Es que la pieza tiene dos curvas y lo difícil ha sido combinarlas deformando el material de forma controlada y acorde a las necesidades». Fue una prueba más para esta empresa, pero, como otras tantas desde su fundación, allá por 1946, la ha vuelto a superar.
A todas, a las 16 planchas que se repararán y a las 16 nuevas se les aplica el mismo tratamiento, chorrear y pintar, asegurando el espesor de cada una de las capas.
Feroher ha reparado también el punto de la bola que remata la cúpula por donde se inserta la veleta, que se había agrandado tanto que ya no la sujetaba. Reintegraron el material y ahora harán posible que esta especie de giralda vuelva a dar vueltas.
Nicolás Vega detalla que, aparte, se cambiará toda la tornillería, porque se hizo en métrica inglesa, pese a que el faro es francés, y se contempla también la sustitución de la escalera de acceso al cupulino, que está en tan mal estado que la hace impracticable para los operarios que suben periódicamente a hacer tareas de limpieza o de mantenimiento. Avanza que cuando se acabe con la restauración de la cúpula, está previsto cambiar todo el equipo técnico y dotarlo incluso de una linterna auxiliar.
Esta nueva puesta a punto garantiza varias décadas más de servicio de una estructura que ya forma parte del paisaje y de la historia de la isla y que, además, y pese a los indudables avances de la tecnología, aún sirve de guía para los que surcan sobre las olas.