El Cenobio de Valerón recupera su imagen original
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Adiós al cemento. En los años 70 el mayor granero aborigen de Gran Canaria sufrió una intervención salvaje para dar accesibilidad a los turistas. Ahora se repara el dañoSecciones
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Adiós al cemento. En los años 70 el mayor granero aborigen de Gran Canaria sufrió una intervención salvaje para dar accesibilidad a los turistas. Ahora se repara el dañoNecesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.
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El mayor y más importante granero aborigen de Gran Canaria se encuentra en lo alto de la Montaña del Gallego, en el municipio norteño de Santa María de Guía.
Allí, en el conocido como Cenobio de Valerón, los aborígenes grancanarios custodiaban la cosecha.
Esta gran despensa era vigilada día y noche por una serie de hombres que, muy posiblemente, también vivían en el lugar. Y no solo del enemigo se tenía miedo, también de las plagas. La subsistencia de todo un pueblo dependía de este granero, hoy una de las mayores joyas arqueológicas de Canarias.
Pero el Cenobio de Valerón no era ni mucho menos como ahora mismo lo conocemos. Esta fortaleza natural, un entramado de cuevas enclavado en un lugar estratégico, con vistas de todo el Norte pero a resguardo de las miradas externas, luce hoy día la huella de una intervención salvaje realizada en 1974.
En aquel momento primó dar accesibilidad al yacimiento de cara a las visitas de turistas, lo que da una imagen totalmente distorsionada de un lugar que precisamente tuvo un gran valor en el mundo aborigen por su inaccesibilidad.
Ahora el Cabildo de Gran Canaria ha financiado, con una partida de 300.000 euros, una nueva intervención en la que se combina una excavación y la retirada del cemento que casi domina la zona.
El presidente del Cabildo Insular, Antonio Morales, junto al consejero de Presidencia, Teodoro Sosa, el director insular de Patrimonio Histórico, Sebastián López, y el alcalde de Guía,Pedro Rodríguez, visitaron este martes los trabajos arqueológicos que se desarrollan en el Cenobio de Valerón y que lleva a cabo la empresa especializada Arqueocanarias.
Morales señaló que este almacén natural «tiene un especial significado para el patrimonio histórico y cultural» de Gran Canaria.
Pero la imagen que arroja hoy día es producto de «una intervención muy dura» que supuso «un profundo daño». El yacimiento abierto y fortificado fue en los años 70 del pasado siglo XX colmatado de cemento para facilitar la accesibilidad, como también se hiciera en aquellas fechas en la Cueva Pintada de Gáldar.
Pero aún tiene remedio aquella nefasta intervención. Así, la pasarela que invade gran parte del yacimiento se retirará, desaparecerá el cemento y el gran muro que delimita el risco.
Se sustituirá por una pasarela volada y el granero quedará casi como era originalmente.
Todo ello sin que se cierre al público este granero, de más de 800 años de antigüedad. Un yacimiento que el año pasado atrajo a 40.000 visitantes, un buena cifra teniendo en cuenta la pandemia. Se calcula que en cuatro meses los trabajos hayan finalizado.
Mientras, los trabajos arqueológicos que Arqueocanarias y alumnos de Geografía e Historia de la ULPGC llevan a cabo están proporcionando hallazgos únicos.
Semillas, sobre todo de higos, lapas, pintaderas, ídolos, cerámicas ricamente adornada con almagro, oxidiana... la tierra está arrojando una serie de vestigios que serán objeto de análisis y estudio y que posteriormente serán expuestos en el Museo Canario.
Como explicó Valentín Barroso, arqueólogo y director de la empresa Arqueocanarias, se va a recuperar la fisonomía anterior a 1954, cuando se construyó el gran muro y se rellenó el terreno, sin miramientos, a golpe de cubos con la tierra de las cuevas. Y esa tierra guarda piezas de incalculable valor que ahora se están recuperando.
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