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La captura de ejemplares de serpiente real de California en Gran Canaria vuelve a experimentar en 2024, como ya ocurriera el año anterior, un bajón que reduce el número de culebras eliminadas del medio al menor en lo que va de esta década cuando, teóricamente, hay más población y la superficie por la que se ha extendido es mayor.
Transcurridos los once primeros meses del año, el número de serpientes capturadas era hasta las 17.00 horas de este sábado de 1.932, cuando en 2023 se cogieron 2.389 durante todo el ejercicio. Así, a falta de 24 días de diciembre, fechas en que las capturas son bajas, a lo largo de 2024, y en comparación con el año anterior, se han cogido menos en todos los meses con la única excepción de febrero, cuando esa cifra también es de las de más menguadas.
Y no es que 2023 fuera el año récord en la eliminación del medio natural de estas culebras, que están poniendo en peligro de extinción a los reptiles endémicos de la isla. De hecho, el ejercicio anterior se cogieron menos serpientes que en los dos precedentes, 2022 y 2021.
El máximo se capturó en 2022, cuando los ejemplares eliminados fueron 2.676, es decir, 28 más que en 2021, año en el que ese número de reptiles fue de 2.648. Así que, en comparación con 2022, este año se han cogido (2.676-1927) serpientes menos, un registro que apenas variará en lo que queda de 2024.
También se capturaron más culebras en el año 2020, el primero de esta década, cuando se eliminaron 1.990.
¿Por qué se cogen menos ejemplares cuando hay más de la especie invasora que llegó a la isla de la mano del ser humano en la década de los 90?
La causa no es única. Entre los motivos están la climatología desfavorable, la captura y eliminación por ciudadanos que no dan cuenta de ello al dispositivo de control y, posiblemente, la escasez de operarios dedicados a su captura en el periodo de emergencia y la corta duración de sus contratos.
En cuanto a los motivos climatológicos, ocurre que en los años con más capturas, 2022 y 2021, hubo lluvias más copiosas antes de marzo y el calor tardó más en llegar, de lo que se deduce que esta especie sale más a la superficie si la primavera se alarga más.
El hecho de que apenas haya llovido en 2024 tampoco ha ayudado porque las variaciones de la presión atmosférica son el factor determinante para que estos animales se animen a salir de sus nidos bajo tierra.
La captura de ejemplares por ciudadanos que las eliminan sin que sean registradas en las cifras del dispositivo de control se considera segura en los primeros núcleos de población de la serpiente real de California, donde los vecinos están ya acostumbrados a su presencia, han adquirido habilidades y destrezas a base de experiencia y en algún caso han decidido que no vale la pena dar cuenta de sus acciones ni avisar al sistema de alerta temprana.
En cuanto a los medios humanos del dispositivo de control, los operarios contratados este año fueron 30, frente a los 32 de 2021 y de 2023 y los 42 de 2022, siempre durante solo cuatro meses, los del periodo de emergencia, que varía cada año pero que se concentra en la primavera. En 2024 ese periodo fue de mediados de marzo a mediados de julio.
Fue en 1998 cuando se capturó el primer ejemplar de culebra real de California en la isla, en La Solana (Telde) y hasta 2007, cuando se considera naturalizada en la isla, no se pone en marcha el dispositivo de control.
Hay cuatro núcleos principales de población. El primero se extiende por Telde, Santa Brígida, Valsequillo, San Mateo y Las Palmas de Gran Canaria. El segundo se sitúa entre Gáldar y Agaete. El tercero está en el entorno de Montaña La Data, en San Bartolomé de Tirajana, y el cuarto se localiza en el tramo capitalino del barranco de Guiniguada.
Entre las pocas novedades registradas este año en la campaña de captura de serpientes reales de California, que financian a medias el Gobierno de Canarias y el Cabildo y que gestiona la empresa pública Gesplan, están el empleo de perros adiestrados para su localización, que son trasladados allí donde se comunica un aviso de avistamiento y ocultación en viviendas y otros inmuebles, así como la constatación de que existe dispersión inducida de ejemplares por medio de vehículos, es decir, que hay culebras que se cuelan como polizones en los coches y aparecen en lugares aislados donde no existe población.
La unidad canina, duplicada este año y que antes se limitaba a inspeccionar los camiones que entran y salen de Mercalaspalmas para evitar el posible traslado de culebras a otras islas, dispone de cuatro perros, los dos educados para los controles en Mercalaspalmas, llamados Mamba y Russel (especies de serpientes), y dos nuevos bautizados como Goku y Dubai.
Los canes han demostrado su eficacia en la detección de los escondites de las culebras en espacios urbanizados, contribuyendo a la captura con trampas colocadas en ese entorno por el dispositivo de control.
La dispersión inducida se pudo demostrar el pasado junio, cuando se capturó en Agaete la primera culebra motorizada confirmada en la isla al descender del vehículo en el que se había desplazado desde el aparcamiento del faro de Sardina, en Gáldar, hasta el Camino de Los Romeros. Se subió como polizón a los bajos de un vehículo y viajó así más de 20 kilómetros. No descendió del coche hasta 15 minutos después de que se apagara.
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