Fiestas del Pino

35.000 personas en la romería del Pino más multitudinaria desde la pandemia

Unas 35.000 personas invadieron Teror durante la romería-ofrenda del Pino celebrada en la tarde del sábado, muchas más que las 20.000 que se estimaron el año pasado, en lo que sólo era la antesala de un largo fin de semana en la villa mariana en que se prevé que pasen por ella más de 200.000 almas.

De hecho eran muchas más las personas que al anochecer se dirigían hacia Teror por todos los caminos de la isla, ya fuera andando o en el dispositivo especial de transporte público de Global, aprovechando que al caer el domingo la festividad del 8 de septiembre la jornada del lunes también será festiva en Gran Canaria.

Las ofrendas entregadas a la Patrona de la Diócesis de Canarias durante la romería se han elevado a unas 25 toneladas, también más que el año pasado, aunque en el templo han entrado menos frutas y productos no perecederos y de higiene que en 2023. Por el contrario se recibieron más pescados que otras veces, entregados por las comitivas de Agaete, Telde y Mogán.

Procedente también de Mogán no pasó desapercibido un aguacate que alcanzaba un peso de 2,135 kilos.

Entre los motivos más vistosos de las 22 carretas que desfilaron ante la basílica destacaron el horno tradicional de pan que portaba y humeaba la de Santa Lucía de Tirajana, el molino de gofio que iba a bordo de la de Agüimes y la gran colmena de abejas que adornaba la de Valsequillo.

Polcas, folias, isas, seguidillas, berlinas, aires de Lima y mazurcas sonaron y se bailaron en la plaza del Pino para honrar a la imagen en una tarde que olía a pella de gofio, queso del país, dulces de anís, chorizo de Teror, pan de millo y de huevo, turrones, vueltas de carne, carne de cochino, atún en adobo y papas arrugadas con mojo.

A las 16.00 horas, con puntualidad eclesiástica, la talla restaurada hace ahora 50 años salió de la basílica para recibir a los romeros, acompañada por el obispo, José Mazuelos, el párroco de la basílica, Jorge Martín de la Coba, y el patrono, Agustín Manrique de Lara, luciendo el manto verde o de Los Pinos que estrenó en 1980.

En el caso del patrono de la talla, este año es el vigésimo segundo que se encarga de vigilar los movimientos de la Virgen del Pino para evitar cualquier tipo de accidente.

Este manto fue realizado en los talleres parroquiales por Francisco Herrera y Juan Carrasco, por encargo de la entonces Camarera de la Virgen del Pino, María del Carmen Bravo de Laguna, y fue estrenado al cumplirse 75 años de su Coronación.

Costó 100.000 pesetas, tardó tres años en confeccionarse y está hecho en raso de seda natural de la casa Dior de París; bordado en hilo de oro de Valencia; adornado con 2.000 zafiros sintéticos, 35 metros de encaje de oro elaborado a mano en Alemania y 10 metros de tisú de plata, adquiridos asimismo en París.

Los temas más populares del cancionero canario, los productos de la tierra, la vestimenta típica y, sobre todo, el fervor religioso y la solidaridad se entremezclaron a partir de ese momento y durante más de tres horas en esta Fiesta de Interés Turístico desde hace más de medio siglo.

Antes de las carretas llegaron hasta la Virgen del Pino tres rebaños de ovejas y cabras procedentes de la finca de Osorio, Lomo Jurgón y Cuesta Falcón, en una alusión a la aparición de la talla, fechada, según qué crónicas, el 8 de septiembre de 1481 o de 1483. De la familia García, pastores durante varias generaciones, la niña Yureina Vega García leyó los primeros versos dedicados a la Patrona.

A continuación una representación de los pueblos de Candelaria (Tenerife), El Paso (La Palma) y Navas (Asturias), todos ellos hermanados con Teror, fue la primera en acercarse a la talla. Ante ella el alcalde asturiano escanció una botella de sidra.

La carreta del Cabildo, titulada '¡Sentir canario!', fue la más generosa en sus ofrendas. Entregó una tonelada de productos de la tierra, entre los que destacaban 400 kilos de papas de distintas variedades cultivadas en la finca de Osorio.

La más multitudinaria fue, sin duda, la de Telde, seguida por una comitiva cifrada este año en 1.100 personas.

Al margen de las carretas y de los miles de almas que las acompañaron delante de la Virgen del Pino también desfilaron ayer ovejas, cabras, burros, bueyes, mulas, caballos y perros. Muchos dejaron recuerdos orgánicos en la plaza y las pisamierdas se encargaron de aplastarlos y de repartirlos por la villa.

Por décimo año consecutivo, 52 niños dieron paso por parejas y con décimas a cada una de las ocho islas del archipiélago y las 22 carretas que participaron en la romería-ofrenda. Ya son 532 los que han dejado su recuerdo rimado en uno de los principales actos de las fiestas del Pino.

Las décimas que presentaron a cada carreta municipal fueron recitadas por integrantes de las Escuelas Verseadoras de Canarias, y fueron escritas por estudiantes de Filología y los Programas Formativos Especiales de la ULPGC que trabajan habitualmente la décima en distintas asignaturas con el profesor Yeray Rodríguez, alma mater de esta iniciativa. Las ocho décimas en representación de cada una de las islas fueron elaboradas en esta ocasión por la verseadora Sonia Pérez, de San Mateo.

Los niños verseadores suponen una de las escasas novedades en un evento que repite el mismo formato desde el año 1952, cuando se instauró a propuesta del que fuera cronista de la isla y folclorista Néstor Álamo, con la colaboración del artista Santiago Santana, a sugerencia del entonces p residente del Cabildo, Matías Vega Guerra.

Para restarle algo al aire institucional que exhala la romería-ofrenda este año se colocaron en la plaza del Pino menos sillas para las autoridades, entre las que figuraban los responsables de las áreas de Obras Públicas y de Sanidad del Gobierno de Canarias, Pablo Rodríguez y Esther Monzón, respectivamente.

Mientras todo esto sucedía fuera de la basílica, en su interior no cesaba el trabajo de una treintena de voluntarios de Cáritas Diocesana, la parroquia y la pastoral de la zona Norte, con portadores y carretilleros de Teror, Arucas, Firgas, Tejeda y Valleseco, que se encargaban de llevar a la parte trasera del templo las ofrendas recibidas.

Otro grupo de voluntarios, media docena de ellos de la empresa Logista Parcel, también voluntarios, se encargaban de clasificar la mercancía, repartirla y cargarla en los camiones que a primera hora de hoy domingo saldrán hacia los almacenes centrales de Cáritas en la avenida de Escaleritas de la capital.

Al mando de este ejército estaba, en representación de la Iglesia, Venerando Novelle, quien explicó que toda esa comida se repartirá, también a partir de esta misma mañana, a las parroquias más necesitadas, sobre todo de Las Palmas de Gran Canaria y el sureste, a los comedores sociales de Cáritas, a entidades como Proyecto Hombre y Proyecto Esperanza y a diversas residencias de mayores.

Logista Parcel colabora con el Ayuntamiento de Teror en esta tarde, para la que la empresa International Paper donó 1.500 cajas de cartón.

Este sistema de reparto de las ofrendas del Pino a las personas más vulnerables de la isla se modificó hace varios años porque antes la mercancía dormía en la basílica, y no en los camiones, y se entregaba directamente a vehículos de cada una de las entidades beneficiarias.

En el interior del templo, una legión de voluntarios armados con carretillas y cajas se encargaron de clasificar, repartir y entregar a distintas organizaciones benéficas las toneladas de alimentos que se recibieron para su reparto entre las personas más necesitadas.

Este ha sido el primer plato de un largo fin de semana de fervor, devoción, folclore, tradición, bailes populares, colorido y mucho tipismo en el que se espera que más de 200.000 peregrinos visiten la villa mariana. Como este año el 8 de septiembre cae en domingo, la festividad insular se traslada al lunes.

Todos los caminos de la isla se inclinarán estos días hacia Teror, a donde llegarán caminando miles de personas, sobre todo a lo largo de la noche del sábado al domingo, pero también a bordo del dispositivo especial de la compañía de transporte interurbano Global, que espera mover a 65.000 personas durante las fiestas.

Más de 500 efectivos policiales y de emergencia se desplegarán para que la fiesta transcurra sin mayores incidentes y, por si acaso, un sistema de ocho cámaras de vigilancia en circuito cerrado, instaladas en plazas y calles del casco de Teror de mayor afluencia, permitirán una rápida localización de conflictos o incidencias.

Como el último año, se prohibirá el acceso en bicicleta y patineta por la GC-21 hasta las 15.00 horas del 8 de septiembre. Y el acceso al casco de Teror estará totalmente cerrado al tráfico de vehículos hasta las 5.00 de la madrugada de este domingo.

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