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El mar ha movido los teniques del talud y ha dado lugar a calvas como la de la imagen. Arcadio Suárez

Calvas de riesgo en el talud de Pozo Izquierdo

Denuncia. Los usuarios advierten de que el mar está desplazando los inmensos teniques traídos de fuera y los ha convertido en peligrosas bombas de piedra para los que marisquean

Gaumet Florido

Santa Lucía de Tirajana

Domingo, 5 de enero 2025, 01:00

Teniques convertidos en boliches y, de paso, en gigantescas y peligrosas bombas de piedra. Esa es la inquietud de algunos vecinos de Pozo Izquierdo por el estado que presenta el talud artificial colocado por el Cabildo y el Ayuntamiento en la última reforma que se promovió del frente marítimo del campo de regatas para windsurf de esta zona del litoral de Santa Lucía de Tirajana. A los vecinos que denunciaron los «males de partida» de aquel proyecto que se ejecutó entre 2021 y 2022 les sale un natural 'mira que lo dijimos'.

«Alteraron la fisonomía de esta costa levantando este muro con piedras traídas de fuera y ahora el mar se está limitando a recuperar su sitio», se queja uno de los residentes. La fuerza de las olas y de las mareas ha ido desnudando poco a poco esa rocalla, de varios metros de altura, y ha abierto varias calvas que prueban que estos teniques no están bien sujetos y que han quedado a merced del mar y sus envites.

Las olas y las mareas han descalzado la plataforma final en la que descansa la rampa de acceso a la orilla. También han dejado al descubierto el murete que la sustenta. Arcadio Suárez

Usuarios de esta bahía advierten de que justo en el tramo de la orilla en el que se levantó ese talud de piedras de grandes dimensiones está la zona en la que los vecinos de Pozo Izquierdo solían mariscar en horas de bajamar. «Pero ahora meterse por aquí es un riesgo», advierte, y según lo hace, señala algunos de los pedruscos desplazados del lugar en el que fueron colocados y que parecen bastante poco estables. «Se han cargado la bahía». No en vano, ya hay varios desperdigados por esta zona intermareal.

Como consecuencia de esa misma acción erosiva del mar, ha quedado al descubierto la plataforma de hormigón sobre la que se trazó la rampa de acceso de los windsurfistas a la orilla, que estaba tapada por esas grandes piedras. Casi todo el tramo bajo de esta superficie perdió el traje de basalto que le diseñó el proyecto, otra evidencia más, apuntan estos mismos vecinos, de que, primero, esos teniques suponen un riesgo para los usuarios de la bahía y de que, en segundo lugar, debió haberse aprovechado la reforma para retranquear la rampa. «Solo había que conocer un poquito esta parte de Pozo Izquierdo para saber lo que iba a pasar, el terreno que tú le quitas al mar, el mar te lo recupera».

Algunas de las deficiencias que denuncian los vecinos. Arcadio Suárez
Imagen principal - Algunas de las deficiencias que denuncian los vecinos.
Imagen secundaria 1 - Algunas de las deficiencias que denuncian los vecinos.
Imagen secundaria 2 - Algunas de las deficiencias que denuncian los vecinos.

Tanto es así que la plataforma final sobre la que descansa la rampa, convertida muchas veces en depósito de los callaos naturales de la playa que las olas desplazan tierra adentro, se ha ido quedando parcialmente descalzada y ha ido perdiendo parte de la estructura que la sustenta. El boquete bajo su estructura va ganando tamaño poco a poco.

En un rápido paseo por la obra resultante de aquella actuación, promovida por el Ayuntamiento de Santa Lucía de Tirajana y financiada por el Cabildo con más de 700.000 euros, pone sobre la mesa otras deficiencias, entre las que figura, a juicio de estos mismos vecinos, la «mala calidad de los materiales». Basta observar con cierto detalle las uniones de las distintas piezas de la barandilla metálica dispuesta a lo largo de parte del graderío para darse cuenta de que, pese al poco tiempo que ha pasado desde que acabaron las obras, ya presenta manchas de herrumbre. «Si se las compara con otras más antiguas, las que están en la escalera que baja hasta la playa, por debajo del restaurante El Viento, estas están peor».

Una sombra similar de deterioro empieza a hacer mella en la madera que se colocó sobre la misma rampa de acceso a la bahía. A los vecinos no les cabe duda de que no tardarán en levantarse o, peor, astillarse, las tiras que componen este pavimento, pensado precisamente para facilitar el tránsito de los deportistas, cargados con sus velas, en sus entradas y salidas al mar.

Apenas unas plantas han logrado crecer en el gris de estos taludes de callaos. Arcadio Suárez

También protestaron durante las obras por la eliminación de la mayor parte de las gradas de la estructura previa, sustituidas por unas pequeñas laderas de callaos que «se supone que iban a estar ajardinadas, para embellecer la bahía». El resultado son unas paredes grises en las que apenas hay brotes verdes, los de las pocas plantas que han prosperado en este lugar. Las mangueras del riego por goteo recorren de un lado a otro estos taludes, pero no parecen que hayan sido efectivas.

Y a todo esto se le suma el deterioro de la parte superior de la estructura, con báculos de alumbrado cercenados, pavimento en mal estado y mobiliario dañado por la marisma, un cóctel de deficiencias que afean este litoral.

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