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El Cabildo de Gran Canaria no da por perdida la batalla que libra en la Charca de Maspalomas contra la tilapia de Mozambique, la especie exótica invasora que se ha convertido en el único pez que nada en las aguas de esta laguna salobre y cuya capacidad de reproducción supera la de captura con nasas que se practicó varios años.
Que en 2024 dejara de cogerlas como método de erradicación, permitiendo así que las aves que visitan la Charca tengan alimento de sobra, no significa que el Cabildo se haya rendido. Lo que ha decidido es estudiar mejor al enemigo, conocer a fondo los detalles de su dieta, reproducción, adaptación a la salinidad y otros factores, para combatirlo desde la ciencia.
Así lo explica el consejero de Medio Ambiente, Raúl García, al adelantar el inicio de un seguimiento científico para la caracterización biológica y ambiental de la Charca con la colaboración del Instituto Ecoaqua y Gesplan. El fin es evaluar la eficiencia y validez de los procesos de actuación desarrollados por el Cabildo para el estudio, la protección y la puesta en conocimiento de la riqueza de este hábitat prioritario.
El estudio permitirá describir el ciclo anual de funcionamiento hidrológico y la variación de las características fisicoquímicas de sus aguas y las poblaciones biológicas, conocer la distribución anual de las comunidades fitoplanctónicas y su influencia en el estado de conservación, valorar las posibles medidas de recuperación y realizar una propuesta de necesidades para lograr el buen estado de conservación de la laguna y, en general, establecer líneas de actuación para la gestión del espacio.
La captura de tilapias con nasas se han retomado para, según explica la bióloga Marta Martínez, técnico del Cabildo, «empezar a conocer mucho mejor su comportamiento y toda la biología que se encuentra dentro de la Charca, tanto de fauna como de flora, ver cómo se está alimentando, su fase reproductiva y conocer más a fondo todo el ciclo biológico».
Inma Herrera, investigadora del Grupo Biocon del Instituto Ecoaqua de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), señala que se utilizan las nasas «para capturar los máximos organismos posibles, hacer mediciones de longitud y peso y ver la composición de sus estómagos para ver cuál es su alimento».
La tilapia no es la única pesca buscada. También se quieren capturar ejemplares de cangrejo azul, otra especie invasora presente en la Charca, y colectar con una red de plancton todos los organismos más pequeños que pueden constituir sus alimentos.
Su elevada agresividad, potencial reproductor y rápida adaptación a cambios ambientales hacen de la tilapia una de las 100 especies invasoras más dañinas del planeta. Este pez de agua dulce de origen africano, capaz de resistir elevados valores de salinidad, fue detectado por primera vez en Gran Canaria en 2017.
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