Más de 10.000 caravanas contra una oferta de 500 plazas en Gran Canaria

Convertidas por la covid-19 en una alternativa aún más atractiva para disfrutar de vacaciones en familia y mantener la distancia social, la creciente demanda choca con una oferta pobre, escasa y limitada, tanto en el interior como en la costa y tanto en zonas aptas para acampar como en áreas de estacionamiento para estos vehículos.

Expulsadas desde hace algunos veranos de las playas de San Bartolomé de Tirajana (Carpinteras y Las Mujeres, entre ellas) y desde 2019 de Tasarte, la oferta de espacios en el litoral insular para las caravanas se reduce a dos terrenos de La Aldea, dos solares en San Felipe y los cámpines de El Pinillo (Mogán) y Vargas (Agüimes), que sí ofrecen distintos servicios.

En el interior apenas cuentan con el campin de Temisas y las áreas de acampada de la cumbre reabiertas por el Cabildo el pasado 8 de agosto en las que se admiten (Corral de Los Juncos, Bailico y Altos del Pozo).

En el resto de la isla las caravanas, autocaravanas y camper (furgonas adaptadas) pueden aparcar donde lo hace cualquier otro vehículo pero no desplegar ni un solo elemento en el exterior so pena de recibir una multa que ronda los 400 euros por día, a razón de 40 euros por metro cuadrado.

Socio de cuatro asociaciones de caravanistas, Mario Perdomo intenta aunar a este colectivo para «reclamar más zonas de acampada, de servicio y de estacionamiento» repartidas por toda la geografía y que las áreas del Cabildo sean de pago «para ayudar al mantenimiento y evitar la sobreocupación», la presencia del vehículo más tiempo del que se está de acampada.

Perdomo aglutina también una colecta de caravanistas grancanarios destinada a sufragar un recurso judicial colectivo contra las multas emitidas por agentes policiales «por vocación de permanencia», en alusión a una presunta voluntad de acampar con la caravana pese a no tener ningún elemento desplegado. Bajo ese concepto, explica, hace un mes fueron multados unos 30 caravanistas en Mogán.

Para quien fue uno de los promotores de la protesta protagonizada el pasado mes de julio por 230 caravanas entre Telde y Mogán, la reapertura en agosto de cinco áreas de acampada en la cumbre, con una capacidad en total para 93 caravanas y 600 personas en casetas y solo tres aptas para este tipo de vehículos, «es poca cosa para la demanda que existe».

El 8 de agosto reabrieron, en concreto, las áreas colectivas de Llanos de La Pez, con capacidad para 400 personas en casetas; Bailico, donde caben 180 personas en casetas y 12 caravanas; y Corral de Los Juncos, para 81 caravanas en parcelas. Y también lo hicieron las áreas reducidas de Llanos del Salado y Altos del Pozo, ambas para un máximo de 10 personas, con casetas en la primera y con casetas y caravanas en la segunda.

El resto de áreas controladas por la Consejería de Medio Ambiente permanecen cerradas desde el 15 de marzo, hace más de cinco meses. Son las áreas colectivas de la presa de Las Niñas, donde caben 100 personas en caravanas y casetas, y Llanos de La Mimbre, con capacidad para 200 también entre ambos modelos, así como la reducida de Morro de Santiago.

Los permisos de acampada en las áreas abiertas se conceden telemáticamente o en la Oficina de Información y Atención al Ciudadano del Cabildo.

Según Mario Perdomo, «Gran Canaria sigue sin dar el salto de calidad en este sector» que los caravanistas observan cuando se desplazan por la Península Ibérica y Europa.

Al respecto, subraya la alta tributación que tiene en las Islas la compra de caravanas y, por tanto, la contribución de los caravanistas a las arcas públicas canarias, así como los ingresos económicos que su actividad representa en los lugares de origen y de destino.

En Gran Canaria también permanecen cerradas desde el 15 de marzo la mayoría de las áreas recreativas de ocio y todos los albergues de naturaleza que gestiona el Cabildo.

Desde entonces solo se han reabierto, y recientemente, las áreas recreativas de Tamadaba y Santa Cristina, pero continúan fuera de servicio las de Monte Pavón, Ana López, Llanos de La Pez, ermita de Santiago, presa de Las Niñas y San José del Álamo. Y lo mismo le ocurre a los albergues de Cortijo de Huertas, Chira y La Palmita.