«Toda Gran Canaria late con las fiestas de su patrona; la Virgen del Pino»
La concejala destaca la implicación de los vecinos, las novedades del programa y la importancia cultural de la cita más emblemática de la isla
Para Angharad Quintana, concejala de Festejos del Ayuntamiento de Teror, las Fiestas del Pino son mucho más que un evento en el calendario: representan un orgullo compartido por todo el municipio. «Es la fecha en la que los terorenses abrimos las puertas de nuestras casas y nos convertimos en anfitriones», señala. Las familias que viven fuera regresan al pueblo, las viviendas se preparan para recibir a los visitantes, se encienden las barbacoas y durante un mes entero las calles respiran fiesta y devoción.
La concejala explica que el diseño del programa de actos busca llegar a todos los perfiles. Se trata, afirma, de integrar propuestas que hagan sentir a cada persona que hay al menos un día pensado para ella, desde actividades infantiles, organizadas en coordinación con otras áreas municipales, hasta grandes verbenas y actos religiosos. «Queremos que todos se sientan parte de la celebración», subraya.
Cuestionada por el papel de la ciudadanía, la edil pone en valor algo que considera esencial. Destaca a los voluntarios, algunos con más de medio siglo de colaboración, las asociaciones vecinales, Cáritas y el coro parroquial. «Para nosotros esto no es solo venir y disfrutar, es un proceso interno que vivimos con orgullo», afirma, recordando que incluso hay mayores que llevan toda una vida cargando, decorando y acompañando a las carretas.
Entre las novedades de este año, la concejala de Festejos menciona la creación de vasos conmemorativos con el diseño del programa, pensados como pieza de colección, y la incorporación de la «primera romería del timple», un encuentro abierto a cualquiera que se anime a tocar el instrumento. «Es una manera de invitar a la gente a formar parte activa de la fiesta», explica sobre este evento.
Consultada por los días más significativos, distingue entre la mirada de los visitantes y la de los vecinos. Para quienes llegan de fuera, la romería y la festividad del 8 de septiembre son citas obligadas. Sin embargo, los terorenses valoran especialmente actos más íntimos como la subida de la bandera o la verbena canaria que se celebrará el 20 de septiembre, momentos que refuerzan los lazos familiares y comunitarios.
«Es la fecha en la que abrimos las puertas de nuestras casas y nos convertimos en anfitriones»
Las Fiestas del Pino, además de su valor cultural y religioso, suponen también un motor económico para Teror. Comercios, artesanos, empresas locales y trabajadores se ven beneficiados por la gran afluencia. «Es una inversión que revierte en todos; septiembre entero enriquece al pueblo», asegura Angharad.
A título personal, la concejala reconoce que vivir las fiestas desde la responsabilidad de su cargo es un honor, aunque no exento de complicaciones:«Intentamos llegar a todos los gustos, pero es difícil por la burocracia y la parte económica», admite. Aun así, subraya que se hace «desde el corazón, y así cualquier cosa merece la pena. Toda Gran Canaria late con las fiestas de su patrona: la Virgen del Pino».
Cuando se le pregunta por sus momentos favoritos, confiesa que se queda con los instantes sencillos: una noche en los chiringuitos, una tarde tranquila o los actos menos multitudinarios, donde el encuentro cercano con los vecinos se convierte en lo más valioso.
Además, destaca el valor intergeneracional de las fiestas, que sirven como puente entre el pasado y el presente. «Ves a los más pequeños aprendiendo tradiciones de sus abuelos, bailando una isa o ayudando en los preparativos de las carretas, y eso te hace sentir que estamos sembrando futuro», afirma. Para Quintana, mantener viva esa herencia cultural es tan importante como la propia celebración.
Finalmente, hace un llamamiento a todos los peregrinos: «Las puertas de Teror están abiertas para todos. Queremos que vengan a disfrutar del fervor, la alegría y tradición que nos definen en las Fiestas del Pino».