Olga, la primera Policía Local de La Oliva y de Fuerteventura
Policía Local ·
«Tú, donde tienes que estar es fregando», le soltó un ciudadano tras ponerle una multa. Con 21 años, se puso el uniforme que en breve tiene que colgar con cierta tristeza. Tras 38 años de servicio, «me voy agradecida de los compañeros que me han tocado». Desde hace un año, forma parte de la Unidad de Policía SocialA Olga la miraban como algo raro «porque la gente no estaba acostumbrada a ver una mujer con uniforme en la calle». Corría enero de 1988, cuando con 21 años se convirtió en la primera agente de la Policía Local de La Oliva y de toda Fuerteventura.
Cuando se van a cumplir sus 38 años de servicio que miran a la jubilación a corto plazo, Olga González de León reconoce que los comienzos fueron duros y que incluso llegó a sentirse como un mono de feria, «pero la ciudadanía se acostumbró pronto a ver a una mujer patrullar por las calles y por los pueblos».
En 1988, la plantilla del cuerpo local de Policía del norte majorero la formaban doce personas. En 2025, suman 48 agentes. Esta mujer, natural de El Cotillo, ha crecido laboralmente con La Oliva, que pronto se convirtió en uno de los municipios turísticos más importantes de la isla.
Lo de ser policía local era su sueño «desde chica». Ese empeño suyo pesó más que las dudas de «intentar una profesión donde aún no había mujeres en Fuerteventura, ni siquiera en la Guardia Civil. Otras veces me decía a mi misma que no iba a conseguir entrar en el cuerpo».
No sólo consiguió hacer realidad su sueño sino que, a los dos meses de enfundarse en el uniforme, entraron dos chicas más en la Policía Local de La Oliva.
Además, sus compañeros la acogieron desde el primer minuto. «No recibí un trato distinto. Entré como una persona más y ya van para 38 años en enero próximo. Cuando me jubile, me iré agradecida de los compañeros que me han tocado».
Olga se incorporó al cuartel policial de La Oliva, que se localiza en Corralejo. Primero, se ubicó en la zona del Muellito, donde hoy se encuentra la oficina municipal de turismo». Con el tiempo, se cambiaron a la actual ubicación en la calle Víctor Grau Bassas hace unos 25 años.
En ambas sedes, la agente se ocupó de la seguridad ciudadana en las calles y también trabajó en oficina. Desde hace un año, forma parte de la Unidad de Policía Social (UPS), en coordinación con el área de Servicios Sociales del Ayuntamiento.
De esta última tarea de su hoja de servicios habla de forma más extensa, además de que es fiel reflejo de la evolución de su municipio y del resto de Fuerteventura. Su trabajo se centra ahora en los menores en riesgo de exclusión, las mujeres víctimas de la violencia de género, las niñas y los niños que sufren acoso escolar. «Estoy en la calle todo el día y es duro como mujer, como madre, como persona, pero hay que llevarlo. Todos los días tengo servicios».
Antes de la Unidad de Policía Social, su trabajo se dividía entre los accidentes de tráfico, las reyertas, el vecino al que se había quedado la llave dentro de casa, etc. «Tampoco dejaba de ser un trabajo duro, sobre todo si me tocaba Corralejo y El Cotillo en verano y por las noches, que son los núcleos poblacionales donde más trabajo hay. Hay que tener en cuenta que la población de El Cotillo, en época estival, no se duplica sino que se triplica. Y acuérdate que La Oliva es un municipio grande y estás en un lado cuando te llaman por algo en La Caldereta o Vallebrón».
A su quehacer en la UPS de La Oliva vuelve otra vez para recalcar que, aunque el corazón se le encoge en muchas ocasiones, las mujeres y los menores muestran su agradecimiento. «Las víctimas se muestran muy agradecidas, nos dicen que no se sienten solas porque estamos pendiente de ellas. Repiten las gracias por estar ahí, gracias por venir».
El trabajo de Olga consiste en tener localizadas a las víctimas, vigilar que se respetan las órdenes de alejamiento de sus agresores. «Ellas tienen mi móvil y, en cualquier momento que se sienten amenazadas, me llaman y yo a su vez aviso a la patrulla para que me echen una mano».
La única anécdota ofensiva que relata Olga de sus 38 años de servicio fue la denuncia a un ciudadano, que ella mira como una excepción entre una ciudadanía siempre respetuosa. Le puso una multa por mal aparcado y, al dejársela en el parabrisas del coche, la tiró al suelo y se dirigió a ella espetándole un «tú, donde tienes que estar es fregando»
Sucedió en los primeros tiempos de su carrera profesional, pero no por eso iba a aguantarlo. «Lo denuncié y, en el juicio de faltas, me pidió perdón ante el juez y reconoció que se había equivocado». Esas palabras no le libraron de pagar una multa semanal.
En breve, a la Policía Local de La Oliva se incorporarán cuatro chicas más que están pendientes de entrar en la academia. «Sé que se acaba una etapa y que empieza otra, pero es que llevo desde los 21 años con el uniforme y, cuando pienso en colgarlo, me entra una sensación agridulce. Y es me gusta mucho mi trabajo. Me va a dar mucha pena, mucha».