Israel, primer majorero en ganar Les Sables: «Mientras corría, pensaba en mi padre»
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«Una más para atrás» se dijo el deportista de Pájara cuando ganó la media maratón de Les Sables en el desierto del Sáhara. El calor, 45 grados, la peor parte
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Su quinta carrera de Les Sables fue la de la victoria: Israel Bueno Ramos ganó la media maratón el pasado 22 de octubre, la primera que se celebra en el desierto del Sáhara. Cuando terminó de correr los 100 kilómetro, sintió «la alegría de terminarla, del reto cumplido, de una más para atrás y ya son cinco carreras».
A Israel (Pájara, 1977) siempre le gustó correr, incluso desde que comenzó a jugar al fútbol. Cuando dejó el balón con 36 años, empezó a entrenarse por las montañas y a participar en las maratones y medias maratón de Les Sables: tres maratones en Fuerteventura, una maratón en el desierto de Ica (Perú) en 2019 y esta media del Sáhara de 2022, la primera que se celebra de esta modalidad en el país vecino.
Lo suyo, a la vista está, son las carreras largas del desierto. «Es un desafío personal, para saber qué eres capaz de hacer y hasta dónde llegar. Nos negamos a hacer cosas que no creemos que no podemos, cuando sí son posibles de hacer, correr o cumplir», señala el deportista.
Cuando se puso en 2018 el objetivo de participar en Les Sables, pasó a entrenarse desde La Pared a Cofete: 28 kilómetros de arena, «lo más parecido que tenemos a un desierto en Fuerteventura». Pero hay desiertos y desiertos: el peruano de Ica, muy arenoso; y el del Sáhara, menos arena, más correr por lagunas vacías y montañas.
Al entrenamiento físico por el jable de Cofete, el deportista majorero suma el mental. «La preparación mayor es la mental: si no bien la cabeza, no sirve de nada por muchas piernas que tengas. Si la cabeza dice que no, te paras».
Y su cabeza estaba -en el Sáhara, en Ica, en Fuerteventura- en su padre. «Yo pensaba en mi padre, Juan Bueno, mientras veía que los pies no tenían fuerzas para seguir, que las uñas te empiezan a reventar por el calor, que el calor aumentaba el cansancio».
En todos estos desiertos, el calor acechando en cada paso. «Con diferencia, la media maratón del Sáhara fue la peor. En la jaima comunal, había 38 grados a la sombra. Muchos días, por los barrancos y cuando más pegaba el sol, llegamos a los 45 grados». Al calor se sumaba que corría con unos ocho kilos de mochila donde llevaba comida y cinco litros de agua diarios permitidos en la prueba casi de supervivencia.
Después de ganar en el Sáhara con el patrocinio de Playitas Hotel, y quedar en el puesto 13 en la maratón de Fuerteventura a finales de septiembre, su próxima carrera era en Jordania, pasando por la ciudad de Petra. «Pero precisamente porque pasa cerca de Petra, las plazas eran apenas 300 y se llenaron en un par de horas».
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