Isabel Barreto: «Ningún país recibe a los migrantes con los brazos abiertos»
Emigración canaria ·
En el Archivo Histórico de Fuerteventura, la profesora de Antropología Biológica dio una charla sobre 'Historias de gofio y pan: la inmigración canaria al Uruguay'
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Barreto es, además de profesora de Antropología Biológica, doctora en Ciencias Biológicas por la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) y licenciada en Ciencias Antropológicas por la Universidad de la República (Uruguay). El área de Cultura del Cabildo majorero la invitó a compartir su estudio plasmado en el libro 'Canarios de ayer. La inmigración canaria en el Uruguay'.
– Los canarios emigrantes llevaron «el gofio y el pan» a Uruguay, sobre todo durante el siglo XIX. ¿A qué se refiere?
– Es una metáfora: el pan significa trabajo; el gofio, la tradición canaria. El pan existe en el Río de la Plata desde la llegada de los colonizadores, no lo traen los canarios.
– Usted sostiene que estos emigrantes del siglo XIX, en su mayoría majoreros y lanzaroteños, sabían que no había vuelta atrás, es decir que sabían que no iban a volver por las paupérrimas condiciones de vida.
– Pensar en regresar tiene varios significados: en primer lugar, fracaso / derrota; en segundo lugar, volver a las condiciones de pobreza o de carencia; y, en tercer lugar, existe una imposibilidad material y económica que impide el regreso.
– ¿Cuáles son los números que le animan a concluir que la emigración canaria fue en masa en el siglo XIX a Uruguay?
– Los datos oficiales dicen de una migración que supera por períodos las 8.000 personas, constituyendo el 18% de la migración considerada español.
– ¿Cuáles son los atractivos de Uruguay en ese siglo XIX para los emigrantes de Fuerteventura y Lanzarote, sin contar la situación de pobreza y necesidad de las islas emisoras de personas migrantes?
– Seguramente las condiciones de abundancia de tierra y agua en Uruguay.
– Los uruguayos descienden de los barcos, recoge la historiografía de Uruguay. ¿De qué puertos venían esos buques?
– No, en verdad los uruguayos no descendemos de los barcos; esta es una frase muy repetida por la historiografía uruguaya que a través de distintos abordajes hemos demostrado que no fue así. Lo que sí, una parte importante de ellos (y me incluyo) tenemos nuestra ascendencia en migrantes que atravesaron el atlántico.
– ¿Qué aguardaba a los emigrantes canarios en el momento de la arribada al país: cuarentenas, el llamado hotel de inmigrante, el conventillo?
–La cuarentena era obligatoria; el pasaje por el hotel de inmigrante dependía de si tenían o no recursos propios para alquilar una pieza en un conventillo u otra forma de vivienda. Si analizamos la trayectoria de gran parte de la inmigración europea, eso fue lo que pasó.
– Entre 1820 y 1875, el 82% de los canarios emigrados proceden de Fuerteventura y Lanzarote, vía Tenerife. ¿Fue la etapa histórica más numerosa en lo tocante a llegadas de majoreros y lanzaroteños?
– Es un período largo, donde la llegada de canarios convive con otros migrantes. Sí es la etapa de mayor arribo de canarios, luego en el siglo XX disminuyen estas cifras.
– ¿Eran estos emigrantes agricultores en sus islas de origen que desempeñan la misma profesión en Uruguay, es decir es una emigración que sale del campo para ir al campo?
– Sí, los que llegan en el siglo XIX son agricultores y lo seguirán siendo en Uruguay.
– ¿Más hombres, más familias, mujeres solas: cómo emigraban los majoreros y lanzaroteños?
– Llegan familias enteras con tres generaciones generalmente: abuelos, padres e hijos. La llegada de mujeres solas con hijos, que declaran ser viudas puede vincularse a situaciones familiares concretas, es decir pueden ser viudas o solteras con hijos.
– Habla usted de embarques clandestinos, estafas y esclavitud solapada en la emigración canaria a Uruguay del siglo XIX.
– Esto lo presentan distintos autores, donde constatan la salida de embarcaciones sin declarar, con una carga humana excesiva. y cuando llegan a Uruguay, estos canarios deberán trabajar en un régimen de semiesclavitud hasta pagar el costo del pasaje.
– ¿Qué pervive de aquellos canarios en el habla, la gastronomía, la música, las costumbres de Uruguay?
– El consumo de gofio, el sancocho, invertir las sílabas en palabras de dos sílabas, la forma de arar con bueyes, entre otras.
– La emigración a Uruguay se coló hasta en la literatura: el padre de 'Mararía' se embarcó para ese país, como usted señala.
– Así se menciona en la novela.
– ¿De verdad encontró casos documentados por la prensa o por la historia oral de que los emigrantes canarios metían a los niños en las maletas para cruzar el Atlántico?
– Es una referencia que proviene de la memoria oral; no en maletas, en baúles y no los declaran al bajar.
– ¿Cuáles son los apellidos de aquellos emigrantes de Lanzarote y Fuerteventura más frecuentes en Uruguay?
– En el padrón de 1836 de Canelón Chico, aparecen varios apellidos canarios. Rodríguez es el más frecuente, seguido de Bentancourt y Cabrera. A continuación, Camejo y Falero. También figuran Abreu, Díaz, González, Machín, Umpiérrez. Hay Curbelo y Sánchez. En menor medida, Berdiel, Acosta, Biñoli, León, Medina, Delgado, Alpuy, Robaina.
– Sostiene usted que cruzar el Atlántico es reconstruirse. ¿Cómo lo hicieron los canarios emigrantes?
– No lo digo yo, pero todo migrante en situación de viaje y traslado a otras tierras distintas, se reconstruye como manera de conservar su identidad étnica. Esto se observa a través de la comida, las creencias, etc.
– ¿Cómo recibió Uruguay a los canarios: con los brazos abiertos por la mano de obra que les llegaba por mar?
– No, ningún país recibe a los migrantes con los brazos abiertos.
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