Se fue Colás Nieves, el amigo periodista

A Colás Nieves había que buscarle en los días al sol y salitre cuando los chiquillos se tiraban al mar desde el muelle de Puerto del Rosario, en el olor a puchero y el asadero de salemas de las fiestas de El Cotillo, en los primeros escarceos amorosos durante la película del antiguo cine Marga, en la charla con los amigos en torno a la plancha de lapas en verano, en el ruido de los cochitos en la fiesta y el aleteo de las banderillas.

En todos esos lugares, olores y sabores, entre El Cotillo y Puerto del Rosario, eligió vivir en sus artículos de opinión este profesional de los gabinetes de prensa institucionales. Aunque se licenció en Geografía e Historia por la Universidad de La Laguna, pronto empezó a trabajar con los medios de comunicación en el Cabildo de Fuerteventura y el Ayuntamiento de Puerto del Rosario.

El adocenamiento de las notas de prensa de los sucesivos presidentes y alcaldes capitalinos lo combatió con esas columnas en la prensa local donde invocaba, una vez tras otra, las tardes de la infancia en pos de un dulce de Antoñito, el brillo del traje de lentejuelas de carnavalero y los cortados en el kiosco de la iglesia. Entre nostalgias y descripciones, colaba críticas y denuncias como la que escribió esta última Navidad donde pedía a los Reyes «una isla más solidaria, que nos dejáramos de lecturas fáciles como que el inmigrante nos quita el turno en el Hospital o la plaza educativa, que parece que solo sentimos empatía con las imágenes de otras tragedias humanitarias de otras latitudes no tan cercanas».

Adiós, Colás. Cuando la música inunde la Fiesta del Agua de El Cotillo, las chicas paseen en bañador por el Bikini de Playa Blanca o una voz grite por encima del ruido de fondo de gráficos y plumillas que sí, señores, la rueda de prensa va a empezar, siempre estarás allí.

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