«Cuando estaba abriendo la puerta de la panadería, los ladrones estaban dentro»

Dormir a pierna suelta por las noches en El Charco (Puerto del Rosario) se ha convertido en misión imposible durante estos meses de verano. Incluso hasta en la siesta pueden llegar los sobresaltos. Aunque la sorpresa suele llegar por las mañanas, en forma de cristaleras rotas o de puertas forzadas. Al menos una quincena de robos durante este periodo estival son los que contabilizan los vecinos del barrio capitalino. Y prácticamente todos los días se levantan con algún nuevo incidente que se suma a una amplia lista.

Entre los negocios afectados destaca el de Isabel Rodríguez, propietaria de la cafetería-panadería Los Gallegos, que ha sufrido un robo y dos intentos más en unas pocas semanas. La primera vez, «cuando llegué, a las cinco de la mañana, estaban dentro», explica Isabel. Al oírla abriendo la puerta, los ladrones tuvieron tiempo de escapar por la puerta trasera, que previamente habían forzado, pero lograron llevarse una thermomix, un robot de cocina, botellas de bebidas alcohólicas y unos 60 euros. También tenían preparadas varias bolsas con refrescos y congelados que tuvieron que dejar en el sitio al percatarse de que la dueña había llegado. Además, estos ladrones no se caracterizan por la delicadeza y el disimulo en sus acciones, puesto que «lo dejaron todo desordenado y tirado por el suelo», asegura la propietaria.

Una semana después, el negocio de Isabel Rodríguez se volvía a ver afectado por un intento de robo, que, en esta ocasión, se vio frustrado gracias a que los vecinos alertaron a la policía. El negocio de Isabel aún sufriría un tercer intento de robo, esta vez con su propietaria dentro, quien, tras escuchar a los ladrones romper un cristal, pudo dar la voz de alarma. Isabel teme que los ladrones puedan volver a actuar en su negocio: «Tengo miedo de que cuando llego a la panadería los ladrones estén dentro y me puedan dar un golpe. Si eso ocurre, ¿quién me va a socorrer a mí?».

El caso de la panadería no es ni mucho menos una excepción en el barrio. También han robado en un asadero de pollos, en una tienda de uniformes, en una frutería, en un taller de mecánica, en un negocio de pinturas y en una casa, casi siempre forzando puertas o destrozando cristales para poder allanar los inmuebles. En un caso, los amigos de lo ajeno se llevaron incluso un dron. Además, en estos meses, al menos una decena de coches han sido forzados y desvalijados. Entre estos últimos, hace pocos días, a plena luz del día y a la altura del club Herbania, a un joven le abrieron el coche y le robaron un bolso lleno de ropa.

Asterio Pérez, Mariola Ceballos y Óscar Hernández, presidente, vicepresidenta y tesorero de la asociación de vecinos Los Hornos de El Charco, respectivamente, demandan soluciones a los organismos competentes para poner freno a la ola de inseguridad que azota al barrio. «Pedimos más vigilancia policial, que tanto la Policía Local de Puerto del Rosario como la Policía Nacional patrullen más en el barrio y, sobre todo, que patrullen por la noche, porque los robos en comercios suelen producirse de madrugada entre las tres y las cinco de la mañana», dice Ceballos.