Borrar
Vea la portada de CANARIAS7 de este miércoles 11 de diciembre
Imagen de decenas de menores extranjeros asomados a los balcones del recurso de Puerto Bello en 2021. C7
Caso Menas

Contrataban a porteros de discoteca y camellos de poca monta como auxiliares para «dar caña»

Un técnico que trabajó en el centro de la Fundación Siglo XXI narró que «trataban a los menores como a perros»

Francisco José Fajardo

Las Palmas de Gran Canaria

Domingo, 11 de junio 2023

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Un gueto, según la RAE, es una zona o barrio habitado por personas que tienen un mismo origen o condición y viven aisladas y marginadas por motivos raciales o culturales. Ese fue el adjetivo que utilizó un técnico para calificar el recurso para menores no acompañados de Puerto Bello. Unos apartamentos situados en Puerto Rico en los que trabajó este especialista durante varios meses cuidando de más de 200 jóvenes que vivían «una auténtica película de terror» dentro de sus muros, denunció.

El técnico fue uno de los que declaró ante la fiscal jefe de Las Palmas, Beatriz Sánchez, cuando investigó unas agresiones de cuidadores a menores que derivaron en un procedimiento judicial que aún sigue en fase de instrucción. Ahora, lee a diario los detalles que se van conociendo del caso Menas, destapado por este periódico y no se sorprende: «Era cuestión de tiempo, por fin se está descubriendo la verdad de lo que ocurría en los centros», manifestó.

Este procedimiento investiga a la Fundación Respuesta Social Siglo XXI que está al frente de los centros de acogida de menores inmigrantes Guiniguada, Acorán y Puerto Bello (Gran Canaria) y La Santa y Yaiza (Lanzarote), tras recabar indicios de que pudieron malversar en su propio beneficio dinero público detraído de su propósito original: integrar a niños y adolescentes en situación de desamparo.

La piscina estaba totalmente llena de basura. C7

Para este educador, Puerto Bello «no era un centro, era un gueto en su máxima expresión. No reunía las condiciones mínimas ni para acoger animales y llegaban a acumularse diez personas por habitación de apartamento», denunció. Incluso, afirmó que el racismo se percibía «entre los directores, los trabajadores y hasta los intérpretes. Se radicalizó el discurso de que los menores eran conflictivos, pero si uno no tiene agua caliente, un calzoncillo para varios meses, no tienes ropa, te quitan el dinero, te dan palizas... ¿qué haces? Claro que te rebelas, no son animales».

Los menores guardaban alcohol ante la pasividad de los cuidadores. C7

No dudó en afirmar que en Puerto Bello «trataban a los menores como perros». Dijo que Fernando Pérez Romero, su director y que está siendo investigado, «contrataba a sus amigos de la universidad, a porteros de discoteca, luchadores de artes marciales mixtas, camellos de poca monta, guardas de seguridad... Todos ellos actuaban como auxiliares educativos y lo justificaba diciendo que necesitaba gente de ese perfil 'para dar caña'», relató.

Imagen de menores fugándose del centro por la noche. C7

Incluso, para trabajar con menores «tienes que entregar el registro de delitos sexuales y ahí se les pidió seis meses después. Había compañeros con antecedentes por violencia de género o que habían estado en prisión».

Recordó como una tarde, según su versión, el director le mandó a «comprar tabaco» para «los pibes. Los vecinos estaban fuera del centro manifestándose y Fernando dijo que encerráramos a los menores dentro para que no se asomaran a las ventanas. Se empezaron a poner nerviosos y entonces les dio cigarros a los niños para que se tranquilizaran», como si fuesen abejas a las que adormecen con humo. «Repartimos tabaco a chicos de 14 a 18 años. Algunos no habían fumado en su vida».

El recurso no tenía una cocina en condiciones. C7

Recordó como en febrero de 2021, tres adultos «abusaron de un menor de quince años de forma repetida varias noches». El chico se fugó a Las Palmas, narró «y convocamos una reunión de emergencia. Le dieron la información a Fernando que dijo que se iba a encargar del asunto, pero no denunció. Luego llamó a los empleados uno por uno Manuel Díez, el técnico de proyectos, y les hicieron firmar un documento en el que afirmaban que no sabían nada después de la denuncia presentada por la alcaldesa de Mogán, Onalia Bueno». La consejera Noemí Santana «compareció públicamente diciendo que habían realizado una investigación exhaustiva. Pero todo fue una mentira».

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

canarias7 Contrataban a porteros de discoteca y camellos de poca monta como auxiliares para «dar caña»