El civismo de los feligreses hace sonreír a la patrona
Fiesta del Pino. Los peregrinos vuelven a tomar Teror para contemplar a la imagen, que este año adelantó su descenso al altar para espaciar las visitas
Austera, pero con una gran carga emotiva». Así califica las fiestas del Pino de este año Henoc Acosta, el concejal de Festejos del Ayuntamiento de Teror. Será la edición más larga de la historia puesto que la imagen de la patrona ya está en el altar, donde permanecerá hasta el 12 de octubre. Y aunque se encuentra algo más alejada de lo habitual de los feligreses para evitar el contacto, el fervor de sus fieles no disminuye, quienes desde el pasado día 15 de agosto se apelotonan en torno a la basílica. El problema es que resulta difícil acostumbrarse a las nuevas normas que la covid ha impuesto en la ermita. El propio párroco del municipio, Jorge Martín de la Vega, vive con cierto estrés la jornada advirtiendo a los visitantes que no se pueden sentar en los bancos ni tocar las figuras. «Trabajamos en sensibilizar a la población para que comprendan que todo esto no es por capricho, es por necesidad», explica el cura. Aún así, a pesar de los pequeños despistes, elogia la actitud de los visitantes. «Desde el 11 de mayo, día en el que abrimos la basílica, la gente está teniendo un comportamiento ejemplar dentro de la iglesia», asegura el sacerdote.
El trabajo está siendo arduo entre Ayuntamiento, Cabildo, fuerzas de seguridad, basílica y diócesis para que la población no se quede este año sin ver a la virgen y, al mismo tiempo, no poner en peligro ante posibles contagios a unos visitantes que en su gran mayoría son, por edad, especialmente vulnerables al virus. Los esfuerzos se centran en mantener informada a la gente de los horarios, promover la visitas esparcidas hasta el 12 de octubre -día en el que la imagen regresará al camarín- y evitar a toda costa las aglomeraciones. «No le decimos a la gente que deje de subir a Teror, solo que lo haga de una manera responsable y ordenada. Lo ideal es venir de martes a viernes por la mañana, y será fundamental evitar masificaciones los días principales de septiembre», añade Martín de la Vega. Reconoce que serán unas fiestas atípicas, pero anima a la población a vivirlas con la misma fe de siempre. «Durante el confinamiento la gente siguió las eucaristías y los actos a través de las plataformas digitales. Ahora debemos continuar así, pero acudiendo a las parroquias más próximas en las misas más importantes», alienta.
No esconde que son tiempos difíciles para el municipio, al igual que para el resto de la isla. «Ya este último fin de semana se notó movimiento en Teror, pero los comerciantes están preocupados y es normal. Para el pueblo, e incluso para la iglesia con las colectas, es muy importante el turismo nacional y extranjero, y se nota el descenso. Toca pedirle al señor y a la virgen fortaleza y que la normalidad vuelva cuanto antes», determina el sacerdote.
COMERCIANTESCaminito de Teror Ruymán Verona«La gente viene, ahora más que nunca, en busca de premios tras ver lo que hemos repartido los últimos años»Naymar Artesanía Nayra Rodríguez«No va a ser como en otros años, pero al final a Teror siempre viene gente. No me asusta el futuro, soy optimista»El empeño de la Diócesis y del Ayuntamiento es hacer llegar a toda la población los nuevos horarios y las normas de seguridad
A pesar de todo, los pequeños empresarios del lugar no se dejan llevar por el pánico y agradecen la decisión de mantener a la virgen durante más tiempo en el altar. Por ejemplo, Nayra Rodríguez, dueña de Naymar Artesanía, una tienda de originales productos elaborados a mano que se encuentra a escasos metros de la Basílica de Nuestra Señora del Pino, no es pesimista. «Está claro que no va a ser como otros año, pero a Teror al final siempre viene gente. Los devotos no van a dejar de subir. Hay quienes piensan que cuando el pueblo se llena tenemos más clientes, pero no es así», desvela esta emprendedora que, desafiando a la crisis, está a punto de abrir una segunda tienda en la zona. «Lo que sí nos afecta es que la iglesia cierre al mediodía. Además, es un palo para los feligreses que llegan caminando y no se han enterado del nuevo horario. Pero al final lo único que podemos hacer es adaptarnos todos, de nada sirve quejarse», determina.
Parecido discurso el que protagoniza el regente de uno de los negocios más famosos del pueblo. La administración de lotería Caminito de Teror, que tantas alegrías ha repartido en forma de grandes premios tanto a isleños como a visitantes, no teme un pronunciado descenso de clientes. «Que se alarguen las fiestas va a compensar la cancelación de los actos principales. Ya después del confinamiento mejoramos las ventas con respecto al año pasado durante esta época porque la gente sigue viniendo en busca de premios. Y más ahora», detalla Ruymán Verona, al tiempo que atiende al incesante goteo de compradores que llegan ávidos de beneficiarse de la mística que desprende las paredes de un establecimiento tocado por la varita de la fortuna.
Y esta prematura, pero celebrada por comerciantes y visitantes, bajada de la virgen del Pino al altar desde agosto hace que el ambiente en las inmediaciones de la Plaza de Nuestra Señora del Pino sea animado. Gente como Ricardo y Antonia Arencibia, naturales de Teror pero que residen en la capital de la isla, que aprovechan un hueco libre para disfrutar del encanto de este pueblo. «Que se cancelen los principales eventos es una pena, pero es comprensible teniendo en cuenta todo lo que está pasando. A nosotros solo nos queda poner de nuestra parte guardando la distancia y cumpliendo con todas las normas de seguridad», razona Ricardo. Y aún así, ante la suspensión de estos actos históricos, ambos aseguran que seguirán los eventos a través de la televisión tal y como promueven las autoridades. «Además, mi madre es una persona mayor, tiene 92 años, así que lo veremos con ella», explica este vecino de Teror que cada vez que puede se escapa a su concurrido pueblo.
Por su parte, Antonia se acuerda de los negocios y reza por la
supervivencia de los mismos, consciente de que suponen la fuente de alimentación de muchas familias. «Los establecimientos no pueden volver a cerrar porque al final no nos vamos a morir del virus, sino de hambre», advierte. Lo que si tienen claro ambos es que los visitantes que se acerquen a ver a la virgen van a tener un comportamiento modélico. «La gente que viene aquí es muy respetuosa, no es como en el sur de la isla, por ejemplo, que es más difícil controlar a los jóvenes. Aquí acuden personas devotas y tranquilas», coinciden.
Y eso es, al final, lo que espera todo el mundo. Conjugar un mes de septiembre diferente para Teror en el que los feligreses puedan seguir yendo a ver a su virgen, ya que para muchos, sobre todo con la incertidumbre que la crisis sanitaria ha provocado, la fe es más necesaria que nunca, pero sin poner en riesgo la salud de vecinos y visitantes. «Este año viviremos las fiestas más atípicas de la historia reciente, y ante esta delicada situación que vivimos, confiamos en la responsabilidad de la ciudadanía», asevera el alcalde, Gonzalo Rosario.
Un sentido común del que la gente ya está haciendo gala desde que el pasado 12 de agosto se celebró la eucaristía presidida con la imagen de la virgen sin sus mantos, y tres días después con su traslado desde el camarín al presbiterio alto de la basílica. Una tónica que debe continuar exactamente igual el próximo martes, cuando se suba la bandera y se inicien de manera oficial los actos festivos. Será entonces cuando llegue el momento de la verdad, en la que organización y ciudadanos demuestren que están a la altura de las circunstancias.
Hace casi dos semanas ya que se bajó la virgen al altar. Fue el pasado 15 de agosto cuando la imagen se acercó, aunque menos de lo habitual, a los visitantes que acudan a la basílica.
Hasta el día 12 permanecerá la virgen próxima a los feligreses. Casi dos meses para que los feligreses puedan espaciar sus visitas y evitar aglomeraciones.