
De cuando Canarias ha sido decisiva en el Congreso
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El voto de los diputados isleños ha inclinado la balanza en varios momentos a lo largo de diferentes legislaturasLa matemática parlamentaria es una ciencia inexacta y voluble, que por avatares del reparto de escaños que dictan las urnas convierte en ocasiones a un grupo minoritario -y a veces a un solo diputado- en determinante para inclinar la balanza de la mayoría. La fragmentación del Congreso ha hecho que en los últimos años sean cada vez más frecuentes las situaciones en las que leyes importantes, la investidura de un presidente o los Presupuestos estatales se juegan el todo o nada por un escaso puñado de votos.
Pero la geometría variable, ese concepto que acuñó Zapatero para definir las alianzas a lo largo y ancho del arco parlamentario que un Gobierno en minoría se ve forzado a buscar para apuntalar la estabilidad, no viene de nuevas. Salvo en las legislaturas de mayorías absolutas, -la última la obtuvo Rajoy en 2011- los partidos gobernantes han tenido que hacer concesiones a las fuerzas minoritarias para sumar apoyos. Y en ese escenario Canarias ha tenido en varios momentos un papel destacado.
Corría el año 1989 cuando el entonces representante de las Agrupaciones Independientes de Canarias (AIC), Luis Mardones, histórico diputado fallecido en 2018 que ocupó un escaño en la Cámara Baja durante siete legislaturas, sumó su disputado y decisivo voto a los 166 del grupo parlamentario socialista -la mayoría estaba entonces en 167- para investir por la mínima a Felipe González como presidente del Gobierno en primera votación. El compromiso del PSOE de seguir negociando sus reivindicaciones para las islas y el concepto de «responsabilidad institucional» que llevaba a gala le llevaron a cambiar la abstención por un voto favorable en contra del criterio de su propio partido.
Hubo que esperar a 1996 para que Canarias volviera a tener protagonismo en la política nacional, esta vez de la mano de Coalición Canaria (CC), que con cuatro diputados -José Carlos Mauricio, Paulino Rivero, Jesús Gómez y de nuevo Luis Mardones, ahora como miembro de la formación nacionalista- logró renovar el grupo parlamentario propio y se convirtió en socio estable del Gobierno en minoría del PP junto a CiU y PNV. Sus votos, con los de los catalanes y vascos, posibilitaron cuatro años de estabilidad que desembocaron en la mayoría absoluta lograda por Aznar en el año 2000.
En el último pleno de aquella legislatura los votos de Coalición Canaria tuvieron además un peso especialmente decisivo, pero esta vez en contra de su hasta entonces socio Gobierno del PP -que acusó a los nacionalistas de maniobrar por afán partidista por la cercanía de las elecciones-, cuando sus cuatro diputados votaron en contra de las enmiendas a la Ley de Extranjería que PP y CiU habían incorporado en el Senado para limitar drásticamente los derechos de los inmigrantes y que supuso la aprobación del texto consensuado en el Congreso, menos restrictivo, además de propiciar la derrota parlamentaria más importante del Ejecutivo de Aznar en toda la legislatura.
Más cerca en el tiempo, en 2017, Canarias volvió a acaparar todos los focos políticos y mediáticos cuando por una «insólita correlación de fuerzas», según la propia definición de su protagonista -de nuevo el capricho de la matemática parlamentaria- convirtió al único representante de Nueva Canarias (NC) en el Congreso, Pedro Quevedo, en el diputado 176, el que podía decidir la mayoría y dar al Gobierno de Rajoy el voto que le faltaba para salvar los Presupuestos Generales del Estado y apuntalar al mismo tiempo la estabilidad política. NC jugó sus cartas y tras la firma de un acuerdo, suscrito formalmente por el propio Rajoy y el presidente de la formación canaria, Román Rodríguez, en un acto con luz y taquígrafos, logró para Canarias la recuperación parcial de las partidas que el PP había recortado a las islas desde 2012 y el compromiso de desarrollar la agenda canaria.
Quevedo volvió a tener un papel decisivo en la aprobación de los Presupuestos de 2018, que acabarían siendo los últimos del Gobierno del PP, y subió la apuesta: su voto favorable impidió entonces la devolución de las cuentas estatales a cambio de elevar al 75% la bonificación del transporte aéreo con la península para los residentes en las islas, que entonces estaba fijado en el 50%. La moción de censura a Rajoy y la llegada al Gobierno del PSOE bajo la presidencia de Pedro Sánchez hizo que fuera un ministro socialista, José Luis Ábalos, quien tuviera que poner en marcha el nuevo descuento, tras no pocos quebraderos de cabeza, en julio de 2018.
En enero de 2020 fue la diputada de CC, Ana Oramas, quien tras las elecciones del 10N mantuvo en la cuerda floja la investidura de Pedro Sánchez al anunciar que rompería la disciplina de voto de su partido, que había optado por la abstención, y votaría en contra para cumplir la palabra dada a su electorado de que jamás apoyaría un Gobierno en el que estuviera Podemos. Con la calculadora en mano, su voto hubiera podido frustrar la investidura y durante unas horas vertiginosas todo apuntó a que así sería, pero el PSOE logró al última hora un acuerdo con el BNG que permitió a Sánchez convertirse en presidente pese al voto en contra de la diputada nacionalista.
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