El triángulo de hielo se derrite

Calamocha, en la provincia de Teruel, registró el 17 de diciembre de 1963 una temperatura de -30 °C, récord histórico de mínimas en un territorio habitado de España. Pero este pasado 25 de enero, el termómetro ascendió hasta los 21,3ºC, batiendo el récord anterior para un mes de enero establecido en los 21,2ºC, registrados el 24 de enero de 2016.

Aunque Calamocha ostenta el récord puntual de la temperatura más baja, es, sin embargo, Molina de Aragón (Guadalajara) el punto más frío de la península, con una media de temperaturas mínimas de -3,5ºC durante el invierno. Pues bien, esta localidad alcanzó el pasado 24 de enero los 20,3ºC, sin llegar a romper el recórd de máximas para un mes de enero, que continúa vigente desde 1959. El 26 de enero de aquel año llegó a los 21,4ºC.

Y, por último, la ciudad de Teruel, el tercero de los vértices del 'triángulo de hielo', se quedó al borde de los 23 grados (22,9ºC) el pasado 25 de enero , casi un grado y medio por encima de su anterior máxima, 21,4ºC registrados el 28 de enero de 2021.

Lo que sucedió los días 24 y 25 de enero en estas tres localidades del 'polo de frío' español se repitió en muchas otras provincias. «Esos días», explica Marcelino Núñez, delegado de la Agencia Estatal de Meteorología en Extremadura y que ejerce estos días como portavoz de la Aemet, «se batieron más de 40 récords de temperatura máxima en nuestras estaciones principales». Es lo que sucedió, por ejemplo, en capitales de provincia tradicionalmente 'invernales', como Cuenca, con 23,2ºC, Soria, con 20,8ºC, o Ávila, también con 20,8ºC.

Con esta ola de calor en pleno invierno (que también han vivido países del norte de Europa), es posible que el mes de enero de 2024 cierre como el enero más caluroso desde que hay registros. El pasado diciembre ya fue el más cálido de todos los meses de diciembre al superar en 0,2 grados al de 1989. «Siguiendo la tendencia de meses anteriores es probable que este enero sea el más cálido de los meses de enero, aunque no lo podremos afirmar con total seguridad hasta que lo 'cerremos' y comprobemos la validez de todos los datos registrados», precisa Núñez.

Con todo, el portavoz de la Aemet explica que el anticiclón de invierno es típico de los meses de diciembre y enero. «Son situaciones que provocan nieblas y cuando se despejan lo que quedan son tardes tranquilas y relativamente cálidas, propias de los días soleados de invierno como los que vamos a tener estos días». Lo excepcional de la semana pasada, añade, han sido los «valores jamás vistos de la presión en altura» y la masa de aire cálida que trajo el anticiclón, «lo que ha sumado para conseguir las temperaturas tan elevadas ».

«Lo que es indudable», apunta Núñez, es que la frecuencia de récords está aumentando «muy rápidamente», sobre todo «cuando hablamos de temperaturas máximas diarias», como en este caso. «Es un hecho que cada vez son más frecuentes y continuas las superaciones de récords en España, y en toda la región Mediterránea, de los valores de temperatura máxima en verano, asociadas a las olas de calor, pero también fuera de los meses estivales, como ahora en pleno mes de enero. Y todo esto lo vienen anunciando ya hace tiempo nuestras proyecciones climáticas», indica el portavoz de la Aemet, que cree que nos tenemos que acostumbrar a veranos más largos y a inviernos más cortos y suaves.

«Revertir esta tendencia no parece sencillo en las próximas décadas», y añade: «Cada vez va a ser más difícil observar inviernos tan fríos como los anteriores a los años 80 y esta es una de las manifestaciones más claras del cambio climático en la región mediterránea». En este sentido recuerda que desde 2003 la temperatura media del invierno en la España peninsular está aumentando. «Desde 2013, solo los inviernos de 2014 y 2017 han tenido temperaturas medias inferiores a la media de referencia del periodo 1991-2020. Sobre todo los inviernos de 2019, 2015 y 2022 que son tres de los cuatro inviernos más cálidos desde 1961». Y el invierno de 2023 va por el mismo camino.