Desde el fondo del mar hasta las cumbres más altas, los microplásticos y los plásticos están por todos los rincones del planeta. Arrastrados por el viento, estos contaminantes se han encontrado en ambientes naturales donde parecería impensable su presencia. Los Pirineos, los Andes, el Everest, los Alpes y hasta el Ártico han visto llegar a estos 'turistas' no invitados. Sin embargo, una posible solución a su desaparición parece encontrarse también en estas cumbres, eso sí, cada vez menos heladas.
Hasta el momento, los microorganismos capaces de 'devorar' microplásticos solo hacían su trabajo a temperaturas superiores a los 30ºC. Hemos demostrado que los nuevos taxones microbianos obtenidos de la 'plastisfera' de los suelos alpinos y árticos son capaces de descomponer plásticos biodegradables a 15°C», afirma Joel Rüthi, primer autor y actualmente científico invitado en el Instituto Federal Suizo (WSL).
Rüthi y sus compañeros tomaron muestras de 19 cepas de bacterias y de 15 hongos que crecían en los alpes suizos, en Groenlandia y en Svalbard. Los científicos dejaron crecer los microbios aislados como cultivos monoclonales en el laboratorio, en la oscuridad y a 15 °C, y utilizaron técnicas moleculares para identificarlos. Los resultados mostraron que las cepas bacterianas pertenecían a 13 géneros de los filos 'Actinobacteria 'y 'Proteobacteria', y los hongos a 10 géneros de los filos 'Ascomycota' y 'Mucoromycota'.
Una vez 'recogidos', los investigadores suizos pusieron a 'trabajar' a estos microorganismos. Su menú: estériles de polietileno (PE) no biodegradable y poliéster-poliuretano (PUR) biodegradable, así como dos mezclas biodegradables disponibles en el mercado de tereftalato de adipato de polibutileno (PBAT) y ácido poliláctico (PLA).
Sin embargo, ninguna de las cepas fue capaz de digerir el PE, ni siquiera tras 126 días de incubación en estos plásticos. Pero 19 (56%) de las cepas, incluyendo 11 hongos y ocho bacterias, fueron capaces de digerir PUR a 15°C, mientras que 14 hongos y tres bacterias fueron capaces de digerir las mezclas plásticas de PBAT y PLA.
«Nos sorprendió mucho comprobar que una gran parte de las cepas analizadas era capaz de degradar al menos uno de los plásticos probados», afirma Rüthi. No obstante, al probar la digestión a 15ºC «no sabemos la temperatura óptima a la que funcionan las enzimas de las cepas seleccionadas», comenta Beat Frey, autor del estudio y jefe de grupo del WSL. «Sabemos que la mayoría de las cepas probadas pueden crecer bien entre 4°C y 20°C, con un óptimo en torno a los 15°C», subraya Frey.
El plástico duro supone el 88% de los contaminantes de todo el planeta y su desaparición es un auténtico quebradero de cabeza para gobernantes y empresas. Se calcula hasta que los polímeros que lo componen empiecen a desintegrarse a nivel molecular, pueden pasar un mínimo de 450 años. La búsqueda de bacterias que se coman el plástico se ha convertido en una carrera contra el reloj y «también en un negocio», aseguran científicos suizos en un informe publicado este miércoles en la revista 'Frontiers in Microbiology'.
«El próximo gran reto será identificar las enzimas que degradan el plástico producidas por las cepas microbianas y optimizar el proceso para obtener grandes cantidades de proteínas», sentencian los investigadores.
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