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Arantxa Herranz
Viernes, 18 de febrero 2022, 06:05
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El café es una de las infusiones más consumidas en España. Y el confinamiento y el teletrabajo han dado alas a una tendencia observada desde hace unos años: prepararlo con cápsulas. Actualmente, siete de cada diez hogares toman café en este formato.
Según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en 2020 casi la mitad de todo el negocio que movió el autoconsumo de cafés e infusiones (1417929,49 euros) se lo llevó el apartado de café en cápsulas (649859,16 euros). Aunque su precio es bastante más alto que cualquier otra opción (34,51 euros por kilo, frente a los 7,45 del café torrefacto), su consumo no deja de crecer en España.
Está por estudiar si el auge de este formato se debe a su comodidad o al éxito del marketing, pero lo cierto es que el precio medioambiental que hay que pagar es tan elevado que en los últimos tiempos también ha sido objeto de críticas. Según un informe realizado en el Reino Unido, de las 39.000 cápsulas producidas en todo el mundo cada minuto, 29.000 de ellas terminan en los vertederos.
Además, estos envases suelen estar hechas de plástico y aluminio, lo que también las hace difíciles de reciclar. Se suele apostar por el aluminio porque es uno de los mejores materiales para poder mantener características como el sabor de los cafés. Frente al plástico, ofrece más opciones de reciclaje (se calcula, de hecho, que el 75% de todo el aluminio producido todavía se usa en la actualidad).
Además, el aluminio se puede reutilizar en una amplia variedad de productos, desde automóviles hasta ordenadores, porque sus propiedades no cambian durante el proceso de reciclaje, en el que solo se usa el 5% de la energía necesaria para producir aluminio nuevo.
Consciente de estas dificultades, las empresas están poniendo de su mano para, por un lado facilitar el reciclaje de estos recipientes y, por otra, investigar con nuevos materiales que permitan conservar el café en estado óptimo pero que tengan un menor impacto. Algunos de los principales fabricantes internacionales están empezando a utilizar cápsulas compostables.
Sobre el dilema del reciclaje, la Asociación Española del Café (AECafé) y sus 24 empresas asociadas promovieron, desde el verano pasado, crear su propio sistema de recogida y reciclaje de cápsulas de café. Esta iniciativa se constituyó como la Alianza para el Reciclaje de Cápsulas de Café (ARECAFE).
Ahora, este movimiento se plasma en Círculo RECICAP, que se nutre de muchos de los puntos limpios que hay en los municipios para conformar una red de recogida y reciclaje de cápsulas de café que arranca con 4.057 puntos de recogida (pueden consultarse en su página web).
Aunque esta iniciativa se acaba de conformar, se asegura que es capaz de dar servicio a cerca de 42 millones de personas en todo el territorio español. Además, aseguran que su objetivo es seguir ampliando tanto los puntos de recogida como la cobertura gracias a los acuerdos con administraciones públicas y distribuidores.
Cabe señalar que entre las empresas participantes de esta iniciativa se encuentra Nestlé España (fabricante de las marcas Nescafé Dolce Gusto y Nespresso), que presta su propio sistema de recogida como base. Este sistema se puso en marcha en España en 2010 y permitía que el usuario dejase en determinadas tiendas asociadas sus cápsulas para el posterior tratamiento por parte del fabricante.
El usuario deberá ser la persona que lleve estas cápsulas de café a los puntos de recogida (bien tiendas o bien puntos limpios). Este Círculo RECICAP será el encargado de recoger y transportar a la planta de tratamiento correspondiente las cápsulas.
Según la información facilitada, el primer paso es extraer los posos de café de estas monodosis, que serán tratados para poder utilizarlos como abono de uso agrícola. Una vez abiertas las cápsulas, se separarán según el material del que estén hechas (plástico o aluminio).
Las que estén compuestas por este último, se fundirán para poder reutilizar el metal. Mientras las cápsulas de plástico también serán tratadas para producir una granza que, posteriormente, se utiliza para fabricar otros productos, como macetas, mobiliario urbano, ratones de ordenador, etc.
Los propios usuarios pueden llevar a cabo también parte de este proceso en casa, recomendándole también reutilizar los posos del café como abono para plantas y separando en cada contenedor las cápsulas que sean de plástico. Incluso se puede, dejando volar la imaginación, reutilizar estos recipientes como decoración.
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