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Martes, 10 de septiembre 2024, 13:05
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766 millones de niños y niñas -uno de cada tres- estuvieron expuestos a olas de calor extremo en el mundo entre julio de 2023 y junio de 2024, según el nuevo análisis de Save the Children 'El calor extremo y el desarrollo y bienestar de los niños y niñas'. En el mismo periodo, 344 millones -el 15% del total mundial- experimentaron la temperatura más alta registrada en su localidad desde al menos 1980.
«Los niños y niñas de todo el mundo están sufriendo olas de calor más intensas y frecuentes debido a la crisis climática. No solo pone en grave peligro su salud física y mental, sino también sus derechos como el de la educación», ha explicado Andrés Conde, director general de la ONG.
El estudio muestra como el 72,7% de los niños y niñas españoles ha sufrido en el último año olas de calor extremas, y un 25,8% se han enfrentado a temperaturas sin precedentes. «La crisis climática ya no es una amenaza lejana. Para los niños y niñas significa crecer en un planeta cada vez más inhabitable. Y aunque son los menos responsables, son los que más tienen que perder», dice Conde.
En Europa, el periodo de julio y agosto de este 2024 fue el más cálido desde que hay registros y también a nivel global, según el programa de observación europeo Copernicus. Los datos del estudio de Save the Children lo corroboran: el número de niños y niñas afectadas por olas de calor extremas casi se duplicó en los últimos dos años.
La citada ONG señala que el calor extremo está provocando un aumento de las hospitalizaciones infantiles y de la prevalencia de afecciones respiratorias -como el asma-en el mundo, además de afectar a la salud mental y al desarrollo general de los niños y niñas.
«Tenemos que tener en cuenta que el organismo de los niños y niñas es menos capaz de regular su temperatura que el de los adultos, lo que les hace más vulnerables a enfermedades relacionadas con el calor, como el agotamiento y la insolación», declara el director de la organización humanitaria. Las olas de calor también están agravando las desigualdades existentes y la inseguridad alimentaria.
Shruti Agarwal, la investigadora sobre crisis climática y economías sostenibles y autora del informe, asevera que «la magnitud de esta crisis es asombrosa. Cuando casi un tercio de los niños y niñas del mundo están expuestos a olas de calor, no se trata sólo de un récord, sino de una catástrofe».
Agarwal añade que lo que estamos viendo es una tendencia alarmante en la que «las olas de calor son cada vez más frecuentes, más graves y más duraderas, y golpean con mayor dureza a los niños y niñas más afectados por la desigualdad y la discriminación. Estas olas de calor no son sólo un fenómeno meteorológico: son un indicador de la salud de nuestro planeta y suponen un riesgo grave para la salud y el bienestar de los niños y niñas y de las generaciones futuras».
Las olas de calor también perturban la educación con el cierre de escuelas y la disminución del aprendizaje. En abril y mayo de 2024, más de 210 millones de niños y niñas faltaron a clase debido al calor extremo. En la provincia más poblada de Pakistán, Punjab, en mayo de este año, al menos 26 millones de niños y niñas -el 52% de todos los alumnos de preescolar, primaria y secundaria del país- faltaron a clase debido al calor extremo.
En las zonas de conflicto, los efectos agravados de las olas de calor y las crisis humanitarias ponen aún más en peligro a los niños y niñas que ya se enfrentan a circunstancias precarias.
Sameer, de 13 años, de la provincia paquistaní de Sindh, que registró 52 °C en mayo de 2024 -cerca del récord del país de 54 °C-, dijo que las sofocantes olas de calor provocaron que él y sus compañeros de clase se pusieran enfermos: «Sufrimos golpes de calor y los niños se desmayan. Uno de mis amigos, Yasir, se desmayó. Tuvo fiebre repentina y empezó a vomitar. Lo llevaron rápidamente al hospital. Debido al intenso calor, los niños y niñas sufrimos vómitos, fiebre y mareos. Yo me he mareado varias veces sentado en mi escritorio».
Save the Children hace un llamamiento a los gobiernos nacionales para que eliminen rápidamente el uso y la subvención de los combustibles fósiles y garanticen una transición justa y equitativa con el fin de limitar el calentamiento de la temperatura a 1,5ºC por encima de los niveles preindustriales.
«Los gobiernos deben reconocer a los niños y niñas como agentes clave del cambio en la crisis climática y garantizar que disponen de plataformas para expresarse», afirma Conde. Save the Children detalla que los líderes deben incluir y centrar esas voces -y las necesidades y derechos de los niños y niñas, en particular los afectados por la desigualdad y la discriminación- en la respuesta mundial a la crisis climática, incluida la financiación de los países de ingresos más altos a los países de ingresos más bajos. «A nivel práctico, esto incluye garantizar que edificios como las escuelas sean más resistentes al aumento de las temperaturas para que los niños y niñas puedan aprender de forma segura».
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