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La casa de la abuela Josefa se derribará a finales de mes

La casa de la abuela Josefa se derribará a finales de mes

Josefa Hernández visitaba su casa de Campo Viejo en Betancuria el pasado domingo. Recogía los últimos recuerdos que aún le quedan allí. No sabe si volverá en próximos días, pero no lo cree. Tampoco quiere estar el martes 30 de enero, cuando se ejecute la orden de demolición total del inmueble.

David Monserrat y Puerto del Rosario

Jueves, 16 de julio 2020, 19:39

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La casa de Josefa Hernández en Campoviejo, en el municipio de Betancuria, será finalmente derribada el próximo martes 30 de enero por la Agencia de Protección del Medio Urbano y Natural (APMUN). La conocida en su día como abuela de Fuerteventura confirma que ya ha recibido la notificación del derribo y, aunque todavía tiene la opción de presentar un recurso al respecto, no ha decidido aún si lo hará, puesto que «no serviría de nada y lo único que conseguiría es retrasar el derribo un mes más».

El caso de la abuela Josefa, que actualmente vive en una casa de protección oficial en Risco Prieto (Puerto del Rosario), se remonta al verano del año 2015, cuando entró en la cárcel por unas obras de ampliación en su casa que afectaban a un espacio natural; debido a las circunstancias especiales de su caso, el Gobierno de España dio luz verde a su indulto y en pocos días pudo salir de prisión.

Para Josefa han sido dos años y medio de un sin vivir con poca esperanza aún de poder salvar el que durante tantos años ha sido su hogar y el sus hijos y nietos. La opción de derribar solo la parte ilegal del inmueble, como se le aseguró desde ciertas instancias políticas que sería posible, finalmente no ha resultado viable y la demolición será total. «Me van a tirar la casa completa, no solo la parte que dictaminó la jueza», lamenta la abuela Josefa.

El pasado domingo, Josefa se llevaba las últimas pertenencias y recuerdos que todavía le quedaban en Campoviejo; la impotencia y tristeza que siente es de tal calibre que descarta asitir al derribo de su casa. «No me cabe que en la cabeza que yo me quede así en la calle cuando hay tantos hoteles ilegales, nada más van a saco contra mí», añade Josefa.

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