30 años de fenómeno migratorio en Canarias

El equipo patera trata de mantener el pulso

«En Canarias estamos jodidos». Luis González, director del Hospital de El Hierro, el segundo más pequeño del Estado, habla con la contundencia de quien afronta en primera línea el drama migratorio que mantiene a la isla en jaque. Sólo en la última semana han sido rescatadas cerca de sus costas 877 personas, según el recuento de este periódico, entre las que se encuentran varias mujeres y menores de edad.

Aunque el incremento de esta presión les tomó por sorpresa, el centro hospitalario reaccionó habilitando -prácticamente de la noche a la mañana- espacios para la atención a los recién llegados y se reorganizó para dar cabida a lo que han denominado el 'equipo patera'. La iniciativa, puesta en marcha desde octubre, implica que un médico y un enfermero permanezcan de guardia ante la llegada de una embarcación y se movilizan para prestar ayuda en puerto.

«Somos conscientes de que en España hay un déficit de médicos importante, pero es que aquí la situación es insostenible. Estamos cansados», resalta González. Desde el punto vista personal, asegura, necesitan manos. Desde el de la gestión, aunque agradece tanto a la gerencia del hospital como al Servicio Canario de Salud y el Servicio de Urgencias Canario el apoyo brindado, insiste en que deben hacer malabares con un presupuesto recortado que no se ha tocado pese a las nuevas necesidades.

«No es que nos duela gastárnoslo en una labor humanitaria, lo seguiremos haciendo, pero eso supone que el servicio se está mermando por otro lado. Estamos haciendo maravillas con muy poco», sentencia.

Amparo Morales, coordinadora de enfermería de Atención Primaria, suscribe el agotamiento interno. «Vivimos toda la situación con ansiedad, porque nunca sabes lo que te vas a encontrar. Ya dependiendo del estado general en el que llegue la patera, y de si hay niños y mujeres, te haces una idea». En el muelle hacen el primer triaje y, si es necesario, activan refuerzos. La ambulancia tarda alrededor de 40 minutos en llegar al hospital y no siempre llegan a tiempo.

A día de hoy, en el centro permanecen tres personas ingresadas, dos hombres y una mujer que llegó embarazada y dio a luz la madrugada del sábado. «Llevamos una temporada en que llegan más o menos estables, pero en ocasiones hemos tenido el pasillo lleno porque hemos tenido que trasladar hasta 15 personas».

Habla del pasillo situado en la zona posterior a Urgencias que adaptaron durante la epidemia del covid y que ahora destinan al drama migratorio. En total, cuentan con solo 31 camas en planta y un pequeño salón de actos reconvertido en sala de hospitalización. En caso de necesidad, asegura González, el SUC les ha cedido un hospital de campaña, una carpa con capacidad para una decena de personas más. Y aunque de momento no lo han requerido, los números no cuadran.

«Si hay una patera que llega con cien personas y hay que atender de urgencia solo a la mitad, no llegamos», apunta. «En cuanto a su estado, no hay un denominador común: nos enfrentamos sobre todo a cuadros de deshidratación, rabdomiolisis, pie de pateras y otras afecciones propias de la travesía».

Además, las labores del equipo también se extienden de forma voluntaria en visitas a los Centros de Atención Temporal de Extranjeros (CATE), con el objetivo de hacer el mayor seguimiento posible antes de su traslado, pasadas 48 horas. «Ya hasta controlamos algunas frases sencillas en francés y wolof para acercarnos a preguntarles», explica Morales, pese a que tratan de contar siempre con un traductor.

Lo que les impulsa, afirman, es la labor humanitaria, si bien es inevitable que les pase factura. «Somos humanos, y aunque tratemos de distanciarnos, siempre te toca una fibra», apunta González. Morales, por su parte, retiene en la memoria la repentina muerte del joven conocido como J-15 o, la más reciente, la de la niña de dos años fallecida en julio. «Ese día los ánimos de todo el personal estaban por los suelos... Es algo con lo que también tenemos que lidiar: darle un cierto espacio a los involucrados».

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