Mucho turismo y muchos interrogantes
Del director ·
La pandemia ha modificado los comportamientos y el turismo no se libra de ello
El lunes arranca en Londres la World Travel Market, una de las tres grandes ferias del sector. En este caso, su principal atractivo es el de servir de termómetro de un negocio que parecía levantar cabeza tras pasar los estragos de la pandemia, pero que mira con preocupación los efectos de la guerra de Ucrania y, sobre todo, el estado de la economía, con la inflación sin control, los tipos de interés subiendo y un aluvión de voces que alertan sobre otra recesión generalizada en las economías occidentales.
En el otro extremo de la balanza están los datos de tráfico aéreo y las cifras de alojamiento, que confirman que el turismo ha vuelto con fuerza, hasta el punto de que ya casi iguala cifras previas a la pandemia.
Pero es innegable que la pandemia también ha modificado comportamientos y el turismo no se libra de ello. Ahora lo que se lleva son las reservas a última hora, estancias más cortas, mayor frecuencia en los viajes y, si queda dinero para ello, algún capricho, ya sea una cena fuera del hotel, la visita a un local de ocio o a un espectáculo. Sobre esto último, hay destinos que se están -literalmente- poniendo las botas, como es el caso de Madrid, que tuvo el acierto de leer el declive en que entraba Barcelona, ya fuera por errores propios al fomentar la turismofobia como por la capa caída en que todavía se encuentra el segmento de cruceros por el miedo a los contagios de covid y el consiguiente confinamiento.
Con todo ello, ¿cómo está Canarias? Pues bien, pero no tanto como para que se pueda decir que los ingresos perdidos en pandemia se han recuperado por completo. Ni de lejos. A eso hay que añadir algo que saben bien los empresarios pero de lo que se habla poco:el aumento de costes, en especial en materia de energía y alimentación, pasa factura a los alojamientos, que no pueden permitirse el lujo de repercutirlo en precios en la misma proporción porque el sector es muy competitivo y porque había contratos cerrados con los turoperadores que no se pueden modificar alegremente.
Metamos en la coctelera que el turista actual prefiere contactar directamente con el alojamiento y ahorrarse al intermediario / turoperador. Cosa que, a priori, suena bien pero que beneficia casi en exclusiva a las marcas que llevan tiempo posicionadas en el negocio digital. Las que quieran hacerlo de repente deben tener paciencia (y muchos recursos).
Resumiendo: que sí, que hay de nuevo mucho turismo, pero también muchos interrogantes. Demasiados.
