Debe ser bastante apasionante ser amigo de Casimiro Curbelo. Lo mismo te cuenta sus últimas aventuras siendo la llave de un Gobierno, que te lleva de copas a los mejores locales nocturnos de cualquier isla.
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Curbelo es como ese colega que te manda un mensaje un viernes por la tarde para ver si tomas una cerveza con él y acabas llegando a casa a las cinco de la mañana sin saber muy bien el motivo. Algo así habrá pasado en ese karaoke de la avenida Anaga de Santa Cruz de Tenerife, cuyas paredes, si hablaran, tendrían más de una portada.
Aday, veterano de guerras nocturnas con su padre, el propio rey de la noche Curbelo y un invitado sorpresa, Blas Trujillo, se fueron a ensayar de cara a las próximas verbenas y la cosa no acabó muy bien. De momento, y además del ya viral vídeo del rey de la noche agotado tras el esfuerzo sobre el escenario, hay una denuncia que puede tener consecuencias nefastas para los implicados en caso de confirmarse lo que apunta: una agresión hacia un individuo por parte de Curbelo y su hijo Aday.
¿Puede un político de ese nivel salir de copas y entonar unas canciones en un karaoke hasta la madrugada? Por supuesto que sí.
¿Puede un anónimo, móvil en mano, grabar a este personaje público en plena calle mientras le hace una especie de entrevista, a pesar del estado de ambos? Por supuesto que sí.
¿Puede este personaje público y sus acompañantes agredir a este sujeto por sentirse molestos con la situación? Tajantemente no. Aunque eso todavía no se ha demostrado...
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