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Que Las Palmas de Gran Canaria es una de las ciudades más cosmopolitas de España no es ninguna novedad. Urbe de entrada y salida de multitud de nacionalidades gracias al histórico poderío de su puerto, entre otros factores, convierten a la ciudad en un espacio común multicultural que forma parte de la identidad y personalidad de la misma.
Esta apertura y tolerancia que se respira en la capital también se traslada a la gastronomía, como es evidente. Fue en esta ciudad, por ejemplo, donde abrió el primer restaurante japonés de España, aún activo, el Fuji; o donde la numerosa (ya mucho menos) comunidad coreana llenaba sus karaokes y los locales como el Kim's Pojangmacha original, en la calle Secretario Artiles.
A ellos hay que sumar la comunidad latina, muy presente en la actualidad, la cubana, asiática, africana o la italiana, por ejemplo, que es la nacionalidad europea más presente en la capital con diferencia. No es de extrañar, por tanto, que las opciones culinarias para saborear el mundo se multipliquen.
Un buen ejemplo de esta multiculturalidad lo podemos encontrar en una de las calles de la zona puerto. Concretamente, la que lleva el nombre del armador británico Alfred Lewis Jones, figura destacable en la economía isleña, fundó en el Puerto de Las Palmas la compañía The Grand Canary Coaling Company en 1886, que abastecía de carbón a los buques británicos antes de que atravesaran el Atlántico rumbo a América, además de exportar productos canarios al Reino Unido para aprovechar el viaje de vuelta de sus barcos, entre otras inversiones en la ciudad.
En esa calle, Alfredo L. Jones, encontramos hoy una buena selección de locales de comida internacional, desde la coreana hasta la italiana, pasando por la tailandesa, la venezolana o la india. Un tramo, el que conecta el paseo de Las Canteras con Eduardo Benot, donde se respira esa esencia de comida callejera de calidad y donde recientes aperturas como La Brasa Steak y Tapas siguen aumentando el nivel de la vía.
Si iniciamos el trayecto desde Las Canteras, el primero que nos encontramos a nuestra derecha es el Yori, un pequeño local coreano de comida para llevar que acumula multitud de reseñas positivas desde su apertura. De ahí es célebre el pollo frito picante, las empanaditas o el bibimbap.
Avanzando, y haciendo esquina con la calle Dr. Miguel Rosas, encontramos uno de los tailandeses de moda en Gran Canaria, el Kop Kun, que llena su pequeño local de comensales atraídos, entre otros platos, por la Tom Yan de marisco (sopa picante), el Saty de pollo (unos pinchos macerados en leche de coco, hojas de lima, especias y con una salsa de cacahuetes) o por su diversidad de exquisitos currys. Puede leer aquí el reportaje.
Al lado, encontramos la última incorporación gastronómica a la calle, La Brasa Steak, que llega tras un fantástico trabajo en Santa Brígida, donde las carnes y las hamburguesas hacen las delicias de los comensales. Vanesa Delgado estuvo en la inauguración del nuevo local y esto es lo que contó.
Avanzando en dirección Eduardo Benot, y sin cambiar de acera, nos encontramos con el Arancinotto, un local de comida italiana especializado en los arancini sicilianos, unas bolas de arroz empanadas y fritas con diferentes tipos de rellenos, que nos puede recordar a nuestras croquetas por su estética, y que aquí tienen hasta 18 variedades.
Avanzando un poco, y cruzando a la acera de enfrente, viajamos hasta América Latina para saborear los productos de La Criolla. Arepas, cachapas, yuca frita, tequeños con guayaba o empanadas para sumergirnos en los productos típicos de Venezuela y Colombia.
A unos metros, otro de los grandes de Alfredo L. Jones, Platóniko Street Food, que nació y triunfa con «la idea de un amor a la cocina callejera norteamericana». Dicen que ahí se come el mejor pollo frito de la ciudad, además de deliciosos bocadillos como el de pastrami o el cubano. Un lugar divertido y rebelde que arrasa. Puede leer aquí el reportaje.
Al lado, aunque no es Alfredo L. Jones, encontramos una de las aperturas más sorprendentes en la capital de los últimos tiempos, y que sin duda ha tenido un comienzo prometedor. El Mih Bahr, especializado en bocadillos vietnamitas: cerdo, pollo y tofu. Se ubica en el local donde estaba el ya mencionado Kim's Pojangmacha, antes de su cambio a la calle Galileo. Puede leer aquí el reportaje de Mih Bahr.
Para cerrar este viaje por los sabores del mundo en una misma calle, nos vamos hasta La India gracias a Curcumaa, local donde disfrutar de las siempre apetecibles delicias del país asiático elaboradas respetando la tradición y jugando con matices innovadores. Están especializados en productos vegetarianos y veganos.
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