El Ayuntamiento estudia si levanta la valla de la calle Maestro Rodó o requiere su retirada
El edil de Urbanismo dice que hay que evaluar bien las dos opciones para evitar que la apertura de la calle se atasque otra vez en los tribunales
El concejal de Urbanismo del Ayuntamiento, Javier Doreste, aseguró ayer que aunque no se ha recibido de modo oficial la última sentencia del Tribunal Supremo, que obliga a abrir el paso de la calle Maestro Rodó a través de la vía que se construyó para una urbanización privada en el Barranquillo de Don Zoilo, sí se están estudiando los posibles escenarios que genera el auto. Por el momento, el Consistorio capitalino se plantea dos opciones, básicamente: por un lado, requerir a la comunidad de propietarios Jardines de Chil que retiren la valla que impedido el acceso a la calle Maestro Rodó; o bien, que sea el propio Ayuntamiento el que actúe de modo directo y elimine el obstáculo.
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«Lo que queremos es que se vuelva a abrir la calle», explicó el concejal de Urbanismo, quien advirtió de que la decisión que se adopte debe ser tomada con mucho cuidado y tras un análisis riguroso. «Tenemos que actuar con mucha prudencia para no eternizar la solución», aclaró Javier Doreste, «si metemos la pata y el asunto acaba en los juzgados, se podría paralizar el proceso».
La sala de lo Civil del Tribunal Supremo rechazó el pasado 27 de enero el recurso de casación que interpuso la comunidad de propietarios de la urbanización Jardines de Chil contra la sentencia de la Audiencia Provincial de Las Palmas que obligaba a demoler el muro vallado que separaba su calle de la de Maestro Rodó, cuyos vecinos reclamaban la servidumbre de paso.
Contra la resolución del Alto Tribunal, que además impone las costas a los dueños de los chalés de la urbanización privada, no cabe recurso. Por tanto, es el punto final de un proceso que se inició hace dieciocho años, cuando la comunidad Jardines de Chil impuso una cadena, primero, y una viga con valla, finalmente, amputando la posibilidad de que los residentes de toda la vida del Barranquillo de Don Zoilo pudieran tener por fin una salida rodada al resto de la ciudad. Hasta entonces, las escaleras eran la única vía de acceso de estos vecinos y, en el caso de las personas con movilidad reducida, un obstáculo físico que los recluía dentro de su propio barrio.
Una vez que desaparezca la valla, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria estudiará qué hacer con la calle ya que todavía está sobre la mesa la posibilidad de expropiar la vía, que parte de la calle Pepe García Fajardo, en paralelo a Cuatro Cañones.
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Dominio público
El presidente de la asociación de vecinos Unión Vecinal Don Zoilo, Matías Dávila, reclamaba, tras conocerse la sentencia que reconocía la servidumbre de paso de los vecinos, la expropiación de la calle para que se convierta en dominio público porque solo así se garantizará el acceso público y general a la calle.
Los vecinos temen que la retirada de la valla que separa la vía privada de Maestro Rodó no solvente del todo su problema ya que, al no ser un vial público, podría restringir el acceso a las visitas de amigos y familiares a sus viviendas. Hay que tener en cuenta que el acceso desde Pepe García Fajardo se hace a través de una puerta metálica corredera que se activa con un mando a distancia. Desde la asociación de vecinos Unión Vecinal se entiende que esta puerta debe desaparecer también. Y por eso, exigen el reconocimiento de la calle como parte del dominio público frente al uso privativo.
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Al respecto, el concejal de Urbanismo aseguró que una vez que se abra la calle, el Ayuntamiento estudiará si se expropia la vía para asentarla como dominio público. En su momento no se expropió porque el litigio estaba activo. Se hablaba de cifras que rondaban los 100.000 euros.
«La valla que separa a los vecinos es un desafuero»
El concejal de Urbanismo, Javier Doreste, considera que la valla que separa a la urbanización privada de la parte antigua del Barranquillo de Don Zoilo es «un desafuero».
El edil recordó que en su momento, el Consistorio se sentó a negociar con la comunidad de propietarios Jardines de Chil para llegar a un acuerdo «pero siempre se negaron y cuando vimos que no querían negociar, lo dejamos en manos de la justicia». Dijo estar contento por el auto del Supremo.
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